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Llegan los primeros enfrentamientos entre los hijos de la duquesa de Alba
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CAYETANO YA HA SOLTADO ALGÚN MENSAJE VELADO A SU HERMANO

Llegan los primeros enfrentamientos entre los hijos de la duquesa de Alba

Apenas cuatro meses después del fallecimiento de Doña Cayetana, sus hijos empiezan a mostrar sus diferencias y se habla de que se han creado grupos entre los hermanos

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Mientras vivió la duquesa de Alba los hijos tenían poco margen de maniobra. Ahora es Carlos Fitz-James, el primogénito, el que se ha hecho con el bastón de mando de la Casa y anunció a sus hermanos que iba a ejercer de duque de Alba, con todo lo que conlleva tanto en el aspecto económico (el más importante) como en el social y representativo. Esto no ha gustado a todos y ya se ha producido el primer choque. Ha sido con su hermano Cayetano.

La jefa del clan controlaba, dirigía, vigilaba y mantenía sus casas y hacienda con destreza hasta los cinco últimos años de su vida. Fue entonces cuando aparentemente dejó el testigo organizativo de ciertas actividades lucrativas en manos de su hijo Cayetano, que siempre fue su preferido. Ella misma lo confirmó en varias entrevistas cuando explicaba esa querencia; “es el más parecido a mí”, decía.

El conde de Salvatierra, equiparándose con Carlos de Inglaterra, quiso poner en valor la marca Alba. Por primera vez los jardines del palacio de Liria se alquilaron a empresas para eventos corporativos, se subastó mobiliario en Sotheby´s e inicio la comercialización de productos delicatessen con el sello Alba. En algunas de estas decisiones no había consenso, como sucedió con la venta del cuarto de baño art décodel que se obtuvo seis millones y medio de euros. Eugenia no estuvo muy de acuerdo al principio, pero después se avino a los razonamientos de Cayetano, quizá el que tenía en aquel momento más visión comercial.

El resto de los hermanos parecía que se amoldaba a esa nueva situación porque ya habían recibido en vida la herencia de su madre. Cada uno tenía lo suyo y no había queja, salvo Jacobo, conde de Siruela, que no estuvo muy de acuerdo y por eso pasó un tiempo sin hablarse con su madre.

La duquesa de Alba hacía frente a los gastos, incluidos muchos recibos de la economía doméstica de los hijos y nietos. Siempre había sido así y, por lo tanto, no eran necesarios los cambios. En el palacio de Liria vivían Carlos, Fernando y Cayetano, quien regresó al hogar materno cuando se divorció. Alquiló su triplex en el recinto de La Finca que compartió con Genoveva y los hijos mientras estuvieron casados. Genoveva después alquilaría por 3.000 euros un piso en Rosales, una de las zonas más caras de Madrid que, según parece, también pagaba la duquesa de Alba.

Todo cambió con el fallecimiento de la duquesa

La situación cambió con la muerte de Cayetana y no solo en el apartado afectivo, sino en la dinámica familiar. Carlos heredó el bastón de mando y, como adelantó Vanitatis en su día, comunicó a sus hermanos que Liria ya no era la casa de la madre, sino la suya y, por lo tanto, cada uno debía independizarse. Respecto a la economía ya no había gastos comunes a cuenta de la titular ni de la fundación. Cada uno debía buscarse la vida y aquí es donde han surgido los problemas o los bandos, como dicen los que conocen los entresijos de la Casa.

Por un lado, están Carlos, Alfonso y Fernando. Siruela va por libre, pero si tuviera que unirse a un grupo, lo haría al de su hermano mayor, que al fin y al cabo es el titular, aunque su madre a quien hacía caso era a Cayetano. Eugenia es la niña, vive independiente y lo que necesite se lo va a dar Huéscar. Cayetano es el verso suelto que ha visto cómo su vida cotidiana se ha vuelto del revés. Está a punto de abandonar el palacio y volver a su casa de Somosaguas, que hasta ahora la tenía alquilada por cerca de 5.000 euros.

El conde de Salvatierra no está contento y ya ha enviado mensajes más o menos velados al hermano mayor. “Espero que mi hermano Carlos continúe el legado de mi madre. De no ser así sería un fracaso”, soltaba Cayetano. Huéscar, que siempre se ha caracterizado por su discreción, no le gustó esa aparición mediática del jinete. Según afirman desde su entorno, le parece “un rebote absurdo y unas manifestaciones fuera de lugar e improcedentes que nos colocan en el punto de mira”.

A partir de ahora habrá que estar atentos al desarrollo afectivo de los Alba, donde también hay otro verso suelto, el viudo Alfonso Diez, que quiere lo que le corresponde.

Mientras vivió la duquesa de Alba los hijos tenían poco margen de maniobra. Ahora es Carlos Fitz-James, el primogénito, el que se ha hecho con el bastón de mando de la Casa y anunció a sus hermanos que iba a ejercer de duque de Alba, con todo lo que conlleva tanto en el aspecto económico (el más importante) como en el social y representativo. Esto no ha gustado a todos y ya se ha producido el primer choque. Ha sido con su hermano Cayetano.

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