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Isabel dos Santos, o cómo ser la primera billonaria de África mirando hacia otro lado
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Isabel dos Santos, o cómo ser la primera billonaria de África mirando hacia otro lado

Multimillonaria en un país donde se vive con dos dólares al día. La mujer más rica de África según la revista Forbes ha vuelto a asestar golpe de gracia bursátil

Foto: Dos Santos junto a Antonio Banderas (Gtres)
Dos Santos junto a Antonio Banderas (Gtres)

Billonaria en un país donde se vive con dos dólares al día. La mujer más rica de África según la revista Forbes, Isabel dos Santos, ha vuelto a asestar golpe de gracia bursátil esta semana. Una opa de 1.200 millones para comprar los derechos de voto de Portugal Telecom SGPS en la operadora brasileña OI ha sido la última hazaña de esta ‘princesa’ de 41 años a la que las malas lenguas tachan de aprovechada por usar la presidencia de su padre en Angola, José Eduardo dos Santos, a su favor. De hecho, son múltiples las pruebas de que no hay nada mejor para hacer negocios y aumentar fortuna que tener un padre presidente.

Nacida en 1973 y fruto de la relación de dos Santos con la ajedrecista Tatiana Kukanova, la ‘princesa’, como la llaman en Angola, ha tenido una vida digna de la mejor película de Hollywood. Ella misma se encarga de recordar en las pocas entrevistas que concede que a los seis años vendía huevos y aclara ante cualquier escéptico que esos duros inicios son perfectamente compatibles con haberse convertido en la primera mujer billonaria de África.

Sin embargo, su camino vital y profesional ha sido el de muchas otras mujeres de su edad que siguen viviendo en el umbral de la pobreza. Desde pequeña se labró un futuro estudiando ingeniería y pasando gran parte de su tiempo en Londres mientras que su padre hacía lo posible por llegar a la presidencia angoleña, algo que acabó ocurriendo en 1979. Desde entonces, casualidades de la vida y la política, la niña del llamado ‘petrodictador’ prosperó de la pobreza más extrema hacia la estratosfera.

Una boda a todo trapo

Su primera empresa fue un sencillo night club y ahora mismo es propietaria de bancos, gasolineras y minas, que explota en su país con ayuda de capital extranjero. En lo sentimental también ha influido su poderío económico. Mientras estudiaba en el King’s College conoció al que hoy es su marido, Sudika Dokolo, un coleccionista de arte que se convirtió para ella en uno de esos novios de toda la vida con el que no existe otro destino que el altar. Por supuesto, además de coleccionar arte coleccionaba millones.

La boda llegaría en 2003 y se convertiría en un espectáculo megalomaníaco. Ahí están los datos para confirmarlo: costó la friolera de dos millones de dólares, el padrino fue el Ministro de Economía del Petróleo de Angola, Desiderio Costa, y la mayoría de los 800 invitados eran presidentes de algún país africano. Todos ellos, por cierto, entraron al país sin necesidad del pertinente visado.

Desde entonces, la hija de dos Santos concilia su vida familiar con la puramente empresarial. Como mujer de negocios, el padrinazgo de su padre es impagable: es propietaria, por ejemplo, del 25 % de una empresa de explotación de piedras preciosas llamada Endiana creada hace pocos años por su progenitor. La prensa se empeña en retratarla como una de las mujeres más poderosas del mundo pero no sueltan prenda acerca de su estilo en el vestir, por ejemplo.

La razón es obvia: pese a decenas de artículos periodísticos que hablan y escrutan su poder económico, la ‘princesa’ de África se empeña en vestir de forma austera para no parecer ostentosa. Sin embargo, su marido y ella viven a todo trapo y poseen un apartamento de lujo en Lisboa al que sólo invitan a los más íntimos. Entre los comensales no abundan esos ciudadanos angoleños que, bajo la presidencia de su padre y pese a la riqueza petrolera del país, sufren desnutrición severa. Según dicen en África, la ‘princesa’ hace tiempo que optó por mirar hacia otro lado.

Billonaria en un país donde se vive con dos dólares al día. La mujer más rica de África según la revista Forbes, Isabel dos Santos, ha vuelto a asestar golpe de gracia bursátil esta semana. Una opa de 1.200 millones para comprar los derechos de voto de Portugal Telecom SGPS en la operadora brasileña OI ha sido la última hazaña de esta ‘princesa’ de 41 años a la que las malas lenguas tachan de aprovechada por usar la presidencia de su padre en Angola, José Eduardo dos Santos, a su favor. De hecho, son múltiples las pruebas de que no hay nada mejor para hacer negocios y aumentar fortuna que tener un padre presidente.

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