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Intereconomía tira la toalla ante la cruzada de la Iglesia por la audiencia conservadora
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Intereconomía tira la toalla ante la cruzada de la Iglesia por la audiencia conservadora

21.00 horas del pasado jueves. Todas las alarmas saltan en el sector televisivo. Antonio Jiménez, el buque insignia de Intereconomía TV, ha decidido abandonar el barco

21.00 horas del pasado jueves. Todas las alarmas saltan en el sector televisivo. Antonio Jiménez, el buque insignia de Intereconomía TV, ha decidido abandonar el barco para fichar por 13tv. Tan sólo dos horas después, la compañía dirigida por Julio Ariza decide cortarle la comunicación de su teléfono de empresa y de su ordenador personal, lo que deja al periodista sin acceso a su agenda de contactos.

El enfado del empresario navarro es descomunal. No le faltan razones. Desde hace ya algunos meses, la cadena de los obispos no sólo le ha ido arrebatando a algunos de sus tertulianos más mediáticos (Isabel Durán, Carlos Cuesta, Carmen Tomás), sino que se está adueñando de su audiencia.

Seis décimas, seis. Para ser más exactos. Según datos de Barlovento Comunicación, Intereconomía TV ha pasado de un 1,5% de cuota de pantalla en enero de 2012 a un 1% en lo que llevamos de enero; mientras que 13tv ha pasado de un 0,8% en enero de 2012 a un 1,4%. Un logro impensable para la joven cadena católica.

No obstante, el presupuesto de ambas también ha distado mucho. Y es que, mientras Intereconomía lleva meses agonizando, en 13tv no han tenido reparos en echar mano de las arcas de la Iglesia para convertirse en el canal de referencia de la derecha televisiva. “La Iglesia católica no puede estar en estos momentos sin una televisión en España”, convenció Jiménez Barriocanal a los obispos.

A  golpe de talonario

Dicho y hecho. En tan sólo dos años de vida, 13tv se ha hecho con los servicios de rostros tan dispares como Curri Valenzuela, los citados Cuesta y Jiménez, Nieves Herrero, Inés Ballester, Alfonso Merlos e incluso el cura showman Javier Alonso para sus late night, o un actor porno para las noches de los sábados.  Grandes nóminas que se unían a la friolera cifra de 5,5 millones de euros anuales que paga el canal por el alquiler de la licencia a Unedisa.

Un escenario muy distinto al que se vive en Castellana, 55. Allí, sus empleados acaban de cobrar la nómina de noviembre y una paga de beneficios atrasada. De esta forma sólo les quedaría por cobrar la nómina de diciembre y la paga de navidad.

Asimismo, los sucesivos recortes que se están llevando a cabo para asegurar la viabilidad del grupo han llevado a la cadena a prescindir de algunos de sus programas más conocidos como medida de ahorro. Estos han sido + Vivir, de Manuel Torreiglesias, España en la memoria, de Alfonso Arteseros, Buenos Días Intereconomía, con Irene Cacabelos, De buen café, con Javier García Mateo al frente, y José Luis Vidal; La Gaceta de la tarde, de Teresa Fernández.

Huecos que poco a poco intentarán cubrirse a través de distintas fórmulas. De hecho, según ha podido saber este portal, la cadena de Ariza está negociando con la cadena catalana Metropolitan TV para ‘alquilarles’ la franja de tarde. La idea es que en ese horario se emita la tertulia de Carlos Fuentes "Queremos opinar". Pedrazzoli, dueño de Metropolitan, tiene mucha implantación en la TDT catalana y busca expandirse a otras comunidades.

La necesidad de ingresos de Intereconomía hace factible el 'desembarco' de Metropolitan en la tarde, mientras Ariza está a la espera de cobrar los derechos por "Las Aventuras de Tadeo Jones", una de las pocas alegrías que el empresario navarro se ha llevado este año, y plantea nuevas medidas de ahorro como el traslado de sede de la Castellana a Pradillo o, como recorre los pasillos del Grupo, un nuevo ERE que afectaría a unos doscientos trabajadores.    

21.00 horas del pasado jueves. Todas las alarmas saltan en el sector televisivo. Antonio Jiménez, el buque insignia de Intereconomía TV, ha decidido abandonar el barco para fichar por 13tv. Tan sólo dos horas después, la compañía dirigida por Julio Ariza decide cortarle la comunicación de su teléfono de empresa y de su ordenador personal, lo que deja al periodista sin acceso a su agenda de contactos.