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¿Dónde está realmente Alejandro Sanz cuando dice que está en Miami?
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el cantante es un vecino muy querido en jarandilla

¿Dónde está realmente Alejandro Sanz cuando dice que está en Miami?

El cantante ha encontrado el lugar idóneo para escapar del bullicio de la ciudad en Jarandilla de la Vera. Allí los vecinos le consideran uno más y así lo explican a Vanitatis

Foto: Alejandro Sanz
Alejandro Sanz

Cuando Alejandro Sanz llega a Jarandilla de la Vera (Cáceres) se desprende de muchas cosas. Se deshace de su fama, de la sensación de sentirse observado, de las gafas de sol y la gorra con las que trata de pasar desapercibido en Madrid y también de su apellido. Cuesta encontrar un vecino que se refiera al cantante como Alejandro Sanz. Para la mayoría es solo Alejandro. “Uno más”, dicen. En su refugio cacereño el artista deja paso al hombre, al amigo y al vecino. Paseando en bicicleta los jarandeños ya no posan su mirada penetrante en él, ahora solo levantan la mirada, alzan la mano y continúan impertérritos. El sueño de toda estrella a solo 215 kilómetros de Madrid.

“Es que aquí somos muy discretos y Alejandro ya está totalmente integrado. Su finca está muy cerca del pueblo y es habitual verle en algunos bares o simplemente dando un paseo con la bici. También le hemos visto pedaleando con David Bisbal por aquí. Son grandes amigos y Alejandro le invita a menudo”, explica a Vanitatis uno de los vecinos de Jarandilla de la Vera. Como él son varios los oriundos de la zona que relatan la normalidad con la que todos han encajado tener un vecino tan ilustre como el autor de 'Corazón partío'. Además, insisten muy orgullosos en que el cantante está muy enamorado de la zona y que pasa en ella mucho más tiempo de lo que la gente cree. “Cuando se dice que está en Miami es mentira. Está aquí”, ríen.

Y es que Alejandro Sanz no evita que se dé a conocer su estancia en Jarandilla. Sale a tomarse algo en algunos restaurantes como Casa Leti, La Abuela Pollina, que está a escasos metros de su finca, o en el hotel Ruta Imperial, cuyo dueño guarda una estrecha relación con el artista. Cuentan que en alguna ocasión el propietario ha instalado biombos para evitar que Alejandro pudiese sentirse incómodo por los curiosos. “Pero porque el dueño quería. No por Alejandro, que está encantado”, matizan a Vanitatis. Este hotel puede presumir de ser el favorito para la mayoría de los vips que andan por la zona como Marta Sánchez o Pepe Barroso. Sin duda, sus instalaciones y su situación privilegiada le convierten en el mejor lugar para disfrutar de una buena cena en compañía de las 'celebrities' jarandillanas.

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A ellas también se las ve, pero menos que a Alejandro. El cantante dicen que “no se pierde una”. Sobre todo la fiesta de los escobazos, la más ancestral y genuina de Jarandilla de la Vera y que tiene lugar cada 7 de diciembre. Consiste en que todos los habitantes prenden fuego a unos escobones con los que luego se atizan de cintura para abajo. La gente corre despavorida tratando de esquivar las llamas y el resultado es una fiesta que termina con la mayoría de los habitantes bebiendo vino en cada rincón del pueblo. Para protegerse del fuego, los más 'profesionales' utilizan un mono ignífugo o prendas que cubran bien la piel. Entre ellos Alejandro Sanz, que acude con un pasamontañas que solo se levanta para pedir “algún cubalibre” o “beber de la bota”, según describen algunos testigos a Vanitatis.

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Una boda 'secreta'

Hasta su boda con Raquel Perera en su finca, El Sueño de los Parrales –esa boda que se convirtió en tal cosa el mismo día porque los novios habían convocado a los invitados para el bautizo de su hijo Dylan–, pocos conocían el cariño que Alejandro sentía por esta tierra. Fue entonces cuando los vecinos por primera vez comprobaron la repercusión de tenerle como vecino cuando las calles se llenaron de coches con las lunas tintadas, de 'paparazzi' y de forasteros que cubrían sus rostros con enormes gafas de sol. En su finca de 36 hectáreas tuvo lugar el convite con invitados como José María Michavila, Elena Tablada o Pepe Barroso. Sin embargo, para todos los jarandeños que no habían podido compartir, por razones obvias, ese día tan especial con el cantante, Alejandro quiso tener un detalle. Para todos los habitantes el artista organizó una chocolatada en el hotel Ruta Imperial para que todo aquel que quisiese tomase una taza caliente por cortesía de su vecino. “Otro detalle de que Alejandro es feliz entre sus vecinos”, apostillan.

Resulta imposible escuchar una mala palabra hacia él. “Es muy humilde”, “no mira a nadie por encima del hombro” o “nos cedió una de sus guitarras en los últimos carnavales”, son algunas de las cosas que Vanitatis ha escuchado sobre él recorriendo las calles de Jarandilla. Además, por si fuera poco, también contribuye a promocionar la zona tratando de convencer a su amiga Shakira de que compre un terreno cercano al suyo y dando publicidad a la gastronomía más típica. Por ejemplo, en su finca, se elaboran productos ecológicos propios que luego se ponen a la venta en el Parador Nacional. Se trata de mermeladas o aceites de oliva vírgenes a los que él ha llamado Sombra. Curioso nombre para los productos de alguien que nunca ha querido esconderse.

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Cuando Alejandro Sanz llega a Jarandilla de la Vera (Cáceres) se desprende de muchas cosas. Se deshace de su fama, de la sensación de sentirse observado, de las gafas de sol y la gorra con las que trata de pasar desapercibido en Madrid y también de su apellido. Cuesta encontrar un vecino que se refiera al cantante como Alejandro Sanz. Para la mayoría es solo Alejandro. “Uno más”, dicen. En su refugio cacereño el artista deja paso al hombre, al amigo y al vecino. Paseando en bicicleta los jarandeños ya no posan su mirada penetrante en él, ahora solo levantan la mirada, alzan la mano y continúan impertérritos. El sueño de toda estrella a solo 215 kilómetros de Madrid.

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