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Miguel Ángel Jiménez da el 'sí, quiero' en el campo de golf que lleva su nombre
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se ha casado con susanne styblo

Miguel Ángel Jiménez da el 'sí, quiero' en el campo de golf que lleva su nombre

Finalmente fue en Torremolinos y no en Viena, donde Miguel Ángel Jiménez, uno de los golfistas más representativos de España, contrajo matrimonio

Finalmente fue en Torremolinos y no en Vienadonde Miguel Ángel Jiménez, uno de los golfistas más representativos de España, y la austriaca Susanne Styblo, contrajeron matrimonio este sábado a media tarde. Como no podía ser menos, dada la profesión de él,la boda se celebró en una carpa levantada en mitad de un campo de golf. El lugar exacto donde se dieron el ‘sí, quiero’ fue el hoyo 7 del campo de Torremolinos que lleva su nombre. La novia, vestida con un traje blanco con escote palabra de honor, se bajaba de un coche de época y saludaba a los numerosos invitados y al novio, que la esperaba también junto a muchos de sus compañeros de profesión. Hubo ocasión para la diversión y para fotografías inesperadas y totalmente espontáneas, como aquella en la que muchos de los invitados masculinos posaron junto a la novia cogida en brazos. Los novios también fotografiar encima del coche y no perdieron la ocasión de darle al enlace un aire desenfadado y quitarle cualquier tipo de carácter protocolario, muy acorde con la jornada veraniega que se vivía en la provincia malagueña.

La primera vez que la pareja se dejó ver ante las cámaras fue durante la 39 edición de la Ryder Cup, celebrada a finales de septiembre de 2012 en Chicago. No acudió en calidad de jugador, pero esta competición no se le resiste al haberla encabezado ya en cuatro ocasiones. Quiso estar presente en calidad de aficionado y compartir con su nueva chica su gran pasión, como así hizo la semana pasada en el Masters de Augusta. Comenzó con los palos “porque había que llevar dinero a casa” trabajando como caddy en el club de golf de Torrequebrada por 300 de las antiguas pesetas. “Toda una fortuna” para Jiménez en aquella época, puesto que sólo “tenía que arrastrar la bolsa de palos de los turistas por un campo de 18 hoyos”, explicaba hace una década al diario El Mundo.

Los novios posan junto a los invitados (Gtres)Pero el golf no es su única pasión confesable. Conocida es su afición por colar la bola en el hoyo con un puro en la boca. Los Partagás, uno de sus habanos favoritos junto al Cohíba Siglo. También ha mostrado su gusto por un buen Rioja, especialmente el Muga, así como por los coches de gran cilindrada como los Ferrari. “Un buen Rioja, un buen puro, un buen jamón ibérico y aceite de oliva. De vez en cuando voy al gimnasio, aunque sólo de pensarlo me entran escalofríos”, confesaba el golfista de pelirroja coleta, quien también atesora una especial predilección por las mujeres de rubios cabellos.

Así es su nueva esposa, la austriaca Susanne Styblo. Pero su perfil es similar al de sus dos predecesoras. El ‘Pisha’ de Churriana, como así se le conoce en el mundo del golf, ya está entrenado en esto de caminar hacia el altar. La primera afortunada que le robó el corazón fue Montserrat Bravo, su amor de juventud, a la que conoció en su época de mili. Tras siete años de noviazgo, la pareja decidió dar el gran paso en 1991. Fruto de su relación nacieron sus dos hijos, Miguel Ángel y Víctor. Más tarde llegaría a su vida Marian Jiménez, con la que también intercambió anillos y cuyo matrimonio fue un tanto fugaz.

Finalmente fue en Torremolinos y no en Vienadonde Miguel Ángel Jiménez, uno de los golfistas más representativos de España, y la austriaca Susanne Styblo, contrajeron matrimonio este sábado a media tarde. Como no podía ser menos, dada la profesión de él,la boda se celebró en una carpa levantada en mitad de un campo de golf. El lugar exacto donde se dieron el ‘sí, quiero’ fue el hoyo 7 del campo de Torremolinos que lleva su nombre. La novia, vestida con un traje blanco con escote palabra de honor, se bajaba de un coche de época y saludaba a los numerosos invitados y al novio, que la esperaba también junto a muchos de sus compañeros de profesión. Hubo ocasión para la diversión y para fotografías inesperadas y totalmente espontáneas, como aquella en la que muchos de los invitados masculinos posaron junto a la novia cogida en brazos. Los novios también fotografiar encima del coche y no perdieron la ocasión de darle al enlace un aire desenfadado y quitarle cualquier tipo de carácter protocolario, muy acorde con la jornada veraniega que se vivía en la provincia malagueña.

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