Es noticia
Menú
Las joyas por las que Superman moriría
  1. Estilo
JOYAS

Las joyas por las que Superman moriría

La conquista espacial fue un reto, del mismo modo que lo ha sido para Rubén Gómez diseñar sus primeras piezas de joyería, un encargo de la

Foto: Las joyas por las que Superman moriría
Las joyas por las que Superman moriría

La conquista espacial fue un reto, del mismo modo que lo ha sido para Rubén Gómez diseñar sus primeras piezas de joyería, un encargo de la aparentemente tradicional joyería Pedro Durán que se ha convertido en una de las colecciones más originales y aclamadas de la temporada.

El trabajo del joven diseñador, que ya había despuntado en las últimas ediciones de El Ego de Cibeles (el hermano pequeño, respondón y, sobre todo, muy listo de la pasarela madrileña), llegó a manos de la firma platera y una sola reunión fue suficiente para llegar al acuerdo: “A la salida ya lo tenía claro”, explica Gómez. En un mundo tan conservador como el de la joyería, es un gran avance (“un halago”, en sus palabras) que una firma tan respetada como Pedro Durán decida lanzarse a la piscina y aliarse con un diseñador joven poniendo al servicio de su creatividad toda la experiencia y conocimientos de más de un siglo de trabajo.

La colección es una reivindicación sin complejos de la cultura popular acerca de la conquista espacial desde dos puntos de vista complementarios. Por un lado, la ficción creada en torno al conocimiento de otros planetas (Superman y su originario Krypton) y por otro, los propios pasos del hombre en pos del conocimiento directo del espacio (la misión Challenger). La elección del tema, además de un homenaje a algunas de las obras que han formado parte de su educación sentimental, es una decisión pensada y ejecutada meticulosamente por Gómez: “Con un tema tan pop podía recoger algo tan sublime y romántico como puede ser experimentar con los materiales de una forma bruta, haciendo de la geometría un juego integrado dentro de un aparente caos total”, afirma.

Ese desorden al que se refiere se plasma en la primera parte de la colección y no es otro que el que nació de la desintegración del imaginario Krypton con ese inmigrante interestelar que era Superman como único superviviente. Un acontecimiento brusco, tanto como puede serlo una explosión solar nuclear, en el que las grandes fuerzas físicas demuestran su grandeza creando nuevas y sorprendentes formas naturales. Esta evocación, que casi se puede considerar como de un naturalismo geológico posmoderno, domina la composición de las piezas, dotadas también de gruesas cadenas con robustos eslabones de plata (ventajas de trabajar con el líder del sector) que entroncan con la tradición joyera de décadas pasadas. Todo muy fragmentado, como mandan los cánones de este tiempo.

Entre las piezas dedicadas al Challenger destaca el broche para hombre con la insignia de esta misión espacial, una pieza muy especial para Gómez y que, en plata y lapislázuli, supone una recuperación de la joyería masculina, tan dejada de lado últimamente. Y es que este jienense de La Carolina que estudió Historia del Arte en Granada, moda en el Istituto Europeo di Design de Madrid y trabajó con Antonio Alvarado quiere rescatar principios olvidados y aplicar una concepción renacentista al oficio. Antes de despedirse, el hombre que ha reubicado con dignidad a Pedro Durán en el siglo XXI advierte: “No vale ser moderno porque sí, nada lo es si no es en relación con el pasado”.

La conquista espacial fue un reto, del mismo modo que lo ha sido para Rubén Gómez diseñar sus primeras piezas de joyería, un encargo de la aparentemente tradicional joyería Pedro Durán que se ha convertido en una de las colecciones más originales y aclamadas de la temporada.