Es noticia
Menú
Timbales: de Zaratustra al Gatopardo
  1. Estilo
Gastronomía

Timbales: de Zaratustra al Gatopardo

La palabra "timbal" me hace pensar en la espectacular intervención de este instrumento en los compases iniciales del poema sinfónico de Strauss Also sprach Zaratustra, basado

Foto: Timbales: de Zaratustra al Gatopardo
Timbales: de Zaratustra al Gatopardo

La palabra "timbal" me hace pensar en la espectacular intervención de este instrumento en los compases iniciales del poema sinfónico de Strauss Also sprach Zaratustra, basado en la obra del mismo título del filósofo alemán Friedrich Nietzsche y popularizada como banda sonora de la película de Stanley Kubrick 2001, una odisea en el espacio. Impresiona, la verdad.

Pero esa misma palabra, en una acepción muy diferente, me evoca la brillantísima descripción que Giuseppe Tomasi di Lampedusa hace, en Il Gattopardo, del no menos espectacular timbal de macarrones que el príncipe de Salina hace servir a sus invitados en la cena de bienvenida a su palacio siciliano de Donnafugata. Excita el apetito, ciertamente.

Un timbal, nos explica el DRAE, es una "especie de tambor de un solo parche, con caja metálica en forma de semiesfera", que "generalmente se tocan dos a la vez, templados en tono diferente". Son, también, timbales los tambores que suelen tocarse a caballo, caso de la Guardia Real, y solemos hablar de "clarines y timbales", aunque no siempre sea exacto, al referirnos a los toques con los que, en las corridas de toros, se anuncia la salida de la res y los cambios de tercio. Pero un timbal es, también, una "masa de harina y manteca, por lo común en forma de cubilete, que se rellena de macarrones u otros manjares".  

La palabra "timbal" me hace pensar en la espectacular intervención de este instrumento en los compases iniciales del poema sinfónico de Strauss Also sprach Zaratustra, basado en la obra del mismo título del filósofo alemán Friedrich Nietzsche y popularizada como banda sonora de la película de Stanley Kubrick 2001, una odisea en el espacio. Impresiona, la verdad.

Pero esa misma palabra, en una acepción muy diferente, me evoca la brillantísima descripción que Giuseppe Tomasi di Lampedusa hace, en Il Gattopardo, del no menos espectacular timbal de macarrones que el príncipe de Salina hace servir a sus invitados en la cena de bienvenida a su palacio siciliano de Donnafugata. Excita el apetito, ciertamente.

Un timbal, nos explica el DRAE, es una "especie de tambor de un solo parche, con caja metálica en forma de semiesfera", que "generalmente se tocan dos a la vez, templados en tono diferente". Son, también, timbales los tambores que suelen tocarse a caballo, caso de la Guardia Real, y solemos hablar de "clarines y timbales", aunque no siempre sea exacto, al referirnos a los toques con los que, en las corridas de toros, se anuncia la salida de la res y los cambios de tercio. Pero un timbal es, también, una "masa de harina y manteca, por lo común en forma de cubilete, que se rellena de macarrones u otros manjares".