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Jaime Peñafiel abre las puertas de su casa a 'Vanitatis'
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publica su libro 'reinas y princesas sufridoras'

Jaime Peñafiel abre las puertas de su casa a 'Vanitatis'

Como no podía ser de otra manera, su nueva obra tiene que ver con la realeza. 'Reinas y princesas sufridoras' (Grijalbo) presenta la semblanza de 23 'royal' y sus historias de amor

Jaime Peñafiel acaba de publicar su décimo sexto libro. Como no podía ser de otra manera, la obra tiene que ver con la realeza. Reinas y princesas sufridoras (Grijalbo) presenta la semblanza de 23 protagonistas de historias de amor que, en realidad, no lo fueron tanto o que pasaron por momentos de infelicidad a lo largo de su vida. Desde la reina Sofía a Isabel de Inglaterra pasando por Paola de Bélgica, Máxima de Holanda, Carolina de Mónaco, Diana de Gales, Silvia de Suecia… y sus preferidas: Farah Diva y Noor de Jordania, con las que mantiene una relación directa y personal. Por supuesto, no podía faltar Letizia de España, de la que relata su gran tragedia. No es un ajuste de cuentas con nadie y le da igual que los “cortesanos”, como bautizó a los que él considera que no son críticos con las actuaciones de los ‘royal’, le denominen “el azote de Letizia”. Dice que nunca ha sido monárquico y sí “juancarlista”. “Don Juan Carlos ya no existe como Rey y, por lo tanto, para mí ya no existe la monarquía. Respeto la institución y la Jefatura del Estado”

Peñafiel nació en un Carmen de Granada: “En aquellos años, no se iba al hospital. Las mujeres de cualquier clase social parían en casa y en mi familia todos los hermanos nacimos así”. Cuenta una anécdota que le marcó durante su infancia relacionada con este acontecimiento, ya que creía que su padre había matado a la madre y la había enterrado en el jardín: “En casa había una habitación en la que murieron varios familiares porque vivíamos todos juntos. Yo tenía la imagen de que de ahí no salías más. Y en una ocasión vi como metían en ese cuarto a mi madre y el miedo fue atroz. De ponto, la escuché gritar y llorar desde mi habitación y me entro pánico”.

La siguiente imagen fue ver al padre en el jardín junto a un agujero y una sábana ensangrentada. “Con los ojos de un niño pequeño estaba convencido que mi padre era un asesino”. La realidad era otra. La madre embarazada había dado a luz y lo que Jaime imaginaba con su mente infantil que era el cadáver no lo era: “Se trataba de la placenta”, cuenta con el sentido del humor que nunca pierde. “Esta vida es bastante dura como para hacerla nosotros más difícil”.

Estudiante de Derecho y periodista

Estudió Derecho casi por decreto y después Periodismo en la Escuela Oficial y en la Universidad de Navarra: “Así me lo pidieron mis padres y así lo hice”. Ser periodista no estaba bien visto en una familia con tradición en la judicatura y un ilustre abuelo magistrado. No fue un niño como los demás porque desde que empezó el colegio decidió ir con corbata, de la que sólo se desprende cuando duerme: “Creo que Carmen, mi mujer, es la única que me ha visto sin ella. Es el cordón umbilical con mi madre”. Cuenta que tuvo que aguantar bromas y ataques de sus compañeros por este tema: “Yo era muy poca cosa y me daba igual. Yo iba tan tieso y con mi corbata a todas partes”. Fue buen estudiante, sacaba muy buenas notas pero traía de cabeza a sus padres. Se escapó varias veces de casa porque quería ver mundo. Una vez llegó hasta Madrid y la Guardia Civil le devolvió a su hogar de Granada.

Dice que “cuando llegaba hacía ruedas de prensa para mis primos y les contaba mi aventura. Ellos eran mucho menos lanzados que yo y se asombraban con lo que hacía”. A diferencia de la educación de aquellos años, que era a golpe de zapatilla, asegura que su padre nunca les “pegó”. “Ni siquiera nos castigaba. Ha sido el hombre más íntegro y recto que he conocido”.Tuvo otro arranque aventurero cuando se fue a trabajar de ayudante de picador a las minas de León. “Quería vivir desde dentro esa experiencia”, asegura. Nunca ejerció como letrado y la carrera le serviría después para su vida periódistica. Sus comienzos fueron en la agencia Europa Press: “Fue la mejor escuela de periodismo y donde aprendí el oficio. Sobre todo, a darme cuenta que lo que quería era ser reportero. Buscar la noticia, estar donde ocurrían las cosas, contarlas… ”.

