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Verónica Alcanda, la mujer que ha creado en España un Meetic para ricos que cuesta 12.000 euros al año
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SUS CLIENTES, con INGRESOS ANUALES DE 100.000 €

Verónica Alcanda, la mujer que ha creado en España un Meetic para ricos que cuesta 12.000 euros al año

La fundadora del movimiento 'matchmaking' en España nos revela los éxitos de un negocio que consiste en buscar parejas (tanto hombres como mujeres) entre personas con un alto poder adquisitivo

Foto: Verónica Alcanda en un fotomontaje realizado en Vanitatis
Verónica Alcanda en un fotomontaje realizado en Vanitatis

Cualquier día podrían ustedes cruzarse a Verónica Alcanda por la calle de camino al club exclusivo Alma en el que se reúne con muchos de sus clientes. Quizás no se fijen en esta mujer con clase, guapa, alta, pelo largo y ojos claros seguros, expresivos e inquietos. Pero ella puede que sí lo haga. Si eso ocurre, les parará y educadamente les preguntará si tienen pareja. Si no la tienen, les ofrecerá una tarjeta. Llámenla si lo que leen a continuación les gusta.

Verónica es la primera 'headhunter' sentimental en España y, como tal, aplica las reglas de los cazatalentos a la búsqueda de pareja. Busca candidatos para sus clientes en cualquiera de los escenarios en los que se mueve y, por qué no, si alguien en la calle le sorprende, intenta ‘cazarle’. También le llegan candidatos desde otro formato muy profesional como Linkedin o, simplemente, registrándose en su web. Tiene una base de 20.000 candidatos repartidos por todo el mundo.

Sepamos cómo es su trabajo. Todo en Verónica destila clase. Imponente, con un abrigo blanco de líneas puras y unos pendientes a juego, se mueve por el club en el que hemos quedado decidida, resuelta, segura de sí misma. Habla claro y sin tapujos de emociones, no tiene reparos en hablar de polvos, aunque ella cree que el secreto de su negocio y de las relaciones está en el romanticismo. Lo suyo surgió hace cuatro años casi por casualidad, en un viaje en avión hacia Estambul a visitar a una amiga. Verónica trabajaba entonces como alta directiva en la cadena hotelera Room Mate de Kike Sarasola, pero ojeando una revista que cayó en sus manos en el avión, supo por primera vez del 'matchmaking', un sistema que aplica la metodología de los 'headhunters 'al plano sentimental y que estaba causando furor en Estados Unidos, país en el que ya en 2003 se fundó el Matchmaking Institute. Y se preguntó: “¿Por qué en España no hay nada parecido?”

Ella trajo este negocio a España

Verónica buceó en webs, investigó, consultó… y se decidió. Se movía bien por las redes sociales del amor: había explorado en su propia piel en webs como Edarling, Meetic… y descubrió su nicho de mercado. Aquel sistema era un batiburrillo en el que los perfiles se mezclaban y constató lo que sabía: “Existía una minoría de personas cosmopolitas, políglotas, con experiencia internacional, éxito profesional, que estaban desatendidas y, lo más importante, cansados de relaciones esporádicas, del folleteo esporádico y casual una noche y deseaban una pareja estable. Clientes exclusivos que, además, buscaban parejas exclusivas”, explica.

Ella fue la artífice de traer el negocio de buscar pareja a personas con posibles a España. La diferencia con EEUU era una cuestión de género. Allí es el hombre el único que pagaba el servicio. Aquí pagan todos. De hecho, su primera cliente fue una mujer empresaria de mucho éxito, divorciada, con dos hijas, que leyó un artículo suyo. Uno de los clientes que más recuerda fue un ejecutivo de 37 años muy atractivo, harto de ligar, que buscaba a la madre de sus hijos. Le busqué la chica perfecta: guapa, con clase, cultura, idiomas, perfil internacional… y, al enseñarle la foto, no le gustó. “No quería conocerla. Era tan perfecta para él que me empeñé mucho en que se conocieran, les busqué un sitio ideal para que quedaran y acabó pidiéndome disculpas”. Asegura tener un porcentaje de fracaso bajo: Solo no he logrado emparejar a uno de mis clientes”. ¿El secreto? “Me gusta tener éxito en todo lo que hago y en el trabajo también. Yo no les prometo que van a conseguir una pareja: solo que les voy a encontrar lo que me piden”.

