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El curioso debut del hijo de Luis Bárcenas en la música
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con su grupo 'taburete'

El curioso debut del hijo de Luis Bárcenas en la música

Presentó su primer disco, Tres Tequilas, en la sala Caracol de Madrid dentro del festival La Lista. Una sala medio vacía con unos cantantes entregados a su público

Doce de la noche, en una sala del centro de Madrid una chica rubia mira atenta el escenario. Luce media melena lisa peinada con raya a la izquierda. Perlas en sus orejas, abrigo verde caqui y zapatos náuticos. De su hombro cuelga un bolso de Bimba y Lola, de su cuello, una cruz de la confirmación. No tiene más de 22 años. "¿Vosotras también habéis venido a ver a Taburete?", pregunta de pronto. "Yo he venido sola, nadie me quería acompañar, pero es que me encantan", confiesa.

Detrás de ella, un señor trajeado de dos metros con grandes espaldas y pelo engominado también sigue atento a la actuación del grupo heavy que lanza gritos en el escenario antes de la aparición de Taburete, el grupo de música liderado por el hijo de Luis Bárcenas.Tiene la nariz partida y no quisiera cruzarme con él por la calle. Ni siquiera la mirada.Taburete debutó el viernes con más amigos fieles que fans entre el público, que no llenaba la mitad de la madrileña sala Caracol. Vanitatis estuvo junto a Willy Bárcenas y sus secuaces, Antón Carreño y Joaquín Gasset, desde el principio de la tarde.

Sonrientes, jóvenes, educados y con buena disposición. Willy, quien pide que le llamemos Guillermo, parece entender el ‘negocio’ de los medios. Por eso acepta toda la atención mediática que rodea a su grupo, atención que no habla de su música, sino de la vida del ‘hijo de...’. Y el hijo de Luis Bárcenas quiere ser cantante. A las seis de la tarde hablaban con Vanitatis; a las siete, prueba de sonido.

“Yo de pequeño tocaba el violín, la guitarra me la compré hace poco y empecé a tocar cuatro acordes: do, re, mi, sol”, con eso hacía canciones, explica. Porque los tres compañeros podrían ser como las Nancys Rubias: su formación musical es la misma. El miembro más joven de Taburete, Antón, ha estudiado cursos de guitarra. Por eso, el nieto de Díaz Ferrán es quien afina la acústica de Bárcenas durante las pruebas de sonido.

Los chicos quieren triunfar en la música. Y suenan bien. Al menos en los ensayos y en los vídeos de Youtube. Pero les cuesta entrar en una disciplina. Ellos mismos reconocen que, cuando estuvieron en el estudio por primera vez, les pareció “difícil”. “Intentamos centrarnos cuando quedamos para ensayar, pero siempre nos liamos”, explican.

Se lían, incluso, sobre el escenario. “En el culo tengo flores y en el nabo caracoles”, esa fue la primera reflexión de Willy nada más empezar el concierto. Como si de un karaoke en un salón se tratara, el joven, claro líder de Taburete, orquestó un concierto con improvisaciones de temas conocidos como Reloj no marques las horas, con curiosos bailes y con un público de amigos entregado. Pegado al escenario.

Tocaron Piano Bar -“una canción dedicada a las noches que he pasado en el Toni 2”- y Guillermo se la dedicó a sus amigos de “la Tierrina”. Sonó María Dolores, “que no está dedicada a ninguna chica con ese nombre”. Este tema, con el que sus fieles seguidoras se vuelven locas, especialmente en la frase “has bailado desnuda dentro de mi coche”, recuerda el gusto de los músicos por el público femenino. “Las groupies ya existen”, explican. “Anchón, no nos va mal”, bromea Guillermo. Aunque Antón tiene novia. Sin embargo, Guillermo parece saber lidiar con dichas groupies.

Que se lo digan a la sonriente joven que, taconazo de diez centímetros, jean de tiro alto ajustadísimo y camiseta negra, vivió cómo, entre bambalinas, se le derramaba parte de una copa en el escote y, Guillermo, simpático, le decía: “¿Hacemos un Sara Carbonero?”. Groupie ríe. Groupie se derrite. Gente sensata pone ojos en blanco. Juventud.

Ginebra, zumo y agua mineral

Antón es guitarra y coros. Además de ser el más joven del grupo, es sonriente, moreno y los ojos se le iluminan cuando habla de lo que quieren hacer. Delgadísimo, mientras canta mueve la cabeza como los indios cuando niegan algo. Como Guillermo, entona bien y, aunque hace los coros, en ocasiones canta solo, sobre todo si Guillermo está terminando su gintonic o tomando un chupito de Tequila. Un dato: empezaron a tocar 30 minutos después de la medianoche, una hora y cuarto después habían caído dos gintonics y dos chupitos de tequila.

A la derecha de Guillermo siempre está Joaquín. En su vaso de litro, antes del concierto, había zumo de naranja. Durante el recital, sorbitos a una botella de agua mineral. Como Rafa Nadal entre sets de partidos.

Él fue quien comenzó Taburete con Bárcenas. Es educado, todos lo son, pero parece el más disciplinado. Hasta que los Tourjets, el primer grupo que tocó a las diez y cuarto de la noche ante un público de 43 personas que desmerecen la calidad de su música, se subió al escenario para interpretar, junto a ellos, “We are”.

Parece que cada uno está a lo suyo”, reflexionó una persona detrás de quien esto suscribe. Así fue la escena: Ocho en el escenario. Un batería y Guillermo fumando a la izquierda junto a la mesa de sonido, Antón y el líder de Tourjets cantando, varias guitarras por medio. De pronto, Joaquín con una armónica. Fin del tema, bajan los Tourjets, siguen los Taburete.

El público jalea, las niñas son alzadas a hombros por caballeros de espaldas -esperemos- fornidas. “En el culo tengo flores y en el nabo caracoles”. Guillermo saca una especie de trompetita, entona el himno de Estados Unidos. Ni Beyoncé. Dos de la mañana, sigue el concierto, Guillermo aún no se ha abalanzado sobre su público. Dejamos a Taburete sobre el escenario. Su disco, Tres tequilas, sigue su presentación en el festival organizado por La Lista, pronto saldrá a la venta una edición de mil copias que, prometen, no será cara. Ellos no quieren enriquecerse con esto.

La chica rubia filma cada canción con una discreta cámara Go Pro. El señor-armario-empotrado-nariz-rota hace lo propio con un teléfono móvil.

Doce de la noche, en una sala del centro de Madrid una chica rubia mira atenta el escenario. Luce media melena lisa peinada con raya a la izquierda. Perlas en sus orejas, abrigo verde caqui y zapatos náuticos. De su hombro cuelga un bolso de Bimba y Lola, de su cuello, una cruz de la confirmación. No tiene más de 22 años. "¿Vosotras también habéis venido a ver a Taburete?", pregunta de pronto. "Yo he venido sola, nadie me quería acompañar, pero es que me encantan", confiesa.

Luis Bárcenas
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