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El negocio de los representantes: enfrentamientos en plató detrás de un mismo nombre
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El negocio de los representantes: enfrentamientos en plató detrás de un mismo nombre

Un fenómeno televisivo nace, crece, puede llegar a reproducirse y es cosa de su mánager que nunca llegue a morir. O, por lo menos, que tarde

Un fenómeno televisivo nace, crece, puede llegar a reproducirse y es cosa de su mánager que nunca llegue a morir. O, por lo menos, que tarde lo más posible en hacerlo. Detrás de cada estrella se esconde un nombre, a la sombra y tras las cámaras, que negocia todos los contratos de su representado. Un negocio que puede resultar engañoso o, por lo menos, curioso. Detrás de numerosos enfrentamientos en plató se oculta un mismo nombre. Detrás de numerosos colaboradores se encuentra una misma empresa. Un negocio que no hace otra cosa que impulsar o disimular todo aquello que ocurre delante de las cámaras.

Sólo hay que pisar el plató de Sálvame. A un lado del ring, Rosa Benito, eterna colaboradora del programa. Al otro, su expareja, Amador Mohedano. Su última historia tiene nombre propio. Raquel Moraguez, la supuesta amante del hermano de Rocío Jurado. Curioso es que detrás de las dos mujeres se esconda un mismo hombre: José Muro. Todavía es más chocante que fuese el propio Amador Mohedano el que cerraba los contratos de su mujer cuando delante de las cámaras estaba discutiendo sobre su futuro divorcio.

Sin embargo, si hay un nombre que destaca entre los corrillos de Telecinco, es el de Toño Sanchís. Es el hombre que está detrás del fenómeno Belén Esteban. Y desde entonces ha ido engrosando su lista de clientes hasta controlar el mayor mercado de colaboradores televisivos. Todos los programas cuentan con un representante de la cantera de Sanchís. Y entre ellos, se mantienen enfrentados.

Toño Sanchís lleva personajes como Belén Esteban o Kiko Matamoros, que se destrozaron en el plató de Sálvame, de Jaime Martínez Bordiu y Jimmy Giménez Arnau cuyas broncas televisivas todavía se recuerdan en los pasillos de Telecinco, Mar Segura y Rubén Poveda, próximos presentadores de Inteligencia Artificial (Cuatro).

Uno de los últimos nombres en unirse a esta preciada lista es Sonia Ferrer. La presentadora logró engrosar el directorio de Toño Sanchís tras su participación en ¡Mira quien salta! Ferrer necesitaba un cambio de vida y Telecinco se lo puso en bandeja. Ahora está bajo la protección de Sanchís, que ya la ha colocado como copresentadora en el reality Campamento de verano. Lo curioso es que Sanchís también es el representante de Álvaro Muñoz Escassi, su nuevo novio, su excompañero de programa y con el que ya ha protagonizado escandalosas portadas en el mundo del cuore.

Un fenómeno televisivo nace, crece, puede llegar a reproducirse y es cosa de su mánager que nunca llegue a morir. O, por lo menos, que tarde lo más posible en hacerlo. Detrás de cada estrella se esconde un nombre, a la sombra y tras las cámaras, que negocia todos los contratos de su representado. Un negocio que puede resultar engañoso o, por lo menos, curioso. Detrás de numerosos enfrentamientos en plató se oculta un mismo nombre. Detrás de numerosos colaboradores se encuentra una misma empresa. Un negocio que no hace otra cosa que impulsar o disimular todo aquello que ocurre delante de las cámaras.