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El palacio madrileño de la 'duquesa mendiga' abre sus puertas
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El palacio madrileño de la 'duquesa mendiga' abre sus puertas

'Bienvenidos a Palacio 2016' es la iniciativa pública que permite el acceso al edificio de la duquesa de Santoña, que murió arruinada por una hija cubana e ilegítima de su marido

Foto: María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros en un fotomontaje realizado en Vanitatis
María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros en un fotomontaje realizado en Vanitatis

En laesquina de las madrileñas calles Huertas y Príncipe, en pleno barrio de las Letras, emerge el palacio de Santoña, un edificio de corte neoclásico que esconde una apasionante historia de nobleza, infidelidades, litigios y ruina desconocida para la mayoría. La protagonista es María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros (1828-1894), duquesa de Santoña, una gran dama de la alta sociedadque no solo se limitó, cuando adquirió con su marido este imponentecaserón a la poderosa familia Goyeneche (Juan Francisco Goyeneche era banquero de Felipe V e Isabel de Farnesio), a gastarse miles de reales en decorarlo, sino que tambiénhizo una importante obra social que llega hasta hoy.A ella (a la duquesade Santoña)se ledebe el germen del Hospital Niño Jesús, referencia nacional en la pediatría infantil, y para sufragar los gastos de esta institución médica ella fue la creadoradela famosa Lotería del Niño. Ademásde ser mecenas de artistas de la época, la duquesa mandó construireledificio-balneario de los manantiales granadinos de Lanjarón, adquiridos en la desamortización de Madoz. Y es que María del Carmen, o la señorita Mariquita, como se la conocía en su pueblo, era hija de unos terratenientes de Motril, en Granada, que habían invertido con acierto en el negocio del azúcar.

Pareja de moda en la corte de Alfonso XII

¿Y qué hace Vanitatis hablando de una historia de mediados del siglo XIX? Pues que como por aquel entonces no existíamos (pero porque todavía no se había inventado Internet) y no pudimos contar aquel apasionante litigio entre la duquesa y la hijastra de su marido, lo hacemos ahora. Sin duda alguna, esta historia nos hubiera nutrido de grandes titulares y numerosas aperturas. Asi que vayamos por partes.

María del Carmen teníaun gracioso desparpajo andaluz, que cautivó (y enceló) enseguida a la sociedad madrileña. La duquesatuvo desde niña una fatal relación con su padre. Con solo 16 años se enamorade un capitán de caballeríaque le dobla la edad y de su mano logra salir de casa. Pero su marido fallece víctima de un cánceren 1863. No obstante, su suerte volvió a florecer.La viuda fue invitada a un acto organizado por el Partido Liberal para atraer a la causa de la Restauración Borbónica a las clases sociales más distinguidas.Y en la fiesta conoció aJuan Manuel de Manzanedo y González de la Teja (1803-1882), entonces marqués de Manzanedo (más tarde también duque de Santoña), un hombre de origen humilde pero que terminósiendo uno de los hombres más ricos de la épocagracias a sus negocios en Cuba. Se casan, se instalan en Madrid ycompran este palacio que empezó a denominarse como el de los duques de Santoña, convirtiéndoseen la pareja de moda de la capital. Tras dos años de reformas,la inauguración de la residencia oficial de los duques es todo un acontecimientoen la alta sociedad, tanto queacude al evento el mismorey Alfonso XII ysu esposa,Doña María de las Mercedes.

Traicionada por su hijastra y sus propios abogados

La vida de la duquesa transcurre tranquila entre obras de filantropía y mecenazgo, pero su fortuna cambia cuandode nuevo vuelve a sobrevivir a otro marido. El 19 de agosto de 1881muere Juan Manuel de Manzanedo. Esto no hubiera sido un problema si no es porque poco antes de su muerte llega a Madrid desde Cuba una hija naturaldel duque. La joven se llamaJosefa y había nacido en 1932, fruto de una relación prematrimonial en Cubacon una bella joven mallorquina, Luisa Intentas, que había emigrado allí con su familia. Josefa era hija natural, no legítima, pero consiguió que su padre la reconociese y así el duque se lo hizo saber al rey.¿Qué pasó cuando se abrió el testamento que aparejaba nada menos que2.000 millones de reales? Pues que había varias modificaciones.

En estedocumento de últimas voluntades, que data de 1862, se declaraba heredera única y universal a suhija.Pero después de casarsecon nuestra duquesa, el empresario añadió un codicilo en 1882 en el que legaba a su esposa un quinto de sus bienes. ¿La consecuencia? Hija y madrastra se enzarzaron ennada menos que diez años de pleitosen los que la duquesa viuda se vio traicionada por sus abogados y administradores yel juicio terminó con fallo a favor de la hija.

La propiedad, –el palacete que se puede visitar estos días dentro de la iniciativa que ha puesto en marcha la Comunidad de Madrid,'Bienvenidos a Palacio 2016', por la cual se abren las puertas de varios palacetes de la región–pasó entonces a José Canalejas, político del partido liberal, que lo habitó hasta el día de su muerte, en1912. Uno de sus sobrinos vendió la propiedad en 1933 a la Cámara de Comercio de Madrid, de la cual fue sede hasta el año 2003. Como curiosidad decir que este palacio habíapertenecido en la época de Felipe IIa Felipe elNegro, Meuley Xeque, el hijo de un rey marroquí que se exilió en Madrid y que se convirtió al cristianismo.Por cierto, el actual duque de Santoña es Juan Manuel Mitjans y Manzanedo, cuyo abuelo ya mezcló su sangre con la Casa de Alba al casarse con EugeniaSol Fitz-james Stuart y Falcó, condesa de Teba.Ya saben, cosas de nobles.

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En laesquina de las madrileñas calles Huertas y Príncipe, en pleno barrio de las Letras, emerge el palacio de Santoña, un edificio de corte neoclásico que esconde una apasionante historia de nobleza, infidelidades, litigios y ruina desconocida para la mayoría. La protagonista es María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros (1828-1894), duquesa de Santoña, una gran dama de la alta sociedadque no solo se limitó, cuando adquirió con su marido este imponentecaserón a la poderosa familia Goyeneche (Juan Francisco Goyeneche era banquero de Felipe V e Isabel de Farnesio), a gastarse miles de reales en decorarlo, sino que tambiénhizo una importante obra social que llega hasta hoy.A ella (a la duquesade Santoña)se ledebe el germen del Hospital Niño Jesús, referencia nacional en la pediatría infantil, y para sufragar los gastos de esta institución médica ella fue la creadoradela famosa Lotería del Niño. Ademásde ser mecenas de artistas de la época, la duquesa mandó construireledificio-balneario de los manantiales granadinos de Lanjarón, adquiridos en la desamortización de Madoz. Y es que María del Carmen, o la señorita Mariquita, como se la conocía en su pueblo, era hija de unos terratenientes de Motril, en Granada, que habían invertido con acierto en el negocio del azúcar.

Nobleza Espinosa de los Monteros
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