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El Palomar, la finca que investigó Hacienda donde reposarán las cenizas del torero
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MUERE PALOMO LINARES

El Palomar, la finca que investigó Hacienda donde reposarán las cenizas del torero

Fue escenario de su pasión por el campo, el toreo y la pintura. Allí vivió 34 años con Marina Danko, nacieron sus tres hijos y ha disfrutado su última etapa con Concha Azuara

Foto: Palomo Linares junto a su finca toledana El Palomar, en Seseña.
Palomo Linares junto a su finca toledana El Palomar, en Seseña.

Si hay una finca que mira majestuosa la fértil vega de Aranjuez, esa es El Palomar, una propiedad cuyo nombre siempre se ha asociado al torero Palomo Linares, a pesar de que hay otra gran finca con idéntico nombre también regentada por un ilustre: la del ganadero Samuel Flores, en Albacete. La de Linares es una espectacular heredad de 72 hectáreas, donde se ubica su vivienda, cuya superficie es de 1.335 metros cuadrados, situada en un cerro de 600 metros y rodeada de simétricas formaciones parduzcas y serpenteada por el canal del Jarama y el río Tajo.

Un fortín que se divisa desde la carretera de Andalucía donde el diestro ha decidido que sus restos reposen, en ese trozo de paraíso que fue adjudicado al torero en 1985 por el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario.

Esta finca fue escenario de una y mil capeas, germen de sus reses bravas, vivió allí sus 34 años de amor (y cinco de enfrentamiento) con la colombiana Marina Danko, nacieron sus tres hijos (Sebastián, Miguel y Andrés) y ha vivido su última etapa vital con Concha Azuara, la magistrada que valientemente le devolvió la ilusión desde que se conocieron en Aranjuez, ese noviembre de 2013. Sin embargo, desde 1997 esta magnífica propiedad no está a su nombre y aunque descansará eternamente en ella, no es de su titularidad ni será de sus herederos.

La lealtad de los Lozano, más que apoderados

Precisamente, uno de los titulares de este inmueble es la sociedad Agrícola de La Sagra, propiedad del famoso empresario taurino Eduardo Lozano, que rescató al torero adquiriendo la finca, en 1997, y saldando las deudas (62 millones de pesetas, cerca de 370.000 euros) que sobre ella dejó Sebastián Palomo.

Foto: Los hermanos Sebastián y Miguel Palomo Danko en el tanatorio. (Gtres)

Concretamente, el empresario toledano pagó por El Palomar 211,4 millones de las antiguas pesetas -1,3 millones de euros-. La operación de compra se realizó mientras Eduardo Lozano era el encargado de gestionar la plaza de toros de Las Ventas de Madrid junto a sus hermanos José Luis y Pablo. Los Lozano, propietarios de la ganadería de Alcurrucén, estuvieron 14 años al frente de La Monumental -entre 1990 y 2004-, a través de la sociedades Toresma I y luego Toresma II, cuyos nombres son sinónimos de toreo y donde, según el registro mercantil, participa de su accionario también Fernando Fernández Tapias.

Que Palomo Linares no era dueño de su finca toledana salió a la luz cuando ese 1997 Hacienda quiso embargarla para resarcirse de la deuda de quince millones de pesetas, cantidad a la que ascendían los impuestos impagados por este. Entonces, el erario público se encontró que la finca había sido vendida en 1971 a Pablo Lozano, hermano de su apoderado.

Según explicaba el diario 'El País' en una crónica de la época, Hacienda realizó una investigación exhaustiva a nivel nacional y resultó que no había ninguna propiedad registrada a nombre de Sebastián Palomo. Las deudas acabaron saldándose y la finca siguió en manos de los Lozano y Palomo Linares la disfrutó hasta el último día como si fuera suya.

El comportamiento de los hermanos Lozano con el diestro siempre fue ejemplar y su sólida relación, en lo personal y en lo profesional, duró hasta los últimos días de Palomo Linares, cuya pérdida ha marcado, como al resto del mundo del toro, a estos emblemáticos ganaderos toledanos.

Foto: Palomo Linares. (Gtres)

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Si hay una finca que mira majestuosa la fértil vega de Aranjuez, esa es El Palomar, una propiedad cuyo nombre siempre se ha asociado al torero Palomo Linares, a pesar de que hay otra gran finca con idéntico nombre también regentada por un ilustre: la del ganadero Samuel Flores, en Albacete. La de Linares es una espectacular heredad de 72 hectáreas, donde se ubica su vivienda, cuya superficie es de 1.335 metros cuadrados, situada en un cerro de 600 metros y rodeada de simétricas formaciones parduzcas y serpenteada por el canal del Jarama y el río Tajo.

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