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Las razones del enclaustramiento de Lina Morgan
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¿hizo firmar un contrato de confidencialidad?

Las razones del enclaustramiento de Lina Morgan

Recluida, protegida por su chófer y sin dar a conocer absolutamente ningún dato sobre su salud o su persona. Así es como vive una casi octogenaria Lina Morgan en su residencia madrileña

Recluida, protegida por su chófer y sin dar a conocer absolutamente ningún dato sobre su salud o su persona. Así es como vive una casi octogenaria Lina Morgan en su residencia madrileña, ofreciendo pocos datos acerca de su vida una vez que abandonó el hospital en el que permaneció durante más de un año en estado grave. Al más puro estilo Norma Desmond, esta diva del Manzanares jamás recibe visitas y Daniel Pontes es el único que tiene acceso a ella. “Es normal, su familia no ha sido muy generosa con ella”, declara a Vanitatis una vieja compañera de profesión de la actriz, que asegura que las rencillas por parte de Lina hacia su propia familia no sólo son razonables, sino que están “plenamente justificadas. Sólo intenta protegerse de las personas que siempre han visto en ella el interés. Así de simple”.

La lucha entre Pontes, que además de chófer es tutor legal de la protagonista de La tonta del bote, y su sobrino, Julio López, empezó hace tiempo, cuando la actriz se encontraba ingresada en el hospital Beata Ana María de Madrid y se debatía entre la vida y la muerte. “Su sobrino no se ha preocupado nunca de ella, ni él ni sus otras sobrinas. No entiendo el interés repentino que han mostrado ahora o las ganas de hablar de cosas que no deben”. De hecho, muchos son los que han argumentado que, al comienzo de su despegue profesional, Lina se apartó de los suyos como una forma de dejar atrás un lastre, un pasado complicado que no le beneficiaba. Su hermano, ya fallecido, era la única persona de su entorno familiar con la que mantuvo un contacto real y constante. “Sí, su sobrina tuvo problemas con las drogas y me consta que ella la habría ayudado, pero cuando le pidió ayuda no lo hizo de la mejor forma. Y hasta aquí puedo hablar”, asegura la amiga.

El caso es que el enclaustramiento de la actriz, sus enormes ansias de privacidad, han causado todo tipo de habladurías pese a que su vida más privada siempre ha sido un enigma que no estaba al alcance de cualquiera. El rumor más extendido estos días ha sido aquel que asegura que Lina hizo firmar un contrato de confidencialidad con el centro hospitalario para que sus trabajadores no filtrasen ningún tipo de información sobre su estado de salud una vez que ella no estuviese allí. “Eso no puede ser cierto. De todas formas, ¿qué clase de hospital daría esa información sobre un paciente suyo? No se puede hacer a la ligera. Es cierto que Lina es muy celosa de su intimidad, pero no creo que su celo haya llegado a tanto”.

Hombre de confianza y discreto sobre su salud

“Lina Morgan siempre ha sido discreta y yo tengo que serlo, pero hay una cosa que sí quiero dejar clara:yo soy su tutor legal porque ella lo decidió así hace muchos años y tengo toda la documentación que lo acredita.Como tutor he de tomar una serie de decisiones y eso es lo que he hecho. El error de Julio fue hablar con las revistas antes que conmigo, yo le habría dado una explicación, pero no es cierto que a mí me haya pedido permiso para entrar”, declaraba su chófer hace más de un año a este portal.

La amiga de la actriz defiende su posición: “Daniel ha sido una persona que la ha protegido, que la ha cuidado, y lo más importante, ha defendido sus intereses por encima de los suyos. No entiendo qué hay de malo en que él vaya a recibir la herencia. Lina puede hacer lo que quiera con ella”. La herencia, según confirmaban a este medio fuentes cercanas a la actriz, podría ser de unos 40 millones de euros, en base a la venta del teatro La Latina, los ahorros de la actriz o el astronómico sueldo que cobraba por cada capítulo de la serie Hostal Royal Manzanares: 300.000 euros (unos 40 millones de las antiguas pesetas).

“Lina ha sido ahorradora durante toda su vida y sus ahorros serán para quien ella decida”, asegura su excompañera profesional, que cree que el enclaustramiento de Lina “es lo mejor que puede hacer estando en ese estado en el que está”. Ese estado es el que la mantiene en un halo de misterio que ha hecho que uno de los personajes más queridos de nuestro país se haya apartado del mundo para vivir la enfermedad en soledad, en silencio y sin hacer ruido.

Recluida, protegida por su chófer y sin dar a conocer absolutamente ningún dato sobre su salud o su persona. Así es como vive una casi octogenaria Lina Morgan en su residencia madrileña, ofreciendo pocos datos acerca de su vida una vez que abandonó el hospital en el que permaneció durante más de un año en estado grave. Al más puro estilo Norma Desmond, esta diva del Manzanares jamás recibe visitas y Daniel Pontes es el único que tiene acceso a ella. “Es normal, su familia no ha sido muy generosa con ella”, declara a Vanitatis una vieja compañera de profesión de la actriz, que asegura que las rencillas por parte de Lina hacia su propia familia no sólo son razonables, sino que están “plenamente justificadas. Sólo intenta protegerse de las personas que siempre han visto en ella el interés. Así de simple”.

Lina Morgan
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