Nos colamos en el taller de los bolsos que llevan Letizia, Charlène y Elle Macpherson

Cuando el timbre de la puerta rasga la tarde lluviosa en el taller de All we love, situado en el madrileño barrio de Aravaca, Paloma Tey corre a abrir la puerta al mensajero que viene a recoger uno de los bolsos y, rápida, alcanza una caja de cartón, uno de los bolsos y lo empaqueta con pequeños detalles que le dan ese toque personal propio de una marca en la que todo es artesano, personal y hecho con mucho amor, como su nombre indica.

Su socia, Inés Sentmenat, está en la planta de arriba buscando otra de las joyas de las colecciones en una casa de techos blancos e imposibles que invita a la creatividad. En el taller de All we love todo lo hacen ellas: diseñar, elegir telas, revisar la producción, empaquetar, coger el teléfono, promocionar, cerrar acuerdos... Dos emprendedoras arremangadas cada día en torno a una mesa natural para sacar adelante esta pequeña empresa.

La combinación de las dos socias es perfecta. Extrovertida y decidida Paloma y tímida y serena Inés; dos viejas amigas que casi crecieron juntas en Barcelona y un día, ya en Madrid, decidieron embarcarse en la aventura de diseñar y crear desde cero una marca de bolsos versátiles y fáciles de llevar, hechos con materiales nobles que recuerdan a los usados por algún tapicero, forros diferentes y únicos que intentan sorprender a sus clientas y que tejen con amor cuatro artesanas. Todas son féminas en esta empresa. “Nos gusta rodearnos de mujeres”, explica Paloma. Inés aporta su experiencia como fotógrafa de decoración y Paloma la de diseñadora de moda para Zara. Dos catalanas con sede oficial en Madrid desde hace ya casi veinte años, pero que venden a todo el mundo.

El negocio crece y su colección de invierno se corona con muchos proyectos para el año que estrenaremos en breve. El 2017 será su desembarco en un córner de El Corte Inglés de Serrano y el próximo fin de semana, un market en el Cotton House Hotel de Barcelona en colaboración con la fundación del príncipe Alberto II de Mónaco, comprometida con el medio ambiente y muy en sintonía con la filosofía de los bolsos All we love. Inés y Paloma estuvieron en la presentación de la organización en España el pasado mes de abril. Alberto de Mónaco es uno de los hombres que se ha dejado cautivar por sus bolsos, pero las principales estrellas siguen siendo las mujeres y muchas con nombre propio. Su mujer, Charlène de Mónaco, tiene ya el suyo y también sus gemelos con sus iniciales grabadas en el interior. Ya hay un bolso (el panadero) con el nombre de Naomi Campbell después de que la top model se quedara prendada de uno de ellos. También guarda uno en su armario la Reina Letizia, concretamente el mismo que luce otra top model, Ellen Macpherson. “Un amigo nos compró ese modelo para regalárselo y eligió otros dos más pequeños para las infantas”, cuentan las empresarias.

En la lista de vips patrios hay otros nombres como Simoneta Gómez-Acebo, Blanca Suelves, Ana García Siñeriz, Amaia Salamanca o la célebre cocinera Samantha Vallejo-Nágera. Y no nos olvidemos que sus creaciones han llegado a Elvira Fernández, la esposa del presidente del Gobierno, aunque la vicepresidenta aún no se ha decidido. No obstante, con Mariano Rajoy tienen hilo directo. Jorge Moragas, jefe de gabinete del presidente, es marido de Paloma Tey.

No podemos evitar preguntarlas si les ha llegado alguna petición de alguna política de otro color. La respuesta es negativa. Los bolsos no ocupan espacio en las bancadas socialistas, ciudadanas o podemitas. Otra pregunta invade el taller: ¿cuál sería el elegido para una dirigente de la formación morada? La carcajada oculta el aprieto en el que ponemos a nuestras entrevistadas. Inés toma la palabra rauda para salvar a Paloma del apuro. “Hacemos bolsos para personas, no para partidos políticos”. Y no es que escondan sus vínculos políticos o, en el caso de Inés, con la nobleza catalana. Hija de Félix de Sentmenat y Güell y Remedios de Urruela y Sanllehy, barones de Santa Pau, marqueses de Castelldosríus y de Orís. “Es algo con lo que he nacido y convivo con ello”, apunta con sencillez.

Este invierno la marca celebra su segundo partido con tejidos naturales de lana de oveja merina que se hace en Grazalema desde hace 200 años o de cashmere, en colores neutros que recuerdan a paisajes profundos. Son, quizás, las características que se esperan de bolsos ‘hipnóticos’ destinados a ser inmortales y traspasar cualquier temporada. Y sepan, además, que pueden personalizarlos.

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