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Toñi Moreno: “'Entre todos' era un programa de televisión, no un ministerio”
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presenta su primer libro

Toñi Moreno: “'Entre todos' era un programa de televisión, no un ministerio”

La conocida presentadora cree en los milagros. O, al menos, eso dice el título de su libro, 'La chica que no creía en los milagros', que sale a la venta esta semana

Toñi Moreno cree en los milagros. O, al menos, eso dice el título de su libro, La chica que no creía en los milagros, que sale a la venta esta semana. Se trata de un recetario de historias humanas para ser feliz. El problema de la mediática comunicadora andaluza ha sido que los demás también crean en esos milagros que facilitan la felicidad. La llegada de esta mujer, que empezó en el mundillo del periodismo a los 14 años, a Televisión Española con el programa Entre todos se vio salpicada de historias sobrecogedoras pero también de críticas, hasta el punto que el Ente decidió no renovar el espacio. Ahora pasa las tardes en el plató de T con T y si la intención de esta entrevista es desmontar el personaje de Toñi Moreno- si es que lo es- y conocer más a Antonia Moreno Morales, es difícil hacerlo porque parecen ser la misma, aquella que se ha convertido en una controvertida estrella de la pequeña pantalla, la misma que nos narra muchas experiencias que han marcado su vida. “Muchas veces, los que trabajamos en esto creemos que todo gira en torno a nosotros. Yo he estado en Sierra Leona y he visto cosas que me han hecho darme cuenta que la vida de los que hacemos este trabajo, el de periodista, no es tan interesante. No somos el ombligo del mundo”, asegura sin titubear con esa cercana serenidad que la caracteriza.

Mucho antes de Entre todos, de Canal Sur o de Andalucía Directo, donde ejerció de reportera, Toñi Moreno era una niña de pueblo que tenía curiosidad por todo lo que la rodeaba. Comenzó a estudiar Derecho años más tarde pero ya por entonces había comenzado a trabajar en Telesanlúcar, la televisión de su pueblo. El periodismo era su verdadera vocación pese a haber elegido una carrera más práctica a la hora de estudiar. Siguiendo los pasos de su curiosidad, a los 18 se embarcó en un viaje a Europa del Este que le cambió la vida. Su amiga Raquel le propuso ir a Medjugorje, un pueblo cerca de Kosovo, poco después de que se alcanzase la paz en aquel país. Si alguien piensa que la solidaridad de Toñi Moreno está prefabricada, la siguiente respuesta le dará una pista para ver si es así o no: “Llegas a un país donde acaba de terminar una guerra con los ojos de una niña que viene de un pueblo de costa y que no ha salido prácticamente para nada. Me cambió, por ejemplo, conocer a una chica que había visto cómo habían violado y matado a su madre y vivía en un vagón de tren. Yo no tenía ni el idioma en común con ella. De repente, vi que tenía unas pinturas de Margaret Astor e intenté buscar ese tema en común del maquillaje para hablar con ella. Aunque no hablaba español, la monja que venía conmigo me dijo que lo que quería decirme es que no dejaba de pintarse cada mañana porque quería seguir sintiéndose persona pese a su desgracia”, dice emocionada.

“Mariló Montero me caía fatal”

Antes de vivir historias parecidas a aquella en Entre todos, Moreno vivió momentos que la marcarían. Por ejemplo, conocer a Mariló Montero. La que hoy es su amiga, le cayó “fatal”, según confiesa ella misma en el libro. Sin embargo, con el tiempo se hicieron inseparables. La Montero fue la que la llevó a presentarse al casting de reporteros de Andalucía Directo y la que hizo que Antonia empezase a ser la Toñi que todos conocemos. ¿Cómo se toma que tanto ella como Montero sean la diana de muchos tuiteros? “Mariló es mi amiga. Y punto”, dice con una sonrisa. Con el mismo gesto defiende Entre todos, un programa criticado por diversas asociaciones y acusado de hacer espectáculo de la miseria humana en una televisión pública, bajo la excusa de la solidaridad. Desde la sencillez, sin la mitad de la aparatosidad de muchas de esas críticas, Toñi lo defiende con uñas y dientes: “No estaba de acuerdo con que el programa fuese caridad mal entendida. Fue un programa que duró en mi vida un año, donde la gente tenía posibilidad de ayudarse. La solidaridad es un viaje de ida y vuelta y nunca hubo nadie que se sintiese mal. Si una sola de las 500 personas que salieron de ese programa me hubiese dicho que se había sentido mal o inferior a mí, yo sentiría que hice algo mal. Sin embargo, a la gente se le dio cariño y mucha recuperó la confianza en sí misma. Se han creado relaciones que duran hasta hoy”, afirma convencida.

