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Selena: 20 años desde la tragedia que conmocionó al mundo
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murió asesinada con apenas 23 años

Selena: 20 años desde la tragedia que conmocionó al mundo

Un encuentro acaba en discordia en la habitación 158 de un hotel llamado Days Inn. Dos mujeres protagonizan una discusión que acaba con la vida de una de las mejores cantantes mexicanas

Foto: Portada de una biografía sobre la cantante (Gtres)
Portada de una biografía sobre la cantante (Gtres)

Un encuentro acaba en discordia en la habitación 158 de un hotel llamado Days Inn. Dos mujeres protagonizan una acalorada discusión. Cuando una de ellas va a abandonar el recinto, la otra le dispara por la espalda. Desangrada, a punto de morir, la joven herida logra pedir ayuda. La ambulancia la lleva al hospital más cercano pero muere al llegar allí. Parece una escena salida de un thriller, pero fue así fue la muerte de Selena, la llamada ‘reina del tex-mex’, una de las cantantes más exitosas de América Latina cuyo asesinato, cuando solo contaba con 23 años, se produjo hace ahora veinte años, un 31 de marzo de 1995. Lo más insólito de aquella tragedia que conmocionó al mundo de la música y fue llevada al cine, es que la autora del disparo fue Yolanda Saldívar, paradójicamente la presidenta de su Club de Fans. De nuevo la historia de la admiradora cuya pasión se desborda y llega al paroxismo del homicidio.

Nacida en abril de 1971 en Lake Jackson, Texas, bajo el nombre de Selena Quintanilla Pérez, esta hija de emigrantes mexicanos que profesaban la religión de Testigos de Jehová, comenzó su carrera a los nueve años, formando una banda musical al lado de sus hermanos con el curioso nombre de Selena y los Dinos. Las actuaciones de los pequeños se producían en el restaurante de comida mexicana Papa Gayo’s. Entre chiles, nachos y guacamole, la niña se acostumbró a cantar hasta que grabó su primer disco a los 14 años. El título del mismo, bastante convencional, tampoco anunciaba un gran éxito. Se llamaba, simple y llanamente, Mis primeras grabaciones. Donde sí tenía éxito era en el colegio y, viendo aquella mina de oro en forma de voz, su padre la sacó de allí apenas llegó a octavo grado.

Con un mínimo y provechoso rodaje profesional no es de extrañar que, con apenas 15 años, ya tuviese dos discos en el mercado, por muy desapercibidos que pasasen. Tres años después llegaba el éxito y la adolescente firmaba dos de los contratos más importantes de su vida con la discográfica EMI y con Coca Cola, compañías que se convertirían en emblemas de su ascenso a la fama.

También entonces empezaban los escarceos e inquietudes del amor para ella. Un guitarrista de heavy metal que estaba en su grupo, Chris Pérez, se acabó convirtiendo en su novio y, al más puro estilo shakesperiano, en amante oculto ya que el padre de ella no aprobaba la relación, que se acabó sellando con una boda a escondidas que hizo las delicias de la prensa sensacionalista. Al afligido progenitor no le quedó más remedio que comulgar con ruedas de molino y aceptar la relación y el matrimonio de su hija.

El Grammy que ganó en 1993 y el éxito de su grupo en México llevaron a una línea de ropa con su nombre, a participar en varias telenovelas y a aparecer fugazmente en la película Don Juan de Marco, codeándose con estrellas como Marlon Brando, Johnny Depp y Faye Dunaway. El negocio de las boutiques, producto del fenómeno que resultó ser su nombre, le acabó reportando beneficios por valor de cinco millones de dólares. No es de extrañar que, por ejemplo, en un concierto celebrado en el Astrodome de Houston, acabase congregando a unas 67.000 personas.

El fatídico día de su muerte hasta Bush, por aquel entonces gobernador del estado de Texas, declaró un día de abril como el día de Selena. Algunos críticos musicales, compungidos ante tamaña tragedia, acabaron llamándola la ‘Madonna mexicana’. Las ventas de sus discos se dispararon repentinamente y hasta Jennifer López se empeñó hasta las cejas (nunca mejor dicho teniendo en cuenta cómo las transformaron sus maquilladores para convertirla en Selena) para protagonizar un biopic basado en su vida.

Ya se había convertido en una leyenda que no ha hecho más que aumentar con el paso de los años, especialmente en Latinoamérica. El enésimo ejemplo de que el topicazo de morir joven y dejar un bonito cadáver sigue siendo el mejor pasaporte para la eternidad artística.

Un encuentro acaba en discordia en la habitación 158 de un hotel llamado Days Inn. Dos mujeres protagonizan una acalorada discusión. Cuando una de ellas va a abandonar el recinto, la otra le dispara por la espalda. Desangrada, a punto de morir, la joven herida logra pedir ayuda. La ambulancia la lleva al hospital más cercano pero muere al llegar allí. Parece una escena salida de un thriller, pero fue así fue la muerte de Selena, la llamada ‘reina del tex-mex’, una de las cantantes más exitosas de América Latina cuyo asesinato, cuando solo contaba con 23 años, se produjo hace ahora veinte años, un 31 de marzo de 1995. Lo más insólito de aquella tragedia que conmocionó al mundo de la música y fue llevada al cine, es que la autora del disparo fue Yolanda Saldívar, paradójicamente la presidenta de su Club de Fans. De nuevo la historia de la admiradora cuya pasión se desborda y llega al paroxismo del homicidio.

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