Las campanadas que nadie vio: Castilla y León TV tuvo un 0,0% de 'share'

La televisión autonómica de Castilla y León suele cosechar datos modestos. Un 1,3% de audiencia fue, por ejemplo, lo que obtuvo este último mes. Sin embargo, durante su cobertura de las campanadas de Año Nuevo, las cifras llamaron la atención más que cualquier vestido: un 0,0% de 'share' y cero espectadores.

¿Significa un 0,0% de 'share' que absolutamente a nadie en Castilla y León le dio por sintonizar la autonómica? No exactamente. ‘La guerra de los medios’, un programa de la radio de la Universidad Complutense de Madrid, ha explicado este curioso fenómeno. “Esto no quiere decir que ni sus padres lo hayan visto”, comentaba el presentador Carlos García Sobrín. Lo que ocurre es que ninguna de las 300 familias con audímetro en Castilla y León sintonizó las campanadas autonómicas. “Se trata de lo que se denomina en el argot televisivo ‘cero técnico”.

Las campanadas no eran en directo. El día 22 se grabaron en Salduero, en Soria, y su retransmisión se limitó a un primer plano del reloj y una pequeña celebración de los vecinos que se acercaron a la grabación de Castilla y León TV. Sin presentadores ni reporteros a pie de calle.

25 millones de subvención al año

Castilla y León TV no es una televisión pública. RTVCyL, propietaria de los dos canales, es una empresa privada repartida al 50% entre Edigroup, fundada por el constructor José Luis Uribarri, y Promecal, del también constructor Antonio Miguel Méndez Pozo. Como explican en el programa de la UCM, la empresa recibe por parte de la Junta de Castilla y León entre 18 y 25 millones de euros cada año. “Esta noticia no puede servir para cuestionar las televisiones autonómicas públicas porque no es pública”, explicaba el presentador. “De hecho, las televisiones públicas autonómicas han hecho unos datos en estas campanadas bastante buenos”.

La noticia ha generado varios comentarios de sorpresa entre varios usuarios de Twitter, pero, sobre todo, ha iniciado un debate sobre la continuidad de estas televisiones privadas. “Lo que sí debería cuestionarse es si este modelo de televisión privada subvencionada es viable”, finalizaba.