Es noticia
Menú
El discreto permiso penitenciario de Jaume Matas
  1. Noticias
tiene seis días de permiso

El discreto permiso penitenciario de Jaume Matas

El expresidente balear está disfrutando de seis días de 'libertad' en Madrid. Su salida de la prisión de Segovia contrasta con la mediática puesta en libertad de Bárcenas

Foto: Jaume Matas ingresa en prisión (Efe)
Jaume Matas ingresa en prisión (Efe)

Jaume Matas lleva varios días comiendo en familia. Así lo confirma a Vanitatis su abogada. Después de que el juez de vigilancia le negara una primera petición de permiso penitenciario, ahora le han concedido un segundo permiso tras su entrada en la prisión de Segovia el pasado 28 de julio. Lejos queda la opulencia de la familia Matas. Cuando el expresidente balear y su mujer disfrutaban de los días de vino y rosas. Ni rastro hay ya de su reloj de 23.000 euros o de la escobilla del baño por la que pagaron 375 euros.

La vida de Matas y Bárcenas corrió en paralelo durante unos años. A su perfil de vividores con caros caprichos había que unir la presencia de sus mujeres, dos discretas damas a las que los negocios de sus maridos las han sentado en el banquillo. Sin embargo, la salida de Matas de prisión, solo durante seis días, ha sido bien diferente que la de Bárcenas.

A sus 58 años, y tras cumplir siete de los nueve meses y un día de condena que marcaba la sentencia, Matas ha podido disfrutar de la compañía de su mujer, Maite Areal, y de sus tres hijos. No había prensa en la puerta de prisión. Tampoco en su casa de Madrid. Y en Palma no se le esperaba. “Le recuerdo que por la infección de su oído Matas no puede viajar en avión”, explica su abogada a Vanitatis. La letrada no quiere dar más detalles sobre su cliente: “No me corresponde a mí decirle dónde está”, prosigue. Tampoco entra en detalles sobre cuándo se le acaba el permiso penitenciario. Como nadie le esperaba a las puertas de prisión, el expresidente viajó desde Segovia directo a la casa que tiene en la madrileña calle Don Ramón de la Cruz. Aunque el domicilio no estaba a su nombre. La propiedad formal es de Bartolomé Reus, exconsejero del Gobierno balear.

Parece que Matas ha querido disfrutar de su libertad de manera muy privada. Desde el concesionario de coches de alta gama que hay debajo de su casa aseguran no haberle visto. “Ni siquiera sé de quién me habla”, contesta una amable comercial por teléfono. Tampoco en los bares de alrededor tienen constancia de su presencia. Ni siquiera la prensa habló de su primer permiso penitenciario, mucho menos jaleado por los medios de comunicación que el de José Ortega Cano, que cuando salió tuvo una nube de periodistas a las puertas de la prisión de Zuera.

Compañera fiel

A Matas parecen habérsele acabado los amigos que en otros tiempos le rodeaban. Ahora, el expresidente tiene a su lado a Maite Areal, su mujer y compañera de gastos. Según se dedujo de las declaraciones por el caso Palma Arena, era ella la que incitaba a gastar a su marido. Tal y como se cuenta en Palma, fue ella quien tomó la decisión de mudarse al palacete de 500 metros cuadrados en el centro de la ciudad. Y ella la que, según declaró un joyero alemán, se gastó 70.000 euros en alhajas.

Ella, que conoció a Matas en la Universidad de Valencia mientras ambos estudiaban, aprovechó la ventajosa posición de su marido para adquirir bolsos de grandes firmas, 30 obras de arte de gran valor y televisores de plasma. Ahora, a la espera de que Matas salga de prisión a principios del próximo mes de mayo, ha podido reconfortar a su marido durante los seis días de permiso penitenciario. Una libertad que termina en breve.

Jaume Matas lleva varios días comiendo en familia. Así lo confirma a Vanitatis su abogada. Después de que el juez de vigilancia le negara una primera petición de permiso penitenciario, ahora le han concedido un segundo permiso tras su entrada en la prisión de Segovia el pasado 28 de julio. Lejos queda la opulencia de la familia Matas. Cuando el expresidente balear y su mujer disfrutaban de los días de vino y rosas. Ni rastro hay ya de su reloj de 23.000 euros o de la escobilla del baño por la que pagaron 375 euros.

Segovia
El redactor recomienda