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Estos son los amos de los principales hoteles de lujo del mundo
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MARRIOT, RITZ, WESTIN...

Estos son los amos de los principales hoteles de lujo del mundo

En sus sábanas de lino duermen fortunas de todo el mundo, son escenarios de encuentros multimillonarios y se han convertido en auténticos símbolos de poder y de lujo

Foto: Algunos de los grandes magnates hoteleros en un fotomontaje realizado en Vanitatis
Algunos de los grandes magnates hoteleros en un fotomontaje realizado en Vanitatis

Vamos a retroceder unos cuantos años. Sitúense. 1906. Unos 3.000 ilustres invitados tienen serias dificultades para encontrar una habitación dónde alojarse para asistir a la boda del Rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg. En este curioso dato empezó a fraguarse la idea de construir los hoteles de lujo que le faltaban a Madrid y que sí tenían otras ciudades europeas. El Ritz (inaugurado en 1910) fue el primer gran hotel de lujo de la capital. Alfonso XIII fue quien puso su empeño y su dinero para construirlo. Se convirtió en el emblema de un estilo señorial, aristocrático y cosmopolita donde los señoritos iban a bailar los sábados por la tarde pero que con los años no supo adaptarse a los cambios sociales. En mayo de 2015, tras una larga lista de dueños, el grupo hotelero Belmond y Omega Capital –propiedad de Alicia Koplowitz– lo vendió al consorcio formado por la firma asiática Mandarín y el grupo familiar Olayan por 132 millones de euros. Insignes fortunas para impulsar 137 habitaciones y 30 suites de lujo.

Los Olayan es un gran clan familiar de Arabia Saudí que nació en 1947 de la mano de Suliman Olayan a golpe de trabajo y un poco de suerte. Con 19 años empezó a trabajar para la empresa Aramco que pronto se dedicó a la construcción de oleoductos. Olayan decidió hipotecar su casa e invertir todo lo que tenía en prestar servicios a la industria petrolera. Fue el inicio de su ascenso hacia la cúspide empresarial. Casado con una americana, Mary Perdikis, tuvo cuatro hijos: Khaled (el único chico) Hayat, Hutham y Lubna. Lubna fue la designada por el patriarca para heredar lo que ya era un conglomerado de empresas valoradas en más de 10.000 millones de euros diversificado en yacimientos petrolíferos, acero y comida rápida.

Lubna Olayan, de 59 años, es una mujer morena de rasgos duros que ocupa un lugar privilegiado dentro de un grupo reducido de mujeres al frente de negocios en un país en el que pueden adquirir hoteles de lujo por 130 millones pero no se las permite conducir o viajar al extranjero sin el permiso de su marido. Exanalista de J. P. Morgan, conoció a su marido mientras estudiaba en la Universidad de Cornell. Lidera la división de Oriente medio mientras su hermano, Khaled, ejerce de presidente y su hermana Hutham gestiona desde Park Avenue las inversiones en Norteamérica. Es habitual verla en foros internacionales a rostro descubierto pero no se equivoquen ni es una feminista radical ni una defensora de dar puestos artificiales a las mujeres. Esas fueron sus palabras ante un nutrido grupo de banqueros.

Los herederos saudíes compartirán gestión con el conglomerado Mandarin Group, que ya tiene un hotel de lujo en Barcelona. Al frente, el escocés Simon Keswick con una fortuna según el 'Sunday Times' de 1,7 billones. Pertenece a la dinastía Keswick. Hijo de Sir William Keswick y Mary Lindley, en 1971 se casó con Enma Chetwode, hija del Major George David y Lady Willa Elliot Murray Kynynmound, con la que tuvo cuatro hijos que han seguido sus pasos emprendiendo negocios de diferente tipo. Dirige Jardine Matheson & Co Limited, propietario, entre otras, del gigante asiático Mandarin Oriental Hotel Group fundado en 1963. Dicen que el novelista de ficción James Clavell se inspiró en la historia de esta empresa para la trama de intriga de sus novelas ambientada en los vaivenes de una empresa que había nacido en 1832 gracias al tráfico de opio.

De Portugal a Turquía

Contaba El Confidencial esta semana la operación que cerraba la venta del hotel Villa Magna, situado en pleno paseo de la Castellana. El multimillonario portugués Pedro Queiroz Pereira hacía tiempo que le había puesto precio al lujoso inmueble, pero su venta se retrasó al no aceptar cualquier oferta. Ahí estaba el rico colombiano Jaime Gilinsky, que pujó por él, aunque apenas logró traspasar la recepción con su oferta, ya que al portugués le pareció algo baja. El ganador de la puja ha sido finalmente el grupo turco Dogus.

A Pedro se le conoce como PQP, su ‘nombre de guerra’ cuando pilotaba coches de carreras en su juventud. El imperio lo construyó en el siglo XX su padre Manuel Pereira, que logró convertirse en miembro de la élite empresarial portuguesa junto a los Mello o los Espíritu Santo. Manuel fue quien propulsó la construcción del primer hotel de lujo en Lisboa al que bautizó Hotel Ritz. El turismo es sólo una de sus joyas: empresas de celulosa, cemento, aguas… Hasta que la Revolución de los Claveles mermó sus negocios. Pedro, que pasó por la Escuela Militar y la de Contabilidad y Administración, decidió refugiarse en Brasil. Dejó los estudios para dedicarse a los negocios y a pilotar coches. Cuando su padre murió aparcó su vida en Rio de Janeiro y la plantación de café con la que empezó desde cero y que ha llegado a facturar 30 millones de dólares para ponerse al frente del imperio familiar. No tenía estudios, pero había heredado el instinto de los negocios y devolvió al imperio familiar su época dorada.

