La encrucijada de Rociito: no logra vender su finca, por lo que no puede pagar sus deudas

A Rocío Carrasco le comen las deudas y, por si este no fuese en sí un problema preocupante, encima no es capaz de sacar a la venta la finca El Administrador, joya de la corona del imperio inmobiliario heredado de su madre, Rocío Jurado, tras su muerte el pasado 1 de junio de 2006. Rocío fue declarada heredera universal de su madre, por lo que tras su fallecimiento pasaron a formar parte de su patrimonio los derechos musicales, sus pertenencias personales y profesionales (joyas, vestidos, fotos) y diversos inmuebles, de los cuales trata de desprenderse ahora para hacer frente al montante que le reclama la Comunidad de Madrid en concepto del pago de impuesto de sucesiones que, tras los recargos por el impago, se sitúan ahora en 965.526 euros. A esto se le suma, además, lo que le pide Hacienda, que asciende a los 110.317 euros, como así publica la revista 'Diez Minutos'.

En total, su deuda con estos dos organismos es de 1.075.843 euros y Rociito pretende saldar estos retrasos con la venta de la finca El Administrador, como así acordó con estas instituciones para evitar su embargo y posterior salida a subasta, la cual estaba prevista para diciembre de 2015. Rocío logró frenar esta subasta, al prometer que pagaría la deuda con su venta, pero se le está resistiendo esta transacción al no encontrar comprador para este complejo compuesto por seis fincas con viñas que ocupan una extensión de 31 hectáreas y 75 áreas y distintos edificios.

El problema que presenta para vender El Administrador puede estar en el precio, dado que Rocío pedía en un primer momento 2 millones de euros por él. Al comprobar que no había nadie dispuesto a desembolsar esa ingente cuantía por esta propiedad, se ha visto obligada a ir bajando su precio hasta situarse actualmente en un precio de salida de 1,2 millones de euros. Pero quizá no sea la única problemática que presenta esta venta, porque la finca se encuentra en un estado de abandono al haberse paralizado las necesarias actividades de mantenimiento que aseguraban su valor de mercado. Según pase el tiempo, su integridad peligra. Por un lado, sus instalaciones se ven deterioradas por las inclemencias del tiempo y, por otro, si no se vende, acabará por ser embargada para subsanar las deudas que la hija de Rocío Jurado ha contraído.

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