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Crítica de 'La niña bonita': ¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?
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MEDIASET Y ACNUR PRESENTAN

Crítica de 'La niña bonita': ¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?

El primer beso, aprobar Lengua, convencer a tus padres para poder ir al concierto de tu ídolo. Esas son las preocupaciones que deberían tener todos los adolescentes

Foto: Hala, protagonista de 'La niña bonita'
Hala, protagonista de 'La niña bonita'

El primer beso, aprobar Matemáticas o convencer a tus padres para poder ir al concierto de tu ídolo. Esas son las preocupaciones que deberían tener todos los adolescentes de 15 años pero la realidad es otra: niños que solo han conocido la guerra, cuyas pertenencias caben en una maleta y que están en una constante huida a ninguna parte.

'La niña bonita' es el título del documental con el que Mediaset y ACNUR quieren mostrar lo duro que es para los adolescentes ser refugiados, pasar algunos de sus años más importantes de un lado para otro, sin nadie que les comprenda. Esta realidad, que se repite en cada conflicto sin que nadie reaccione para evitarlo, se pone de manifiesto a través de una acertada narrativa: por un lado, la historia de Hala, joven siria que vive en un campo de refugiados tras tener que huir de su casa por la cruenta guerra que vive el país; por otro, los recuerdos de Mirta Drago, directora de Comunicación del grupo, que también tuvo que huir de Argentina y Chile por las múltiples dictaduras que se vivieron en Latinoamérica en los años setenta.

Ahí reside el mayor acierto del documental. La repetición de los hechos pese a los 40 años de diferencia dota de una gran fuerza al guion y se convierte en la metáfora perfecta para ilustrar que siempre sufren los mismos sin que nadie le ponga remedio. La idea de que Mirta fuera la encargada de entrevistar a Hala y su familia sin avisarles de que todos han sufrido el pavor de tener que marcharse del hogar sin mirar atrás también es punto a favor, ya que su reacción al saber que ella comprendía de verdad lo que han podido pasar, más allá del típico paternalismo del que Occidente peca al hablar de refugiados, es una maravilla.

El momento más duro y, probablemente, más esclarecedor tiene a los más jóvenes del campo como protagonistas. Una conversación informal entre ellos desvela la terrible realidad a la que se tienen que enfrentar cada día. Sentencias como "yo sólo quiero ser una persona normal" descubren que el drama no solo reside en tener que cargar con todas las pertenencias sin rumbo fijo, sino en los estigmas que tiene la sociedad hacia ellos. Cuando en Europa nos referimos a "los refugiados", las palabras que siguen suelen destilar un tufo a condescendencia que solo buscan reconfortarnos a nosotros, hacernos sentir bien por preocuparnos por esos "pobreecitos". Eso es justo lo que intentan evitar: simplemente, quieren tener la oportunidad de demostrar sus capacidades. Ni mas ni menos.

El compromiso de Mirta Drago con 'La niña bonita' es muy loable; no tanto por su implicación física sino por la parte emocional. Contar una parte tan íntima y dolorosa de la vida como esa es un acto bastante generoso, ya que su fin es que el espectador pueda comprender de una forma más sencilla y contundente que esa realidad que nos parece tan catastrófica es cíclica, por muchos avances con los que cuente la sociedad.

"No queremos decirle a nadie lo que debe hacer, solo queremos que cada uno revise su conciencia. No queremos sentar cátedra", asegura Mirta sobre la intención del documental. La falta de ese tono aleccionador también juega a su favor, ya que simplemente te muestra una realidad para ser valorada, no marca el pensamiento que deben tener los espectadores.

La cinta pone de relieve la situación y reabre el tema de por qué si los países limítrofes, con muchos menos recursos, acogen a cientos de miles de personas, Europa no es capaz de implicarse de forma contundente y abordar el tema a fondo. "Deberíamos protestar con más vehemencia ante nuestros gobernantes", asegura Jesús Vázquez, quién no entiende la inacción del continente que hace 70 años sufrió una crisis migratoria de la que muchos parecen no acordarse.

"¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?", cantaba Joaquín Sabina. Probablemente, no exista una mejor definición para los protagonistas de 'La niña bonita', adolescentes que quieren dejar de naufragar entre conflictos, terror y muerte para convertirse en eso, simples adolescentes.

El primer beso, aprobar Matemáticas o convencer a tus padres para poder ir al concierto de tu ídolo. Esas son las preocupaciones que deberían tener todos los adolescentes de 15 años pero la realidad es otra: niños que solo han conocido la guerra, cuyas pertenencias caben en una maleta y que están en una constante huida a ninguna parte.

Documental Mediaset