La selección es exigente. No coge a todos los que quieren contratar sus servicios. Se quedó a sus puertas un hombre que la llamó para que le consiguiera una novia española. “No exporto carne”, le dijo. Absténganse si lo que buscan es cazar un marido o mujer que le mantenga. Con ella, lo de dar el braguetazo no se estila. “Yo no doy ese servicio. Busco pareja entre candidatos del mismo nivel cultural, social y adquisitivo y que tienen parecidas inquietudes e intereses”.

Tampoco es cierto que solo acudan a ella hombres. “Las mujeres alfa, ejecutivas, con una trayectoria vital y profesional estable y exitosa, buscan lo mismo que ellos: una relación estable con alguien de su mismo perfil”. La única diferencia entre ellos y ellas es la importancia del físico. “Puedes ver a una mujer muy guapa con un hombre menos atractivo, pero casi nunca eso pasa al contrario. Ellas son menos exigentes si les gusta el interior o es su perfecto 'gentleman'. Eso casi nunca sucede al revés”, afirma. Sus clientes suelen tener entre 35 y 55 años, con ingresos económicos que rondan los 100.000 euros al año y proceden de profesiones liberales, ejecutivos, diplomáticos, modelos, aristócratas…

Un servicio personalizado… y un poquito de cortejo

Lo suyo es un trabajo a conciencia con el cliente (para afinar muy bien lo que busca) y con el candidato. Prepárense para un examen exhaustivo. “Les hago tres entrevistas, analizo e investigo su 'background', idiomas, parejas anteriores, trayectoria personal, gustos, deportes que practican… Todo queda radiografiado bajo sus ojos. Es un servicio esmerado y especial. “Mis clientes, al final, se me abren en canal”, asegura. La confidencialidad está asegurada. Y el trato personalizado. Al final, será ella quien les pase una ficha de su posible pareja. Primero les explica el perfil del seleccionado sin foto y, si les gusta, les enseñará una imagen. Entonces, ya pueden empezar a dibujar su cita de la que ella gestionará cada detalle.

Algunas reglas para ese primer encuentro: nada de ex, ni dinero, ni sexo, ni borracheras… Y si se gustan, entonces les dará sus teléfonos. Este trato diferenciado la diferencia de otras redes sociales que ha probado para tantear otros mercados afines al suyo. “Hay mercado para todos, pero creo que las redes tienen una inversión emocional importante para los que buscan pareja”. Por ejemplo, para valorar Tinder, utiliza las palabras de Lucía Martín, amiga y autora del libro ‘Hola, ¿sexo?’, que escribió que “era un intercambio de fluidos”. No pone reparos para valorar el programa que está cosechando buenas audiencias como 'First Dates' como “un reflejo de la sociedad”.

Pero nada es fácil y por este servicio esmerado y personalizado tendrán que pagar un precio: un contrato de seis meses les costará 4.000 euros, ocho meses asciende a 9.000 y si necesitan un año la cifra es de 12.000 euros, pero ya incluiría 'coaching', estilistas, fotos… y otra clase de servicios. Cuando le preguntamos qué consejos daría a todos sus clientes, no tarda en responder un segundo. “Que no pierdan el tiempo. Si no surge, no surge. Sé tu mismo y, por favor, que pongan un poquito de romanticismo. Saquen la parte romántica y recuperen ese cortejo que se ha perdido”. Todos estos consejos, sus secretos, experiencias, los recogerá en un libro. Estaremos atentos.

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Cualquier día podrían ustedes cruzarse a Verónica Alcanda por la calle de camino al club exclusivo Alma en el que se reúne con muchos de sus clientes. Quizás no se fijen en esta mujer con clase, guapa, alta, pelo largo y ojos claros seguros, expresivos e inquietos. Pero ella puede que sí lo haga. Si eso ocurre, les parará y educadamente les preguntará si tienen pareja. Si no la tienen, les ofrecerá una tarjeta. Llámenla si lo que leen a continuación les gusta.