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El culebrón de la herencia de Óscar de la Renta un año después de su muerte
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su hijo adoptivo, el más perjudicado

El culebrón de la herencia de Óscar de la Renta un año después de su muerte

Este martes hará un año que el diseñador se fue y el culebrón acerca de su patrimonio aún levanta ampollas. Ni sus famosas tijeras ni sus diseños ni siquiera su relación profesional con Jackie Kennedy fueron tan noticiosas como su polémico legado

Foto: Óscar de la Renta y su hijo Moisés, en una imagen de archivo (Fotomontaje de 'Vanitatis')
Óscar de la Renta y su hijo Moisés, en una imagen de archivo (Fotomontaje de 'Vanitatis')

Una imagen vale más que mil palabras. En el funeral de Óscar de la Renta, su viuda, Annette Engelhard, acaparaba todas las miradas y los objetivos de las cámaras. Detrás de ella, en un discretísimo segundo plano, se encontraba Moisés, un joven bien puesto y cabizbajo que seguía los pasos de la viuda dentro de un protocolo funerario que no resultaba nada espontáneo. Este martes hace un año que el diseñador se fue y el culebrón sobre su patrimonio aún levanta ampollas.

Ni sus famosas tijeras ni sus diseños ni siquiera su relación profesional de exclusividad con la mismísima Jackie Kennedy lo colocaron en el ojo del huracán como sí lo ha hecho el tema de su herencia; más concretamente de aquella que no le quiso dejar a su hijo adoptivo, al que solo le ha legado unas cuantas migajas. Su 'castigo' post mortem fue dejar como beneficiaria a su viuda y proporcionar una exigua cantidad de dinero a Moisés, ese hijo adoptivo de 30 años que, a día de hoy, sigue sin impugnar el testamento de su padre.

Según publicaba este verano el 'New York Post', la cantidad patrimonial que se dirime no es ninguna tontería: un piso en Park Avenue valorado en 11 millones de dólares y una mansión pantagruélica situada en Connecticut. De ese dinero, que recibe íntegramente su viuda, se llevarán más cantidad incluso los tres hijos que ella tenía de un matrimonio anterior. De hecho, uno de los tres, Eliza Bolen, es en la actualidad la vicepresidenta de la firma del diseñador. Todo sea por que el patrimonio se quede 'en casa'.

Pero ¿cuáles son las razones de tanta inquina por parte de un padre hacia su hijo? Habría que remontarse a 2005 para comprobarlo: por aquel entonces, al jovencito se le ocurrió llevar el sello de la Renta "a un público más joven" y, sin pensarlo muy bien, sacó una colección aprovechándose del apellido que le había otorgado su padre. La lista de diseños, amparada bajo el sello MDLR (Moisés de la Renta), tuvo una corta vida, ya que supuso un completo fracaso. Lo que sí duró para siempre fue el cabreo monumental del propio Óscar, que incluso hizo alguna referencia velada a lo que había hecho su vástago.

"Desafortunadamente, hoy tenemos un montón de chicos jóvenes que adquieren un montón de publicidad en los medios sin haber vendido un solo vestido", dijo. Estaba claro que no le había hecho ninguna gracia el aprovechamiento de su firma. Mucho menos que el 'aprovechado' fuese su propio hijo.

Una relación de altos y bajos

Aunque la fortuna de 26 millones de dólares les separase y su relación mermase desde que al diseñador le fuese diagnosticado un cáncer en 2006, hasta ese momento no era difícil ver al diseñador junto a su hijo, que le acompañaba a muchos saraos llenos de gente guapa y gesto impostado. Después de todo, era un niño al que había recogido de un contenedor de basura cuando no era más que un bebé, un retoño al que vio dar sus primeros pasos y el único que fue verdaderamente su hijo.

Tras el desaire testamentario, poco puede hacer Moisés. Desde que hace unos meses tuvo noticia de que solo recibiría unas cuantas migajas de la millonada acumulada por su padre tras años de triunfo sobre las pasarelas, no ha impugnado la decisión paterna ante los tribunales. ¿La razón? No puede hacerlo. De impugnarlo, no habría recibido ni siquiera la exigua cantidad de dinero que le han legado.

No es la primera vez que un famoso desaira a un hijo, ya sea adoptivo o no. Christina Crawford fue la primera en denunciar el maltrato al que la había sometido su madre adoptiva, la legendaria Joan Crawford. Otro ejemplo de crueldad paterna: Bing Crosby impuso una cifra astronómica de años a partir de la fecha de su muerte para que sus hijos cobrasen lo que les había legado; les puso el caramelo en la boca para hacerles esperar varias décadas. El caso de Óscar de la Renta puede que no sea tan extremo como aquellos dos del Hollywood clásico, pero demuestra que las venganzas tras la muerte siempre son mejores si se tiene una buena herencia que legar de por medio.

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Una imagen vale más que mil palabras. En el funeral de Óscar de la Renta, su viuda, Annette Engelhard, acaparaba todas las miradas y los objetivos de las cámaras. Detrás de ella, en un discretísimo segundo plano, se encontraba Moisés, un joven bien puesto y cabizbajo que seguía los pasos de la viuda dentro de un protocolo funerario que no resultaba nada espontáneo. Este martes hace un año que el diseñador se fue y el culebrón sobre su patrimonio aún levanta ampollas.

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