Así es el 'recambio' de Esperanza Aguirre: hijo de marquesa, cazador y colchonero

Comentan en las filas populares que a Íñigo Henríquez de Luna no le importa dar un paso adelante cuando se le necesita. O presentar batallas que ocupan titulares inesperados. Aunque él siempre ha afirmado no buscar ningún protagonismo, esta semana ha ocupado el puesto de salida en el Partido Popular madrileño tras la tercera dimisión de la ‘rubia’ Esperanza Aguirre. Conozcamos al hombre detrás del cargo.

Con su ‘mentora y amiga’ coincide en algo más que su ideología liberal y su lealtad al partido de la gaviota. El nuevo portavoz compite con la exlideresa en orígenes nobles. Si su antecesora es condesa de Bornos por su matrimonio con Fernando Ramírez de Haro y Valdés y nieta de los condes de Sepúlveda por parte de madre, Íñigo es hijo de la marquesa de Villablanca, María del Pilar Losada y Peñalva y de Miguel Henríquez de Luna y Treviño. También es nieto del conde de Gavia y sobrino del conde de Valdelagrana. El título de su madre se remonta al 17 de marzo de 1692 cuando el rey Carlos II se lo otorgó a Jerónimo Velasco y Castañeda relevándole del servicio de armas.

Pero es a Ciudad Real o, más concretamente, a la localidad de Campo de Criptana donde hay que trasladarse para buscar sus orígenes. Allí los Treviño, con una larga tradición agrícola y ganadera, entroncan con gran parte de los linajes manchegos. Allí tienen propiedades y viñedos a los que él se escapa cada vez que puede con su mujer María (una publicista a la que conoció en un mitin del partido hace casi treinta años) y sus tres hijos; dos chicas y un chico. De ahí le viene también su afición a la caza con perro y escopeta, su amor por la tierra y la naturaleza y la cocina tradicional como las judías con liebre.

De la viña manchega al barrio de Salamanca

Decimos que se 'escapa' porque el nuevo portavoz popular nació en Madrid hace 53 años en el domicilio familiar del barrio de Salamanca. Allí estudio en el colegio del Prado junto a sus cuatro hermanos. Recibió una educación tradicional, conservadora y católica. Sus padres fueron fundadores de Alianza Popular. Miguel Henríquez fue el primer presidente de la formación en Campo de Criptana, mientras su madre se sentaba en el comité ejecutivo de la formación en el distrito madrileño popular por goleada.

Íñigo hizo un giro en su estilo de vida cuando la diabetes le dio un aviso. Seguidor del Atlético de Madrid, como su padre y hermanos, es muy aficionado al deporte. Tan pronto le vemos corriendo en un maratón solidario como jugando un partido de baloncesto por las víctimas del terrorismo. También es muy activo en redes sociales, aunque solo postea su intensa actividad política.

Su ascenso político

Íñigo dice entender la política como una noble (y no es ironía) vocación de servicio. Añadamos más calificativos: cercana, transparente, ejemplar, de frente y rindiendo cuentas siempre a los ciudadanos. Se afilió a Nuevas Generaciones el mismo año que inició la carrera de Derecho en la Complutense. Desde entonces lo suyo ha sido un ascenso escalón a escalón. Su trayectoria es larga, pero no les vamos a aburrir con la lista de cargos que ha ocupado hasta llegar a ser quien es hoy. Solo unas líneas. Ocupó varios cargos en la junta directiva del distrito de Salamanca hasta presidirla y dar el salto como vicesecretario de acción política. De ahí pasó al Ayuntamiento con Gallardón y en 2011 “se despidió de tantos años de labor municipal” para brincar hasta la Asamblea de Madrid como diputado regional junto a Aguirre.

En marzo de 2015, ella le eligió como su director de campaña y después le puso como su portavoz en Economía y Hacienda en el consistorio. Era el que se encarga de rechazar los Presupuestos de Ahora Madrid por "salvajes y clientelares". Hay quien dice que ella le manejaba. A él no le asusta que le llamen 'esperanzista'. Pero si algo tiene el sustituto son ideas propias y ganas de expresarlas. Fue uno de los primeros en hablar de primarias y democracia interna en las filas azules y lo puso por escrito en un manifiesto que lo colocó en plano nacional. Su portavocía puede ser prometedora. Sigue siendo presidente del distrito del barrio bien por excelencia de Madrid. Ya saben; allí las urnas tienen un claro color azul.

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Juanjo Madrigal

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