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La emotiva carta del nieto de Elena Arnedo durante su funeral
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LA EXMUJER DE BOYER FALLECIÓ HACE 10 DÍAS

La emotiva carta del nieto de Elena Arnedo durante su funeral

"Cuando llegaba a casa me gustaba gritar: 'Abuelaaaaa'. Sabía que estabas, pero tu 'siiiii' me daba siempre seguridad". Hugo contó que fue su segunda madre y el pilar fundamental de la familia

Foto: Laura Boyer Arnedo durante el entierro de su madre, Elena Arnedo, en Madrid (Gtres)
Laura Boyer Arnedo durante el entierro de su madre, Elena Arnedo, en Madrid (Gtres)

La iglesia de San Manuel y San Benito, frente al Retiro, fue el templo elegido por Laura Boyer, encargada de organizar el funeral por su madre, la doctora Elena Arnedo. La que fuera concejala en el Ayuntamiento de Madrid y primera esposa de Miguel Boyer falleció el pasado 7 de septiembre a consecuencia del cáncer que padecía desde hace unos años. Como explicaban sus amigas, también médicos como ella, en presencia de Paca Sauquillo, Enrique Múgica y otras compañeras del PSOE de su época de militante activa: "Elena remontó, pero después se dedicó a cuidar a su padre y a una amiga enferma, que sí ha tenido la suerte de recuperarse totalmente, y se olvidó de ella. Lo suyo pasó a segundo plano. Era una mujer completa, inteligente, cariñosa, solidaria, familiar y con una visión de su profesión que siempre puso en función de los demás, de sus pacientes y de los grupos de planificación familiar que creó. Se ha ido demasiado pronto. Aún tenía muchos proyectos y, sobre todo, cuidar de sus nietos, a los que adoraba".

La elección del recinto religioso fue idea de Laura. En esta iglesia bautizaron a Miguel Boyer, a sus hermanos, a los hijos Miguel y Laura, e incluso a los nietos. Hay un componente sentimental muy importante. El que fuera ministro de Economía y su familia antes de casarse vivían en la calle Velázquez, muy cerca de San Manuel y San Benito, que era la parroquia que les correspondía. Y aunque Miguel Boyer y Elena no eran religiosos ni practicantes, sí cumplieron con el sacramento del bautismo por respeto hacia sus descendientes. De hecho, cuando nació Ana Boyer Preysler, su padre no quiso que hubiera una celebración mas allá de la ceremonia del bautismo. Y tampoco se celebró funeral cuando él murió. Fue una pena que ha arrastrado su hija Laura, por no haber organizado ella una misa en su memoria. Con su madre no quiso que pasara lo mismo. En el cementerio de la Almudena, tras la incineración del pasado 8 de septiembre, solo hubo un responso.

Hugo, el hijo mayor de Laura, leyó primero la epístola y después una carta muy emotiva donde contaba que Elena Arnedo fue su segunda madre y el pilar fundamental de la familia: "Cuando llegaba a casa me gustaba gritar: 'Abuelaaaaa'. Sabía que estabas, pero tu 'siiiii' me daba siempre seguridad". El joven estaba muy unido a su abuela, con la que vivió estos cinco últimos años en la casa de El Viso. Este fue el domicilio familiar donde nacieron y se criaron los hijos de Elena Arnedo y Miguel Boyer, hasta que se casaron y abandonaron el nido.

Laura también quiso homenajear a su madre y le dedicó la canción que más le gustaba, Ne me quitte pas de Jacques Brel. Miguel Boyer júnior y el viudo Fernando Terán prefirieron estar en un segundo plano durante la ceremonia. En el pensamiento de todos los presentes un mismo recuerdo: "La vamos a echar mucho de menos".

La iglesia de San Manuel y San Benito, frente al Retiro, fue el templo elegido por Laura Boyer, encargada de organizar el funeral por su madre, la doctora Elena Arnedo. La que fuera concejala en el Ayuntamiento de Madrid y primera esposa de Miguel Boyer falleció el pasado 7 de septiembre a consecuencia del cáncer que padecía desde hace unos años. Como explicaban sus amigas, también médicos como ella, en presencia de Paca Sauquillo, Enrique Múgica y otras compañeras del PSOE de su época de militante activa: "Elena remontó, pero después se dedicó a cuidar a su padre y a una amiga enferma, que sí ha tenido la suerte de recuperarse totalmente, y se olvidó de ella. Lo suyo pasó a segundo plano. Era una mujer completa, inteligente, cariñosa, solidaria, familiar y con una visión de su profesión que siempre puso en función de los demás, de sus pacientes y de los grupos de planificación familiar que creó. Se ha ido demasiado pronto. Aún tenía muchos proyectos y, sobre todo, cuidar de sus nietos, a los que adoraba".

Miguel Boyer
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