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Patricia Olmedilla: “Quiero tener otro hijo pero aún no puedo por mis fiebres de Malta”
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Patricia Olmedilla: “Quiero tener otro hijo pero aún no puedo por mis fiebres de Malta”

“Sigo hablando de mis gallinas”, asegura con una sonrisa la otrora llamada ‘duquesa granjera’, que recibe a Vanitatis con de un aniversario

Foto: La duquesa de Terranova en el restaurante 'En copa de balón' (FOTO: E. Villarino)
La duquesa de Terranova en el restaurante 'En copa de balón' (FOTO: E. Villarino)

“Sigo hablando de mis gallinas”, asegura con una sonrisa la otrora llamada ‘duquesa granjera’, que recibe a Vanitatis con motivo del primer aniversario de uno de los restaurantes que lleva Doble Mente, su empresa, En copa de balón, situado en La Moraleja. Sonriente, más delgada y con la mirada inocente de una niña grande que la suele caracterizar. Sin embargo, algo ha cambiado en la vida de Olmedilla. Ahora es más habitual verla en los saraos y la visten diseñadores como Jorge Vázquez. La última de las fiestas en las que se ha dejado ver, los premios Telva. Pese a la multiplicación de flashes en apenas unos años, ella aún no se cree digna de tanta atención mediática. “No soy artista ni hago nada para ser famosa. Soy la exnovia de Jaime, que por cierto viene hoy aquí a apoyarnos (se refiere a Jaime Martínez Bordiú), y me da vergüenza a veces. Sin embargo, también me gusta ir a las fiestas. A mí y a Gonzalo. Nos gusta salir y ver amigos”, dice en referencia a Gonzalo de la Cierva, su marido.

Pese a que el trabajo ha aumentado progresivamente él y sus hijas siguen siendo el timón fundamental de su vida. Con trabajo o sin él, Olmedilla tiene claro que el tiempo de las tardes es por y para sus hijas, y que hay cuestiones que ya han dejado de afectarle, como aquella publicación sobre su separación hace año y medio: “Han dejado de preguntarme por eso. No sé, nunca supe de quién salió aquella información. Siempre tienes tus momentos peores y mejores e igual tuvimos la típica discusión de matrimonio y alguien lo contó. Ahora mismo estamos en un momento muy bonito”.

Tan bonito que ambos discuten en más de una ocasión si continuar con su descendencia. Un niño sería lo deseado, pero Patricia ha de vigilar su salud: “Quiero tener más hijos pero aún no puedo por las fiebres de malta que tengo. He vuelto a tenerlas este año y se trata de una bacteria que me elimina los glóbulos blancos. Un estado de gestación te provoca lo mismo, con lo cual no sería ni bueno para el embarazo ni bueno para mí. Es verdad que cada año estoy mejor. Este va a ser el tercer invierno que estoy así y no tiene nada que ver con el de hace tres años, cuando tuve que estar la mayor parte del tiempo en la cama”, asegura resignada.

Dejando a un lado su salud, Patricia también sufrió un enorme susto hace más o menos un año, cuando le destrozaron el asiento de copiloto de su coche para robarle el bolso en pleno centro de Madrid y con ella en el interior del vehículo. Parece que el trabajo también ha contribuido a que se recupere: “Me quedé llena de cristales en medio de la calle, en un carril central y moviéndome de un lado a otro. No veía a nadie que se parase para ayudarme. De hecho, un señor que vendía kleenex vino a interesarse por lo que me había pasado y yo me puse histérica, como si me fuesen a atacar otra vez. ¡Pensaría que estaba loca!”, dice recordando el cruento episodio con cierta tranquilidad.

Un restaurante para todos los públicos

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No es la única labor de Olmedilla, que también saca a flote el método Thinking, una empresa de la que es socia junto a su hermano Diego y que se dedica a concienciar a la gente para que tenga una relación más sana con la comida, dietas incluidas. “Va muy bien porque se han hecho acuerdos con Sanitas y he metido una campaña de publicidad. También hemos abierto centros en Valencia, por ejemplo y nos hemos montado un método Thinking online. No vemos un duro pero vamos creciendo y estamos contentos”, asegura.

Su círculo de amigos la apoya siempre que puede. Patricia suele tener bastantes, algunos de toda la vida, como Fernando, uno de los hijos de la desaparecida duquesa de Alba: “Fernando es de mi pandilla. Estoy muy unida a él desde pequeña. Nos ha dado mucha pena lo de su madre, pero que le quiten lo bailao porque ha disfrutado la vida como nadie”, asegura añadiendo datos de una comida que compartió recientemente con él y en la que, inevitablemente, surgió el tema dela desaparición de doña Cayetana: “Durante la comida Fernando llegó muy entero y luego se derrumbó y lloró. Me contó que estaba muy emocionado con todo el apoyo de la calle y de los sevillanos en general, comprobando cómo apreciaban a su madre”.

Pese a contar con ese puñado de amistades que no dejan de crecer, en Navidad ella prefiere la soledad familiar. De hecho, tanto su marido como ella suelen buscar un lugar cálido donde pasar las fiestas y huir de los rigores del invierno: “Punta Cana es nuestro sitio ideal pero como las niñas son un poco pequeñas, meterles esa paliza de viaje para diez días, hace que barajemos otros sitios cálidos como Fuerteventura”. Sin embargo, el 24 y el 25 son sagrados para el matrimonio, que prefieren pasarlos con sus familiares cercanos, un día con los de ella y el otro con los de él. Con datos como estos es un hecho que Patricia sigue siendo tradicional y está orgullosa de serlo, eso no ha cambiado. Pese a lo que pueda parecer, la ‘duquesa granjera’ no busca grandes famas ni grandes aventuras, sino vivir tranquila y con los suyos lo cual, en los tiempos que corren, parece más revolucionario que cualquier burguesía disidente. Cosas del nuevo siglo.

“Sigo hablando de mis gallinas”, asegura con una sonrisa la otrora llamada ‘duquesa granjera’, que recibe a Vanitatis con motivo del primer aniversario de uno de los restaurantes que lleva Doble Mente, su empresa, En copa de balón, situado en La Moraleja. Sonriente, más delgada y con la mirada inocente de una niña grande que la suele caracterizar. Sin embargo, algo ha cambiado en la vida de Olmedilla. Ahora es más habitual verla en los saraos y la visten diseñadores como Jorge Vázquez. La última de las fiestas en las que se ha dejado ver, los premios Telva. Pese a la multiplicación de flashes en apenas unos años, ella aún no se cree digna de tanta atención mediática. “No soy artista ni hago nada para ser famosa. Soy la exnovia de Jaime, que por cierto viene hoy aquí a apoyarnos (se refiere a Jaime Martínez Bordiú), y me da vergüenza a veces. Sin embargo, también me gusta ir a las fiestas. A mí y a Gonzalo. Nos gusta salir y ver amigos”, dice en referencia a Gonzalo de la Cierva, su marido.

Patricia Olmedilla
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