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Arcos Gardens, la urbanización en la que vive Jesulín, sale del concurso de acreedores
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una inmobiliaria se hace cargo del complejo

Arcos Gardens, la urbanización en la que vive Jesulín, sale del concurso de acreedores

Se construyó con el objetivo de crear una lujosa urbanización solo apta para amantes de lo exclusivo. Diez años después quebró. Ahora, empieza a remontar con la idea de devolverle el esplendor inicial

Foto: Jesulín de Ubrique y María José Campanario en un fotomontaje de Vanitatis
Jesulín de Ubrique y María José Campanario en un fotomontaje de Vanitatis

Parece que el embrollo de la urbanización de lujo en la que viven, entre otros, algunos rostros conocidos como el torero Jesulín de Ubrique y su mujer, María José Campanario, la modelo Katlyn Lacoste o el golfista Bernard Gallacher (el Severiano Ballesteros escocés) además de empresarios extranjeros de gran poder adquisitivo, toca a su fin. La inmobiliaria Altamira se ha hecho cargo de las 20 villas de lujo que Promotora Golf Fain, la empresa constructora, no logró vender y pone punto y final al concurso de acreedores.

Foto: Jesulín de Ubrique y María José Campanario en un fotomontaje realizado en Vanitatis

Los planes para esas viviendas, según ha podido saber Vanitatis, aún no se han cerrado aunque la empresa baraja la posibilidad de venderlas o alquilarlas. Además, se ha renegociado la deuda de 900.000 euros de la promotora en gastos de comunidad y otros servicios. Ya les contamos aquí las vicisitudes de Arcos Garden, un proyecto inmobiliario llamado a ser un referente en el sector residencial de lujo de 400 viviendas en el pueblo gaditano de Arcos de la Frontera, la puerta de entrada a la ruta de los pueblos blancos en Cádiz.

Allá por 2004 el inicio del proyecto parecía muy prometedor. “Los Mora-Figueroa promoverán con Landmark un complejo de golf”. Los titulares vendían una operación inmobiliaria que llevaría el paraíso a aquel pueblecito blanco. El proyecto se ejecutaría durante los siguientes diez años uniendo al empresario andaluz Fernando Mora-Figueroa Domecq (perteneciente a una familia de confianza y con solera andaluza que vendía calidad de vida, tranquilidad, lujo y anonimato entre su círculo de confianza) con Lanmark, una empresa americana en cuyo 'portfolio' figuran el diseño y construcción de cincuenta exitosos campos de golf en Estados Unidos. Estos ingredientes se unieron a unas cifras muy seductoras (350 millones de euros de inversión más 420 empleos estables) y así se dibujó la fotografía de la urbanización de lujo en el que las viviendas se vendieron entre clientes de un gran poder adquisitivo en unos precios que oscilaban de los 300.000 al millón de euros.

Arcos Gardens se planificó como un espacio deportivo y residencial de lujo lejos de todos los complejos vacacionales en 172 hectáreas, con un campo de golf de 18 hoyos, villas, adosados… y para completar el paradisiaco entorno, el hotel Cortijo Fain, una emblemática construcción del siglo XVII, antigua casa señorial, renovada bajo las pautas del estilo tradicional andaluz. Sus promotores (la familia Mora Figueroa a través de la sociedad Novaterra) invirtieron más de 80 millones de euros en su construcción, iniciada en 2003. En su momento se levantaron más de 120 villas y el campo de golf y existía suelo con capacidad para promover otras 400 casas. La definición en su página web no podía ser más sugerente: “La arquitectura de este campo, caracterizada por sus grandes trampas de arena, sus onduladas calles, 'greens' de generosas dimensiones, grandes lagos y arroyos serpenteantes, y su integración en el entorno paisajístico de la finca Fain, representado por la figura del olivar y las vistas panorámicas a la campiña andaluza con un espectacular telón de fondo de Arcos de la Frontera, hará que todo aquel que lo visite guarde en su memoria un recuerdo inolvidable”.

Foto: María José Campanario y Jesús Janeiro en una imagen de archivo (Gtres)

Una casa de portada

El estallido de la burbuja inmobiliaria impidió terminar este proyecto que se quedó a mitad de camino. Quedaron por vender veinte villas de las 120 que se construyeron. En los planos quedaron las 400 que inicialmente iban a construirse en un terreno urbanizable, pero no desarrollado, que llaman Los Conejeros porque sus únicos habitantes son los conejos. La sociedad promotora entró en concurso de acreedores y las deudas empezaron a acumularse. La empresa de seguridad rescindió el contrato por la insolvencia del complejo y los impagos del administrador concursal. Lo mismo ocurrió con otros proveedores.

Un juzgado designó un administrador concursal para cuantificar el estado real del descalabro. En un principio el plan del administrador concursal era buscar un inversor que lograra un acuerdo con el principal acreedor, el Banco Santander, al que se le adeudaba un crédito de 35 millones de euros). Los propietarios de las casas vendidas se organizaron para tratar de colaborar con los inversores que tuvieran interés en reactivar este complejo pero ese momento no llegó. Ahora es el banco, a través de su inmobiliaria Altamira, quien ha asumido la misión de devolver a la urbanización parte del esplendor inicial como esperan sus propietarios.

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Parece que el embrollo de la urbanización de lujo en la que viven, entre otros, algunos rostros conocidos como el torero Jesulín de Ubrique y su mujer, María José Campanario, la modelo Katlyn Lacoste o el golfista Bernard Gallacher (el Severiano Ballesteros escocés) además de empresarios extranjeros de gran poder adquisitivo, toca a su fin. La inmobiliaria Altamira se ha hecho cargo de las 20 villas de lujo que Promotora Golf Fain, la empresa constructora, no logró vender y pone punto y final al concurso de acreedores.

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