La preocupación de Margarita de Dinamarca: uno de sus nietos, con afección respiratoria

Obedeciendo a la habitual transparencia que suele tener la Casa Real de Dinamarca con respecto a los problemas de salud de sus diferentes miembros, la última preocupación de la reina Margarita también ha sido compartida puntualmente por las vías oficiales. Este mismo martes, tanto la página oficial de la institución como las redes sociales anunciaban los problemas de salud de uno de los nietos de la monarca, que a sus diez años ha tenido que acudir de urgencia al hospital por problemas respiratorios.

Se trata del príncipe Henrik, el hijo mayor de los príncipes Joaquín y Marie, quienes, como reza el comunicado oficial, regresaban desde París este mismo lunes al país para que el niño fuera examinado por una bronquitis asmática. Lógicamente, la situación creada en toda Europa por el coronavirus hacía pensar lo peor, por lo que no tardaron en realizársele las pruebas pertinentes para detectar si, como pensaban, era portador del Covid-19. Afortunadamente para toda la familia, el resultado del test, conocido este mismo martes, ha sido negativo.

Según se desprende de la información, el pequeño Henrik lleva arrastrando algunos problemas respiratorios desde su nacimiento, por lo que sus padres han preferido que sea examinado y tratado en el mismo hospital y por los mismos médicos que han seguido su historial en estos diez años. Así, los príncipes Joaquín y Marie han tenido que interrumpir su estancia en París, donde viven desde el pasado septiembre, del mismo modo que los príncipes Federico y Mary volvieron precipitadamente de Suiza para estar en casa mientras el coronavirus sigue afectando el día a día de los daneses.

De momento, y ateniéndonos a lo anunciado por los canales oficiales, Henrik no ha tenido que ser ingresado y está con el resto de la familia en Amalienborg, donde también se encuentran Federico y Mary, a diferencia de la reina Margarita, recluida en el castillo de Fredensborg. Concretamente, Joaquín y Marie han ocupado la mansión de Christian VIII, el pabellón del recinto de Amalienborg donde residen cuando se encuentran en Copenhague. Desde allí seguirán el aislamiento estipulado, observando muy de cerca y con atención la evolución del pequeño, protagonista del último susto de la familia real.