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Sal de dudas

¿Rinoplastia? ¿Rinomodelación? Todo lo que debes saber antes de modificar tu nariz

Desde modificar un tabique desviado hasta cambiar la orientación de la punta: cambiar de nariz ya no es lo que era y a la rinoplastia se le suman los rellenos inyectables

La rinomodelación ha ampliado su terreno, convirtiéndose en una sólida alternativa a la rinoplastia. (Imaxtree)

Hasta hace algunos años, tener el deseo de cambiar o corregir nuestra nariz, por más mínimo que fuera el retoque conllevaba a una intensa cirugía, un abultado presupuesto y la eterna dudad de cómo quedaría. Al igual que las demandas, la ciencia ha evolucionado y la medicina estética ofrece resultados personalizados y naturales, adaptados a la necesidad de cada paciente. La rinoplastia ofrece resultados definitivos y permite cincelar casi al máximo la nariz, si se le tiene miedo, alternativas como los inyectables de ácido hialurónico (con efecto durante unos meses) o incluso la toxina botulínica permiten conseguir correcciones de forma u orientación.

Blake Lively, antes y después de la rinomodelación. (Getty)

Romana, chata, griega, aguileña, respingona. Las sutiles formas de nuestra nariz determinan nuestro aspecto facial y, habiendo tanto donde elegir y formas más agraciadas que otras, no es de extrañar que estas intervenciones sean también el pan nuestro de cada día en el mundo de las celebrities. Determinados casos llaman la atención, como los cambios nasales de Elsa Pataky, Angelina Jolie, Blake Lively o Kylie Jenner. Pero no solo ellas se someten a este procedimiento. Ryan Gosling, Zac Efron o Patrick Dempsey han sufrido cambios radicales en sus napias.

La rinoplastia es, definitivamente, una de las operaciones plásticas de moda. En España, es, de hecho, la cuarta más demandada actualmente después del aumento de pecho, la liposucción y la blefaroplastia. Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), uno de cada 10.000 españoles pasa por quirófano cada año para convertir su apéndice nasal en la nariz deseada.

Bella Hadid, antes y después de la rinoplastia. (Getty)

"El número de rinoplastias practicadas a mujeres casi triplica el de las realizadas a hombres (unas 3.200 por 1.100), pero porcentualmente es una intervención más demandada por ellos que por ellas", explica el doctor Antonio de la Fuente, director del Departamento de Cirugía Plástica de Clínica de la Fuente y jefe del Servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Su popularidad no es casual, sobre todo, teniendo en muchas ocasiones sus beneficios traspasan lo meramente estético, dado que también es utilizada para corregir defectos que comprometen la respiración, como los pasajes nasales muy estrechos. Aun así, las operaciones realizadas por motivos estéticos son mucho más numerosas.

Angelina Jolie, antes y después de la rinoplastia. (Getty)

Qué se puede cambiar en una nariz

La rinoplastia busca modificar tres aspectos clave: la simetría, la forma y el tamaño. Pequeños defectos pueden modificar la igualdad entre los dos lados de nuestra nariz y como muchos estudios científicos plantean, como el del académico David I. Perrett y su equipo de la Universidad de St. Andrews en Escocia, “la simetría facial puede actuar como un marcador de calidad genética y es preferida durante la selección de pareja en varias especies, incluidos los humanos”. No es de extrañar por tanto que someterse a este procedimiento para, por ejemplo, enderezar una nariz torcida aumente nuestro atractivo a ojos de nuestras potenciales parejas.

Ryan Gosling, antes y después de la rinoplastia. (Getty)

Qué necesitas saber de la forma

Es importante saber que la calidad y experiencia de nuestro cirujano juegan un papel fundamental en el resultado final. Las operaciones que tienen este objetivo pueden cambiar la forma de la punta o del puente, aumentar o reducir el ancho de nuestras aletas nasales, alinearlas con el labio, etc. Por último, con una rinoplastia también se puede cambiar el tamaño, lo que a priori parece muy complicado, pero en manos de expertos son operaciones relativamente sencillas, dado que quitando o añadiendo pequeñas porciones de tejido se consiguen resultados notables.

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Nuevas técnicas que acortan el postoperatorio

Los pacientes sometidos a cambios en su apéndice nasal pueden llegar a pasar semanas con moretones y escayolas, e incluso meses sin poder respirar bien. Por ello se están empezando a desarrollar e introducir, gracias a especialistas como el cirujano Jay Dutton, del Midwest Facial Plastic Center de Chicago, cirugías de precisión que cortan y cambian la estructura nasal solo lo justo gracias a delicados y precisos instrumentos, con el objetivo de que el periodo de recuperación sea mucho menor.

“Las ventajas de las rinoplastias mínimamente invasivas son menor inflamación postoperatoria, menor periodo de recuperación y la ausencia de incisiones externas”, explica Dutton. Por su parte, en Madrid y Barcelona, el Instituto Mauricio Verbauvede practica una técnica denominada rinoplastia ultrasónica que utiliza un instrumento de alta tecnología para cortar hueso y cartílago sin afectar a los tejidos blandos, lo que reduce el tiempo de recuperación y postoperatorio, al minimizar el sangrado y la inflamación y provocar menos hematomas.

El cincelado perfil de Bella Hadid está avalado por la ciencia como máximo de armonía estética. (Getty)

Tu nariz en 3D para conocerla a fondo

También en Chicago se ha desarrollado un software especializado que genera una imagen 3D de los problemas anatómicos a fin de “preparar los movimientos precisos de forma preoperatoria”, explica el doctor Dutton. En un ordenador, utilizando imágenes detalladas de la forma de nuestra nariz, los médicos son capaces de recrear las estructuras internas, dónde hay piel, dónde hay fosa nasal, dónde está el cartílago o el hueso. Con estas imágenes en tres dimensiones, el cirujano no se enfrenta a sorpresas al realizar la operación.

Rinoplastias sin bisturí

También se han empezado a extender las rinoplastias no quirúrgicas que utilizan el poder del relleno de ácido hialurónico. Este material es el mismo que se utiliza para remodelar labios o aliviar lesiones articulares. Con esta técnica, los médicos estéticos son capaces de corregir dobleces, aplanar la nariz, hacerla más respingona o recta e incluso hacer que parezca más pequeña (aunque en realidad se está haciendo más grande).

El único problema es que el ácido hialurónico es reabsorbido por el organismo, por lo que la duración del efecto es limitada (pudiendo durar de 18 a 24 meses). Su punto fuerte es que nuestro cuerpo no rechaza el relleno, ya que se trata de un material presente en nuestro organismo. La ausencia de efectos secundarios -más allá de un leve moretón o hinchazón- y su precio han contribuido a la popularidad de la rinomodelación con ácido hialurónico.

Para levantar narices caídas (que proporcionan el famoso efecto bruja mala) se utilizan desde hace tiempo inyecciones de bótox. El efecto es casi instantáneo y rejuvenecedor, y si lo hace un experto en la materia, carece de contraindicaciones. Como sucede con el ácido hialurónico, el efecto también está limitado en el tiempo.

¿Y los precios?

En España la remodelación del órgano olfativo cuesta entre 3.000 € y 4.500 € en el caso de operaciones quirúrgicas y entre 400 € y 600 € en el caso de los rellenos de ácido hialurónico y bótox.

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