La ficción británica que criticó la telebasura

Después de muchos anuncios, llega la ficción más bruta de la televisión. Aclamada, sin embargo, Black Mirror aterriza en Cuatro este lunes a las 22:30 horas. Tres historias independientes con un factor común: la tecnología y la comunicación van de la mano en la forma de vida actual con catastróficas consecuencias.

Escrita por Charlie Brooker, creador de la polémica Dead Set, la serie está dividida en tres capítulos con historias que nada tienen en común. La primera parte juega con el poder que tienen las nuevas tecnologías y las redes sociales. El Primer Ministro británico será retado a jugar bajo unas reglas muy sucias. La princesa Susannah, uno de los miembros más queridos de la familia real, ha sido secuestrada y tan solo será liberada si el Primer Ministro acepta un controvertido chantaje.

En la segunda parte, la tecnología ha avanzado tanto que cada persona tiene un chip en la cabeza que le permite recordar con claridad una escena de su vida, incluso mostrársela a sus acompañantes en una pantalla de televisión. El problema llegará cuando un joven está obsesionado con la posible infidelidad de su novia y observará cada actitud para valorar la situación.

Por último, Cuatro ha colocado el talent show para cerrar la historia. Una población dominada por un programa al estilo de Tú sí que vales. Las personas viven encerradas en salas altamente digitalizadas. Su vida consiste en conseguir monedas haciendo ejercicio. Con ello podrán comprar comida, entretenimiento o una entrada para presentarse en el programa de televisión cazatalentos. Allí es en el único lugar en el que podrá cambiar tu vida.

La ficción, recibida entre los críticos como uno de los mejores experimentos que han llegado a la televisión, ha sido renovada por una segunda temporada cuando, en sus inicios, fue concebida como una producción con un inicio y un final. Su inconfundible brutalidad se ha convertido en su seña de identidad.