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Montesinos: "Han estado a punto de arruinarme la vida por una venganza"
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DESPUÉS DE SER ACUSADO POR ABUSO DE MENORES

Montesinos: "Han estado a punto de arruinarme la vida por una venganza"

El diseñador valenciano va a tener que cerrar su tienda y ha visto como le han cancelado varios proyectos profesionales que tenía apalabrados

Foto: Posado del diseñador Francis Montesinos en su tienda de Valencia (Gtres)
Posado del diseñador Francis Montesinos en su tienda de Valencia (Gtres)

Francis Montesino no tiene ganas de nada. Se recupera poco a poco en su casa de Valencia del drama que ha vivido tras ser protagonista de una venganza familiar que le implicaba en un delito de abuso de menores. La causa fue archivada porque según el juez no había ningún dato que justificara la denuncia. Han sido noches sin dormir, ataques de ansiedad continuos y necesidad de tratamiento psicológico. No le han hundido la vida de milagro, pero en cambio su economía sí se ha resentido. Está a punto de cerrar su tienda, que espera abrir de nuevo en octubre. Le han cancelado encargos y varias clases magistrales que tenía apalabradas. En la otra cara de la moneda se encuentra el apoyo de la mayoría de sus colegas y, sobre todo, de su familia, sus amigos y conocidos. Su única ilusión es presentar en septiembre su colección, que prácticamente tenía terminada.

Pregunta: ¿Cómo se encuentra?

Respuesta: Intento que cada día sea mejor, pero me cuesta mucho remontar. Siempre he sido muy animoso y he tenido que empezar de cero muchas veces. Pero esto es diferente. Voy a tener que cerrar mi tienda y me han cancelado diferentes proyectos profesionales. Han estado a punto de arruinarme la vida. Siento mucho dolor.

P: ¿Ha necesitado ayuda psicológica?

R: Sí, porque es muy difícil procesar que haya gente tan mala que te quiera hundir. He estado muy mal, francamente mal. Me costaba levantarme, respirar… Imagínese que está usted en su casa y de pronto irrumpen policías con pistola, ¡once, que los conté!, con una orden de registro y te levantan la casa. Y yo sin saber qué ocurría.

P: ¿Estaba usted solo?

R: No, con una amiga que tampoco entendía nada. Yo por más que preguntaba no me decían nada. Sí tengo que decir que el trato de la Guardia Civil fue impecable. Ellos cumplían con su obligación y revisaban libro por libro, el ordenador, fotos… Que tengo más de 10.000 porque estaba preparando un histórico de mi vida profesional que ya no voy a hacer. No tengo cabeza para organizarlo de nuevo. Y no encontraron nada. Ni un mal video erótico, ni tan siquiera tabaco.

P: ¿Qué se siente cuando uno ve cómo le levantan la casa?

R: Impotencia, desgarro… Y la pregunta que me sigue machacando la cabeza. ¿Por qué? La noche que pasé en la comisaria estuve con los ojos cerrados. No podía abrirlos porque era como una pesadilla.

P: Y le pregunto, ¿por qué?

R: Una venganza familiar. Una abuela que quiere quitarle la custodia de la nieta a su hija y me mete a mí por medio porque esta chica es mi amiga y pasaba tiempo en casa. Las difamaciones son terribles y más las que tienen que ver con menores.

P: ¿Tiene intención de tomar medidas legales contra esa persona?

R: Al principio prefería olvidar la historia, pero ahora no. No pueden quedar impunes actuaciones como esta. Son canalladas. ¿Cómo se puede hundir así a alguien? No quería ni vivir. ¿Y si llego a quitarme de en medio? ¿Qué? De momento me quiero tranquilizar del todo. Primero superar A y luego pasaré a B y a C…

P: ¿Le ha negado alguien el saludo a raíz de esta historia?

R: Gente que no son mis amigos y que no me conocen sí.

P: ¿Y los colegas?

R: Me he sentido muy arropado por todos. Me han llamado y enviado mensajes. También quiero dar gracias a la prensa, que ha sido muy cuidadosa con esta historia.

Francis Montesino no tiene ganas de nada. Se recupera poco a poco en su casa de Valencia del drama que ha vivido tras ser protagonista de una venganza familiar que le implicaba en un delito de abuso de menores. La causa fue archivada porque según el juez no había ningún dato que justificara la denuncia. Han sido noches sin dormir, ataques de ansiedad continuos y necesidad de tratamiento psicológico. No le han hundido la vida de milagro, pero en cambio su economía sí se ha resentido. Está a punto de cerrar su tienda, que espera abrir de nuevo en octubre. Le han cancelado encargos y varias clases magistrales que tenía apalabradas. En la otra cara de la moneda se encuentra el apoyo de la mayoría de sus colegas y, sobre todo, de su familia, sus amigos y conocidos. Su única ilusión es presentar en septiembre su colección, que prácticamente tenía terminada.

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