¿Qué sintió ella cuando la pública decidió no renovar un formato del que confiesa estaba “enamorada”? “Entendí la decisión de Televisión Española y la respeté”. Pese a entenderlo, para Toñi es inevitable comparar aquel espacio con programas que también exponen la vida de otros. “Veo todos los días que en muchos programas de televisión se le brinda a la gente la oportunidad de contar lo que le pasa. Eso era lo que hacíamos nosotros, pero además, en Entre todos, había una solución, había una segunda parte. Hay programas que lo hacen y nadie dice nada. Nosotros no inventamos la solidaridad ni el utilizar la tele para denunciar cosas o ayudar a la gente. Era un programa de televisión, ni más ni menos”, se reafirma asegurando que Entre todos no era “un ministerio o una concejalía” y sin llegar a entender del todo que causase tanta polémica.

Ninguna fue tan grande como aquella que se produjo cuando uno de los espectadores levantó el teléfono y le pidió a Moreno donar “al menos 400 de los 1.400 euros que gana por programa”, además de cuestionar los 7.000 que ganaba por semana. En esta ocasión, Toñi apela al sentido común para defenderse. “Todos los días me exponía a una media de 50 llamadas y vi cosas tan bonitas… Por ejemplo, un tal Jose de Barcelona, pensionista, se gastó de sus ahorros 250.000 euros en ayudar a los demás. Entonces claro, que de entre todas esas llamadas maravillosas la única que se destaque sea la de un chico joven que llamó para dar su opinión, me parece injusto”.

Dejando atrás Entre todos, su nuevo reto en la pequeña pantalla se llama T con T, un programa al que está dedicada en vida y alma, consciente de que la tarde “es muy difícil” en televisión, pero también de que la cumbre televisiva es variable, como todo en la vida. Su familia, la de siempre, la de San Lúcar, también lo sabe. “A mi madre no le impresiona nada el mundo de la televisión. Ella lo que quiere saber es si yo he comido bien, si no he comido bien, y cuándo voy a ir a verla”. Sin embargo, el optimismo de Toñi Moreno posee una grieta en donde mujer de la eterna sonrisa deja ver que no todas las lecciones que ha aprendido, las que narra en su libro, han sido de humanidad: “Creo que aprendí tarde a rodearme de buena gente. Lo que he aprendido con cuarenta me habría venido genial aprenderlo con catorce años”, asegura dejando entrever cierto escepticismo insólito en ella.

Tal vez la clave para entender que Toñi Moreno no es un producto prefabricado con un optimismo de manual, sea esta declaración de intenciones: “Yo nunca me he sentido superior a nadie de los que han salido en mis programas porque yo también puedo estar ahí. La única diferencia es que yo hoy en día tengo trabajo, pero mañana puedo no tenerlo. Por eso conecto con ellos, porque nadie está exento de pedir ayuda y mañana puedo ser yo la que la necesite”. Escuchándola, es difícil aplicar el cinismo a la televisión que defiende la presentadora y resulta más fácil hacer una pregunta al lector: ¿Nos hemos vuelto demasiado cínicos para creernos el entusiasmo solidario de Toñi Moreno? La respuesta tal vez nos sorprenda.

Toñi Moreno cree en los milagros. O, al menos, eso dice el título de su libro, La chica que no creía en los milagros, que sale a la venta esta semana. Se trata de un recetario de historias humanas para ser feliz. El problema de la mediática comunicadora andaluza ha sido que los demás también crean en esos milagros que facilitan la felicidad. La llegada de esta mujer, que empezó en el mundillo del periodismo a los 14 años, a Televisión Española con el programa Entre todos se vio salpicada de historias sobrecogedoras pero también de críticas, hasta el punto que el Ente decidió no renovar el espacio. Ahora pasa las tardes en el plató de T con T y si la intención de esta entrevista es desmontar el personaje de Toñi Moreno- si es que lo es- y conocer más a Antonia Moreno Morales, es difícil hacerlo porque parecen ser la misma, aquella que se ha convertido en una controvertida estrella de la pequeña pantalla, la misma que nos narra muchas experiencias que han marcado su vida. “Muchas veces, los que trabajamos en esto creemos que todo gira en torno a nosotros. Yo he estado en Sierra Leona y he visto cosas que me han hecho darme cuenta que la vida de los que hacemos este trabajo, el de periodista, no es tan interesante. No somos el ombligo del mundo”, asegura sin titubear con esa cercana serenidad que la caracteriza.

Toñi Moreno Mariló Montero
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