Aunque ahora se le conoce como experto en realeza, ha sido un todoterreno y ha ejercido de reportero cubriendo los terremotos de Irán, de Perú, de Agadir, las entronización de tres Papas, la Guerra de los Seis días, la coronación de Bokasa, del Sha de Persia … De esta última cuenta que “fue como un cuento de Las Mil y una Noches. Crearon una ciudad con tiendas y jaimas que eran suites cinco estrellas en medio del desierto, con oro por todas partes….Una grandiosidad, una exhibición insultante”.

Ha cubierto la mayoría de las bodas reales, mantiene una excelente relación con Farah Diba, a la que considera una mujer con una fortaleza increíble: “Tuvo que salir de su país y en ningún lugar los aceptaban. Dos hijos se suicidaron… Cualquier se hubiera hundido y ella no lo hizo”. De Noor de Jordania, de la que se enamoró, dice que “es una mujer increíble. Me impresionó cuando me dijo que nunca sabría si su marido la habría abandonado de haber seguido vivo. La muerte de Hussein puso fin a las especulaciones sobre una supuesta amante”.

Lleva cuarenta años ejerciendo el periodismo desde todos los frentes. Su faceta como director de¡Hola! fue una época muy importante en su vida y, para la revista, Peñafiel era su seña de identidad. Después, Antonio Asensio le encargó montar La revista”, que no funcionó; más tarde, pasó por el periódico El Independiente y ahora es columnista de El Mundo, además de sus colaboraciones en Tele 5. Continúa en la brecha porque le gusta su profesión: “Yo ya tengo la luz pagada y además soy un hombre austero”, dice cuando le preguntan por su jubilación.Se mantiene en forma. Camina cuatro horas diarias, come una vez al día y monta a caballo en su e Talavera, donde acuden los amigos.

En su casa luminosa y con vistas a la Ciudad Universitaria, posee recuerdos de la mayoría de sus viajes por el mundo. En una vitrina, un salero de esa entronización del Sha de Persia en Persépolis, en otra, un ánfora adquirida en un anticuario de Israel que le costó cuatro horas de regateo; además de varias estanterías con vajilla de la Compañía de la India. Empezó a coleccionar objetos hace años y hay piezas esplendidas como una sopera, que es la joya de la corona.

Por todas partes hay fotos que reflejan su vida laboral y personal. Unas con los personajes que ha entrevistado y muchas de Carmen Alonso, su mujer también periodista, de la que dice que “es la que manda porque es mucho más inteligente que yo. Los tontos se casan con tontas y los inteligentes con mujeres que lo son mucho más”. Llevan casados más de tres décadas y el padrino de boda fue Julio Iglesias. “Es la mujer de mi vida y me hace la existencia muy fácil”, confiesa Peñafiel, que a estas alturas se considera una persona satisfecha con la vida, “con mis luces y mis sombras”.

Jaime Peñafiel acaba de publicar su décimo sexto libro. Como no podía ser de otra manera, la obra tiene que ver con la realeza. Reinas y princesas sufridoras (Grijalbo) presenta la semblanza de 23 protagonistas de historias de amor que, en realidad, no lo fueron tanto o que pasaron por momentos de infelicidad a lo largo de su vida. Desde la reina Sofía a Isabel de Inglaterra pasando por Paola de Bélgica, Máxima de Holanda, Carolina de Mónaco, Diana de Gales, Silvia de Suecia… y sus preferidas: Farah Diva y Noor de Jordania, con las que mantiene una relación directa y personal. Por supuesto, no podía faltar Letizia de España, de la que relata su gran tragedia. No es un ajuste de cuentas con nadie y le da igual que los “cortesanos”, como bautizó a los que él considera que no son críticos con las actuaciones de los ‘royal’, le denominen “el azote de Letizia”. Dice que nunca ha sido monárquico y sí “juancarlista”. “Don Juan Carlos ya no existe como Rey y, por lo tanto, para mí ya no existe la monarquía. Respeto la institución y la Jefatura del Estado”

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