Tiembla, Chanel: los blogueros dictan la moda
Cuando Tavi revolucionó el mundo del lujo... -Tavi Gevinson, ¿la recuerdan? La niña americana de suburbio, que con sólo 13 años saltaba a la fama (portada
Cuando Tavi revolucionó el mundo del lujo... -Tavi Gevinson, ¿la recuerdan? La niña americana de suburbio, que con sólo 13 años saltaba a la fama (portada de revista diseñada por Damien Hirst incluida) porque su blog de moda, Style Rookie, dictaba a los adolescentes y no tan adolescentes del mundo entero la ropa que había que colgar en los armarios-. Pues bien, cuando Tavi puso en jaque a las grandes firmas de moda, muchos gurús y directivos del stylelife pensaron que esta adolescente de Chicago (o Brian Boy, otro fenómeno cibernético, él filipino, o cualquiera de sus clones) podría ser domeñada con un par de entradas en primera fila para los desfiles de Chanel, una portada de Vogue o un bolso dedicado de Marc Jacobs, en este caso a Boy, algo así como el celebérrimo Birkin de Hermés. Pero se equivocaron. El mundo de internet es inabarcable (Facebook y Twitter son hoy un hervidero de eventos estilísticos), y los fashion blog, no todos tan influyentes como el de Tavi pero algunos mucho más elegantes, se han multiplicado como la espuma. ¿Hablamos de 300? ¿400? Imaginemos que sólo medio centenar estén escritos de manera cabal... ¿Qué jefe de prensa puede controlar un ejército de estas dimensiones?
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Cuando Tavi revolucionó el mundo del lujo... -Tavi Gevinson, ¿la recuerdan? La niña americana de suburbio, que con sólo 13 años saltaba a la fama (portada de revista diseñada por Damien Hirst incluida) porque su blog de moda, Style Rookie, dictaba a los adolescentes y no tan adolescentes del mundo entero la ropa que había que colgar en los armarios-. Pues bien, cuando Tavi puso en jaque a las grandes firmas de moda, muchos gurús y directivos del stylelife pensaron que esta adolescente de Chicago (o Brian Boy, otro fenómeno cibernético, él filipino, o cualquiera de sus clones) podría ser domeñada con un par de entradas en primera fila para los desfiles de Chanel, una portada de Vogue o un bolso dedicado de Marc Jacobs, en este caso a Boy, algo así como el celebérrimo Birkin de Hermés. Pero se equivocaron. El mundo de internet es inabarcable (Facebook y Twitter son hoy un hervidero de eventos estilísticos), y los fashion blog, no todos tan influyentes como el de Tavi pero algunos mucho más elegantes, se han multiplicado como la espuma. ¿Hablamos de 300? ¿400? Imaginemos que sólo medio centenar estén escritos de manera cabal... ¿Qué jefe de prensa puede controlar un ejército de estas dimensiones?