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La odisea de viajar con Álvaro de Marichalar en Blablacar (contada por una usuaria)
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una compañera de viaje cuenta su experiencia

La odisea de viajar con Álvaro de Marichalar en Blablacar (contada por una usuaria)

Una de las pasajeras que viajaba con el excuñado de la infanta Elena relata cómo fue pasar dos horas con él. ¡Una pesadilla! Vanitatis ha hablado con Álvaro

Foto: Fotomontaje de Álvaro de Marichalar en Blablacar
Fotomontaje de Álvaro de Marichalar en Blablacar

Un profesor de kárate, una periodista de mordaz verborrea, una joven veinteañera y el mismísimo Álvaro de Marichalar. El cóctel que el poder virtual de Blablacar (la aplicación líder que permite compartir gastos de un mismo viaje) había formado en un trayecto Logroño-Madrid no tenía desperdicio. El destino se había confabulado para que entre las puertas de un mismo vehículo se mezclaran perfiles de personas tan distintos como distintas son las versiones de lo acontecido en aquel viaje. Para el excuñado de la infanta Elena fue un trayecto maravilloso, para la periodista locuaz, una auténtica pesadilla.

Ella misma se ha encargado de hacer públicos los detalles de su viaje escribiendo un artículo que bajo el título 'Pesadilla en Blablacar'ya se ha hecho viral en las redes sociales. La autora se llama Sabina Urraca y su descripción de lo ocurrido con Marichalar ya le ha arrancado la carcajada a más de uno. “Era un señor alto, como recién salido de una fiesta de Ibiza con el Conde Lequio. Pantalón pescador de lino, castellanos sin calcetines,camisa de lino azul marina y algo arrugada. Bronceado estridente, casi naranja. Y, cómo no, ristra de pulseras ibicencas en la muñeca, con una cintita con la bandera de España asomando orgullosamente entre ellas. Desde el primer momento en el que entró en el coche dio la impresión de que estaba absolutamente pirado”, escribe la periodista para describir al Marichalar que se encontró en la estación de Soria.

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Su escrito es un alegato contra la aristocracia de rancio abolengo, los privilegios y esa, según ella misma, “España decadente que se está comiendo nuestro país”. Una crítica que se dirige a Álvaro de Marichalar en concreto y que al aventurero, precisamente, no le ha sentado nada bien. “Fue un viaje estupendo con gente encantadora. Es una historia inventada”, comienza diciendo cuando Vanitatis se pone en contacto con él. Según avanza la conversación, crece la crispación y la contundencia con la que lamenta haber sido traicionado por sus compañeros de viaje. “España es un país de traidores y yo acabo de sufrir la última traición. Aquí no hay dignidad ni sentido del honor y, por eso, yo no vivo aquí”, explica algo más exaltado que cuando se inició la charla. “Pero es raro que alguien como tú use Blablacar, ¿no?”, le insiste Vanitatis. “Pero si yo viajo en Blablacar desde hace varios años. Yo tengo mi coche ahí metido y es que es una tontería pensar eso porque yo siempre he creído en la economía compartida”, responde.

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Para Marichalar resulta incomprensible la publicación del artículo y, tras meditar unos minutos, termina adivinando cuál pudo ser el motivo del enfado del resto de pasajeros: “Quizá se molestaron porque dije contundentemente alguna idea política que no les gustase. Hablamos de la Guerra Civil y yo dije que el mayor golpe de Estado fue la proclamación de la República en 1931. Comparado con eso, lo de Franco fue un golpito”, dice Álvaro, que termina la conversación con Vanitatis asegurando: “Dile que la perdono. Es un pobre personaje que quiere sus dos minutos de gloria y se está aprovechando de mi buena voluntad, pero yo la perdono y espero que le vaya bien en su trabajo”.

Sabina Urraca: "Marichalar nos dio el viaje"

Por su parte, Sabina no da crédito a lo narrado por el famoso aventurero. Se ríe cuando se entera de que para él fue un viaje maravilloso y exclama: “¡Pues lo será para él porque a nosotros nos dio el viaje!”.

Tal y como ha explicado en su artículo, la periodista necesitó la ayuda de Wikipedia para saber quién era él y tratar de empatizar con la supuesta actitud chulesca que había tenido su compañero de viaje desde que se montó en el coche. Detalles como llamar “pescadito” a la veinteañera o quitarle el asiento de copiloto a la periodistaresultaron claves para ella a la hora de afirmar que Álvaro abusa del poder que su posición social le otorga. “Para él, eso será normal, pero para nosotros tres no lo era”, dice a Vanitatis. “Desde que se sentó se puso a hablar por el móvil en voz muy alta y los demás no podíamos mediar palabra”. En su texto, este momento del viaje queda reflejado así: “Sus conversaciones telefónicas sucedieron todas ellas a un volumen tan estridente que no sabía si realmente quería pavonearse de su vida 'high class' o el respeto por los demás no entraba en su cerebro anegado de sangre azul. Todo giraba en torno a propiedades, eventos y euros. Cada cantidad que pronunciaba me hacía estremecer. Salieron a relucir inversores, materiales nobles, mármoles y buenas maderas. Practicaba un peloteo extremo, casi vergonzante, con cada una de las personas con las que hablaba. Cada frase era una mentira, un despropósito, una lamida de culo siempre dicha desde la altivez más extrema".

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Aunque el relato de Sabina cuenta con todo tipo de detalles lo que ocurrió durante las dos horas y media que separan en coche Soria de Madrid, según ella misma ha confesado a Vanitatis,ha preferido autocensurarse y no incluir algunas cuestiones para evitar posibles represalias del entorno de Marichalar.

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Un profesor de kárate, una periodista de mordaz verborrea, una joven veinteañera y el mismísimo Álvaro de Marichalar. El cóctel que el poder virtual de Blablacar (la aplicación líder que permite compartir gastos de un mismo viaje) había formado en un trayecto Logroño-Madrid no tenía desperdicio. El destino se había confabulado para que entre las puertas de un mismo vehículo se mezclaran perfiles de personas tan distintos como distintas son las versiones de lo acontecido en aquel viaje. Para el excuñado de la infanta Elena fue un trayecto maravilloso, para la periodista locuaz, una auténtica pesadilla.

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