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'Aló presidenta': así es Cilia Flores, la esposa 'chandalera' de Nicolás Maduro
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'Aló presidenta': así es Cilia Flores, la esposa 'chandalera' de Nicolás Maduro

La segunda esposa del presidente Nicolás Maduro ejerce desde hace años su poder en la sombra. El domingo estrenó un programa de televisión. ¿Cuál será el siguiente paso que dé la primera dama?

Foto: Cilia Flores el día de la Independencia Nacional (Efe)
Cilia Flores el día de la Independencia Nacional (Efe)

Pocas mujeres han formado parte de la vida sentimental de Nicolás Maduro (52 años). Pero ha sido su segunda esposa, Cilia Flores (62), la que de verdad ha sabido sacar tajada a su papel de primera dama –o “primera combatiente”, como la conocen en las filas del régimen bolivariano–. El domingo estrenó el programa de televisión Con Cilia en familia: una suerte de reality show donde busca “apoyar las historias de aquellos núcleos que luchan en el proceso revolucionario”, tal y como ella misma destacó en la presentación del mencionado espacio.

Gracias a la versión femenina del chavista Aló presidente, Flores potenciará su imagen mediática, que no pública. Esta abogada y exdiputada de la Asamblea Nacional de Venezuela lleva más de 20 años vinculada a los círculos de poder del país caribeño: primero, de la mano del fallecido Hugo Chávez y, después, a través de su marido. Se casaron de incógnito en julio de 2013. Pero ellos ya habían sellado su amor mucho tiempo atrás, cuando se convirtieron en las dos sombras del difunto líder socialista allá por los años 90.

Su amplio conocimiento de las entrañas del régimenno han hecho más que avivar sus ansias de liderazgo. “Ella es quien manda; ejerce mucha influencia sobre Maduro”, aseguran fuentes solventes a Vanitatis. A Flores le gusta tenerlo todo bajo control. Hasta tal punto que, según la prensa venezolana, ha sabido tejerse una red de personas de confianza repartidas en todos los órganos del régimen venezolano.

Un organigrama que pasa por colocar a varios miembros de su familia en la Administración Pública de su país. “Ha ido enchufando a sus parientes incluso antes de que su marido se convirtiera en presidente: un hijo y un sobrino fueron jueces y designó a otro como director de Recursos Humanos de la Defensa Pública (los abogados de oficio)”, aseguran a este medio.

Estos hechos la han puesto en la picota informativa en más de una ocasión. La oposición la acusó de nepotismo porque cerca de 20 personas con el apellido Flores forman parte de la nómina de trabajadores de la Asamblea Nacional. Ella alegó que todos ellos habían optado a esos puestos a través de concurso público: “Mi familia ingresó por cualidades propias. Me siento orgullosa y defenderé su trabajo las veces que haga falta”.

Salvo que su nuevo programa de televisión descubra algo más de la dueña y señora del Palacio de Miraflores, de momentose desconocen ciertos aspectos de su vida privada. “Tiene mal genio, es rencorosa y no tiene ningún reparo a la hora de abusar de su poder a lo bestia”, confirman a Vanitatis quienes la han tratado de cerca. Con una estética aún por definir, en su rol de primera dama solo caben dos atuendos: trajes de chaqueta o faldas y chándales diseñados en base a la bandera del régimen.

Las propiedades del matrimonio

“Cero tolerante y poco dada a aceptar las críticas”, afirman a este medio, en el patrimonio de la pareja presidencial también hay sombras. “En Venezuela se comenta que se han enriquecido, pero hay mucho hermetismo en torno a esto”, apuntan. Algunos medios del país caribeño han asegurado que el matrimonio posee varias propiedades a lo largo y ancho del territorio: desde un apartamento en un edificio antiguo en Caracas, pasando por tres edificios en el bulevar de Sabana Grande hasta por una vivienda en la urbanización de Las Mercedes valorada en 550.000 euros.

Tantos años en la retaguardia del régimen, hay quienes han dicho que las aspiraciones de la primera dama son aún mayores: quizá quiere convertirse en la Evita Perón de Venezuela. ¿El truco? Seguir medrando en la política presidencial.

Pocas mujeres han formado parte de la vida sentimental de Nicolás Maduro (52 años). Pero ha sido su segunda esposa, Cilia Flores (62), la que de verdad ha sabido sacar tajada a su papel de primera dama –o “primera combatiente”, como la conocen en las filas del régimen bolivariano–. El domingo estrenó el programa de televisión Con Cilia en familia: una suerte de reality show donde busca “apoyar las historias de aquellos núcleos que luchan en el proceso revolucionario”, tal y como ella misma destacó en la presentación del mencionado espacio.

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