Casado con María Rita (fallecida en 2014) con la que tuvo tres hijas: Filipa, Luna y Mafalda. Al más puro estilo Amancio de Prada huye del foco mediático y dicen que cuenta con un carácter fuerte que prodiga en sus adquisiciones empresariales o cuando lanza una opa hostil, que sabe escuchar a su gente de confianza y se enamora de los negocios que emprende. Disfruta con la cría de caballos en su granja en Coruche en la que una de sus hijas aprendió a competir siguiendo la afición de su padre por las competiciones deportivas aunque ella prefiere hacerlo sobre un caballo.

Poco se parece a Ferit Sahenk, el hombre al que le ha vendido el hotel. Al frente de Dogus Holding firma su historial profesional con una educación de élite: de la ‘American School’ en Suiza a la universidad de Boston o el doctorado en la Universidad de Harvad para empezar a escalar peldaños en el imperio de su padre, Ayhan Sahenk, trabajando en el Dogus Garanti Bank. Dicen de él que es un empresario sagaz, lince en los negocios y que su aportación a la empresa familiar ha sido hacerla crecer con una política de alianzas. Al fallecer su padre de una afección cardíaca en 2001 asumió el trono que comparte con su madre Deniz y su hermana Filiz. Tenía 37 años. Ahora tiene 51, es padre de un hijo y se ha convertido en uno de los empresarios más ricos de Turquía que opera en 26 países con cadenas de alimentación, medios de comunicación, turismo, finanzas, gimnasios, balnearios, energía, construcción. No hay palo que no toque su barita de oro.

Es el paradigma del milagro turco con un patrimonio de 1,72 millones de euros según la lista Forbes. Tanto es su poder que compite con empresas como Adidas como Premium Patner de la Euroliga con 3 millones de euros y tiene una faceta solidaria que ha permitido a muchos niños turcos entrenarse en este deporte. Casado con la rubia y elegante americana Ferit Sahenk tienen un hija, Defne. Es habitual verlos en actos y eventos. Recientemente se le vio como uno más en una recepción en la embajada de Turquía en Madrid degustando gastronomía turca con flamenco y música fusión de fondo.

El hotelero con un blog

Situado entre la Carrera de San Jerónimo, con fachadas a la Plaza de Cánovas del Castillo o la Plaza de las Cortes se alza el hotel The Westin Palace, más conocido como Hotel Palace. El responsable de su construcción en un solar que pertenecía a los duques de Medinacelli fue el empresario hostelero George Marquet por encargo de Alfonso XIII. Sus estancias han guardado con celo la vida privada de huéspedes como Juan March, Mata Hari, Albert Einstein, Marie Curie o Salvador Dalí. Entre sus paredes se refugiaron periodistas, políticos y la cúpula militar durante el golpe de Estado de 23-F o pudimos ver a Felipe González y Alfonso Guerra en un balcón celebrando los resultados electorales de 1982. El Hotel cambió de manos tras la fusión entre el grupo Marriot y Starwood, antigua propietaria.

Marriot es otro imperio familiar asociado a la exclusividad y al lujo con orígenes humildes. Por primera vez está dirigido por Arne Sorenson un extraño a la familia pero fue un matrimonio mormón, John Wiliam Marriot junto a su esposa Alice, quien puso el primer ladrillo de este imperio hotelero gracias a la cerveza de maíz que vendían en una pequeña taberna, The Hot Shoppe. Su primer hotel fue un motel 'low cost' muy alejado de la exclusividad que venden en sus actuales hoteles. Bill Marriot, el heredero, es quien impulsó la compañía que incorporó marcas como The Ritz-Carlton, Bulgari o Renaisaance y tuvo que enfrentarse a la destrucción del Marriot World Trade Center el 11 de septiembre de 2011. Ahora es un moderno anciano con cuatro hijos, 14 nietos y 3 bisnietos, aficionado a la Fórmula 1 y coleccionista de coches, que escribe en un blog alojado en la web de la corporación en el que recoge sus vivencias, recomienda libros y series de televisión.

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Vamos a retroceder unos cuantos años. Sitúense. 1906. Unos 3.000 ilustres invitados tienen serias dificultades para encontrar una habitación dónde alojarse para asistir a la boda del Rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg. En este curioso dato empezó a fraguarse la idea de construir los hoteles de lujo que le faltaban a Madrid y que sí tenían otras ciudades europeas. El Ritz (inaugurado en 1910) fue el primer gran hotel de lujo de la capital. Alfonso XIII fue quien puso su empeño y su dinero para construirlo. Se convirtió en el emblema de un estilo señorial, aristocrático y cosmopolita donde los señoritos iban a bailar los sábados por la tarde pero que con los años no supo adaptarse a los cambios sociales. En mayo de 2015, tras una larga lista de dueños, el grupo hotelero Belmond y Omega Capital –propiedad de Alicia Koplowitz– lo vendió al consorcio formado por la firma asiática Mandarín y el grupo familiar Olayan por 132 millones de euros. Insignes fortunas para impulsar 137 habitaciones y 30 suites de lujo.

Alicia Koplowitz
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