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Pucheros y vino
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Pucheros y vino

Julio un apasionado del oficio, un cocinero de toda la vida, que pegado a sus queridos fogones desde siempre, sigue enamorando a sus clientes

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Julián un apasionado del oficio, un cocinero de toda la vida, que pegado a sus queridos fogones desde siempre, sigue enamorando a sus clientes con una cocina, sencilla, como de casa, bien hecha, sin pretensiones, rica, de buen producto, de las que hay que ‘tirar’ constantemente de la cesta de pan para acabar las salsas. Cuando te sientas a la mesa, Julián, desvela y habla como si lo hiciera de un hijo, con pasión y cierto orgullo, de sus propuestas del día. “Cómo no vas a probar mis callos… no puedes dejar de tomar esos boquerones… he hecho unas pijotas en aceite…”

Su local actual, un restaurante en Villanueva de la Cañada, es el tercero de la serie, después del que tuvo en Sevilla La Nueva y en Navalcarnero y, de uno en otro, su clientela fiel, sigue haciendo unos kilómetros para ir a comer. Un comedor sencillo sin un estilo definido pero suficiente para poder estar a lo que importa, el desfile de platos de cocina casera que Julián va sacando a la mesa.

De aperitivo unas croquetas de cocido muy buenas, de esas que se notan que se han hecho trabajando la masa para que esta quede cremosa y a las que no se ha escatimado materia prima para que sepan a lo que tienen que saber. Las aceitunas en cambio son mejorables.

En Pucheros y Vino, se ofrecen dos menús: El del día de a 15€, y en el que incluye un estupendo y suculento plato de cuchara, generalmente un guiso y un plato de la carta. Pero para los que quieran sacarle partido a la cocina de Julián, pueden disfrutar de un buen menú de degustación por solo 25€, que incluyen 4 platos y un postre, y merece la pena. Durante esta semana se podían tomar sus deliciosas alcachofas, naturales, suaves, blanditas, llenas de sabor en salsa de piquillo, aunque ya los tomé con almejas ¡un gran plato!. Un arroz al cava con langostinos y parmesano, muy conseguido; un pescado blanco a la plancha y, una carne. Como han leído, muy completo.

Pero lo que realmente bordan aquí son los pescados, las frituras de pescado son excepcionales, sin un ápice de grasa, frescos, jugosos, con una capa de rebozado apenas perceptible, muy fino. Por eso siempre que se pasa por aquí, hay que pedir los boquerones ¡magníficos! y, los salmonetes, pequeños, como deben de ser, para resultar muy ricos y sabrosos. También sabe darle el punto a los escabeches. Probamos unas pijotas que previamente había ‘desespinado’ y cortado en filetitos bañados solo con aceite de oliva, para dar un bocado de textura tersa y sabor excelente. Los taquitos de mero al limón, correctos, muy suaves y de nuevo un rebozado excelente, tal vez necesitaban un poco más de fuerza para resultar impecables.

Julián presume de sus callos, bien hechos, cremosos, de textura melosa, ligeros, nada pesados, sin grasa, pero a los que la última vez que los probé, eché en falta un poco más de chispa en boca. Completamos la comida con unas verduras bien cocidas con una rica salsa de trufa, a la que como decía al principio,‘secamos’ a base de pan.

Su tarta de queso, impresionante, buenísima, algo diferente a las tartas de queso tradicionales. Esta vez el queso viene más ligero y es sorprendente.

Pucheros y vino. C/ Jacinto Benavente 7, Villanueva de la Cañada. Madrid T 918 199 332

Julián un apasionado del oficio, un cocinero de toda la vida, que pegado a sus queridos fogones desde siempre, sigue enamorando a sus clientes con una cocina, sencilla, como de casa, bien hecha, sin pretensiones, rica, de buen producto, de las que hay que ‘tirar’ constantemente de la cesta de pan para acabar las salsas. Cuando te sientas a la mesa, Julián, desvela y habla como si lo hiciera de un hijo, con pasión y cierto orgullo, de sus propuestas del día. “Cómo no vas a probar mis callos… no puedes dejar de tomar esos boquerones… he hecho unas pijotas en aceite…”

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