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Así es Sandra Arroyo, la 'narcojueza' y viuda doliente de Argentina
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fue la esposa del fallecido fiscal NISMAN

Así es Sandra Arroyo, la 'narcojueza' y viuda doliente de Argentina

La exmujer de Alberto Nisman es una trabajadora incansable. A pesar de que tiene novio, su objetivo es esclarecer las causas de la muerte del fiscal. Incluso si ello implica ponerse en contra de Kirchner

Foto: La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y la jueza Sandra Arroyo (Vanitatis)
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y la jueza Sandra Arroyo (Vanitatis)

De luto, verdaderamente compungida y afectada, con la lluvia azotando sobre su melena rubia, Sandra Arroyo Salgado (45 años)se abría paso entre la multitud durante una manifestación en Argentina el pasado día 18. Allí estaba, detrás de una pancarta. Expuesta ante unos medios de los que, quizás por su cargo de jueza, suele huir. Pero la vida o, en este caso, la extraña muerte de su exmarido, el fiscal porteño Alberto Nisman, la situaron en el primer plano mediático.

Según la prensa del país, desde que esta‘viuda’ doliente se enterara de la muerte de Nisman, de quien se separó en 2011, supera su duelo yendo a trabajar a su despacho en el barriode San Isidro todos los días. ¿El motivo? Busca esclarecer las verdaderas causas del fallecimiento del fiscal. Incluso si estas implican ponerse en contra del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner; "y eso está muy bien", asegura una fuentea Vanitatis.

placeholder La jueza Sandra Arroyo, durante la manifestación celebrada en Argentina (Reuters)

Arroyo, nacida en el seno de una familia acomodada, conoció a Nisman durante sus años de carrera en la Universidad de Buenos Aires. Corría el año 1993 y, por entonces, el fiscal ejercía como profesor adjunto en la Facultad de Derecho. Y de aquella ‘cátedra’ surgió el amor entre docente y alumna (y viceversa).

Nunca formalizó su relación con el otrora jewish prince (o príncipe judío) –así lo apodó la prensa porteña– perteneciente a la alta sociedad argentina. Aunque fruto de aquella relación nacerían sus dos hijas: Iara, de 15 años, y Kala, de siete. “Mis hijas son la alegría y la esperanza. Están llenas de energía positiva y yo trato de transmitirles el saber de guardar silencio", aseguró la jueza a una cadena de radio de su país tras la manifestación del pasado miércoles.

El mismo silencio que la propia Arroyo guarda en torno a su actual situación sentimental. Según ha podido confirmar Vanitatis, “hace tiempo que sale con otro hombre, pero nunca se les ha visto juntos”. Quizás sea porque le gusta mantener un bajo perfil mediático o porqueahora“no se despega de la madre de Nisman, Sara Garfunkel”, aseguran las mismas fuentes a este medio.

“Rabiosamente kirchneristas”

Trabajadora incansable, llegaron a apodarla la “narcojueza”. Desde que en 2006 se pusiera al frente del Juzgado Federal de San Isidro, se hizo cargo de importantes casos relacionados con el narcotráfico. Y según los medios argentinos, “esta especialidad no fue casual ya que aprovechó los vínculos que tenía su exesposo con el Servicio de Inteligencia del país”.

"Como parejamantuvieron muchos conflictos; ambos tenían un carácter fuerte y siempre fueron rabiosamente kirchneristas”,aseguran a este medio. Hasta ahora. Porque la ‘dama de hierro’ de la judicatura porteña puso en duda que la investigación sobre la muerte de Nisman se estuviera desarrollando sin condicionamientos políticos: “En esta coyuntura judicial, política y mediática no se está garantizando que las pesquisas sean imparciales”.

Probablemente, estos niveles de exigencia que se impone y que imponea quienes trabajan conella sean el reflejo de cómo le gusta instruir sus causas. Todas ellas con resoluciones muy bienfundadas. “Está en contra de la teoría del suicidio de Nisman, cree que fue asesinado y quierellegar hasta las últimas consecuencias”, dicen a Vanitatis.

De luto, verdaderamente compungida y afectada, con la lluvia azotando sobre su melena rubia, Sandra Arroyo Salgado (45 años)se abría paso entre la multitud durante una manifestación en Argentina el pasado día 18. Allí estaba, detrás de una pancarta. Expuesta ante unos medios de los que, quizás por su cargo de jueza, suele huir. Pero la vida o, en este caso, la extraña muerte de su exmarido, el fiscal porteño Alberto Nisman, la situaron en el primer plano mediático.

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