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Famosos sin quererlo: el descubrimiento de la telegenia callejera
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Famosos sin quererlo: el descubrimiento de la telegenia callejera

Coloquialmente, la Real Academia de la Lengua describe al famoso como una persona excelente en su especie. Muchos persiguen la fama, algunos cardan la lana y

Coloquialmente, la Real Academia de la Lengua describe al famoso como una persona excelente en su especie. Muchos persiguen la fama, algunos cardan la lana y otros son atrapados en una celebridad momentánea que les lleva al estrellato. Las entrevistas callejeras han descubierto grandes mitos televisivos. La última en sumarse ha sido Cecilia Giménez. La restauradora del Ecce Homo ha alcanzado la fama sin quererlo.

La fama, sin embargo, es arma de doble filo. Algunos se agarran a ella como a un clavo ardiendo. Otros entran en profunda depresión y detestan su imagen en cámara. Cecilia Giménez forma parte del segundo grupo, cuando su fama le ha llevado a sufrir un ataque de ansiedad.

No todo el mundo sabe cuál es su perfil bueno delante de una cámara. A Ana, sin embargo, no le hizo falta. Su labia lo hizo todo. No todo el mundo te recibe en casa diciendo que se va a “poner con la regla” ni se gana una casa pidiéndosela al “arcarde. Debía estar “lacia” en ese momento. Hizo “¡paaa!” y se convirtió en remix en un momento.

Sin duda, hay que agradecer a Callejeros el descubrimiento de muchos de estos rostros. Sin quererlo, ellos han encontrado lo que es la verdadera naturalidad en televisión. Estás en Pitis y, de pronto, te encuentras con un hombre que acaba de salir de la cárcel y que conoce los cinco principios universales de la raza humana: la vivienda, la ropa, la dignidad y, de las otras dos, no se acuerda.

Ella sí que se ha hecho famosa. Una vez la reportera (“señora, señorita y señor”)  se encontró con “la rubita del Cabañal” supo que había descubierto un auténtico personaje. Twitter todavía no había eclosionado, ella hubiese ocupado el top 10 de trending topics. Ya avisó, se veía “diferente”. El “azul como el cielo” era su color.

Las historias de vecinas son un auténtico filón. No hace falta tirarse los trastos a la cabeza cuando te puedes colocar unas bolsas. No eran la última moda en Cibeles. Sólo hay una norma: entrar y salir de casa con el chubasquero, el bolso en una bolsa de basura y cubrir bien la cabeza. No se preocupen por mantener la decoración navideña en pleno verano si sus luces son blancas.

Aquí es cuando llega el protagonismo de los controles de alcoholemia. Una joven se hizo famosa por explicar a los espectadores que existe una hormona que “metaboliza el alcohol”. Una clase maestra que quedó en segundo plano cuando el reportero descubrió una sustancia blanquecina en el pelo.

Otro que sucumbió ante los guardias civiles fue un joven que llenó las discotecas con su “pim pam toma lacasitos”. Hizo entrevistas y acudió a programas de televisión para contar su historia después de aparecer en un programa de televisión sin lograr recordar su noche de fiesta. Eso sí, él era muy educado y respetó al cuerpo desde el primer momento: “viva España, viva el rey, viva el orden y la ley”.

Sin duda, las borracheras adolescentes han dado momentos de oro a todos los programas. Fue un huevo el que desencadenó la historia y Sole la culpable del momento. El mechero tan solo una anécdota.

Jóvenes, mayores… y niños. Ellos también han dado picos de audiencia cuando han sido puestos ante una cámara. No es para menos. Una niña no dice todos los días que desea que su colegio sea “destruido por una bomba de destrucción”. Tranquilidad, ella siempre quiso ser veterinaria.

Parda de principio a fin. Ella tan solo quiso juntar dos líquidos. Siempre quedará la duda de cuáles. El gas amarillo empezó a surgir por todas partes. Nunca se vio pero ella fue capaz de describir la situación con pelos y señales.

Todos ellos fueron famosos por momentos. Su fama subió como la espuma y desapareció tal y como vino. Se les olvidó, pero las cámaras dejaron su recuerdo para siempre.

Coloquialmente, la Real Academia de la Lengua describe al famoso como una persona excelente en su especie. Muchos persiguen la fama, algunos cardan la lana y otros son atrapados en una celebridad momentánea que les lleva al estrellato. Las entrevistas callejeras han descubierto grandes mitos televisivos. La última en sumarse ha sido Cecilia Giménez. La restauradora del Ecce Homo ha alcanzado la fama sin quererlo.