La colección de calzado de Lady Di contaba su historia personal a cada paso

A estas alturas se han subastado ya tantas prendas y accesorios de Lady Di que parecía imposible que no hubiera salido a subasta algún hito de su idolatrado armario, pero Sworder Auctions lanza ahora a la puja el exclusivo diseño de los zapatos con los que pasó por el altar. Este esperado acto tendrá lugar entre el 22 y el 31 de mayo e incluirá una fotocopia del boceto de los zapatos, diseñados por Clive Shilton, así como información de prensa relacionada con el proceso de realización del modelo y dos postales con el encaje utilizado durante el proceso de fabricación.

Para realizar los zapatos de Clive Shilton se necesitaron más de 500 lentejuelas, unas 100 perlas, satén, encaje y las iniciales de Diana y Carlos, que fueron cosidas con un corazón entre ellas. Sus zapatos de boda no eran altos, porque no querían que Diana de Gales pareciera más alta que su marido, tal y como el diseñador explicó a la prensa. Ya desde su boda supimos que los zapatos de Lady Di contaban una historia: la suya.

Del miedo a llevar zapatos de vértigo para no sobresalir por encima de su marido a su amor por los tacones de Jimmy Choo, su calzado ha ido narrando el estado en el que se encontraba su relación amorosa y el estado en el que ella misma se hallaba. Ahora es habitual entre celebridades e incluso en la Casa Real que las mujeres apuesten por zapatos nude, pero antes de Lady Di, esta tonalidad era rara en el mundo del calzado.

Sin embargo, en 1997 ya combinaba sus diseños de Versace, Jacques Azagury y Catherine Walker con zapatos nude con los que alargaba visualmente su silueta. Diseños de Jimmy Choo, Gina y Versace eran sus preferidos. Los de Jimmy Choo pronto se convirtieron en sus zapatos de cabecera y se transformaron en su equivalente en el mundo del calzado a los vestidos de Walker.

Conoció al diseñador cuando Tomasz Starzewski los presentó en el palacio de Kensington, al necesitar Diana zapatos con los que combinar sus vestidos. Fue entonces cuando la madre de Guillermo y Harry le pidió que apostara por la simplicidad. El diseñador recuerda cómo pasó de querer bailarinas con el corte V a ir perdiéndole el miedo a tacones con los que presumir de su privilegiada altura. Fue a mediados de los 90 cuando se atrevió a encargar a Jimmy Choo tacones altos. Cuando conjuntó los tacones ice-blue con su vestido de Catherine Walker en junio de 1997, dio con el que sería su estilo de cabecera.

Las deportivas preferidas de Diana de Gales eran las Superga, las que curiosamente también lo son de Kate Middleton, pero los modelos de Converse tampoco faltaban en su armario. Hablar de Lady Di sin mencionar su filantropía es imposible, y junto a sus discursos y labores humanitarias podemos hablar también de un zapato concreto. Sus zapatos de Rayne Shoes, la firma fetiche de Elizabeth Taylor y Marlene Dietrich que en 1947 diseñó los zapatos de boda de la entonces princesa Isabel, se convirtieron en icónicos cuando Diana los llevó al reunirse en 1997 con Teresa de Calcuta y al pronunciar un discurso en Washington en su campaña contra las minas antipersonas.

Tras su divorcio, Lady Di hizo de sus zapatos su mejor arma de estilo, atreviéndose por fin con vertiginosas alturas, ya sin miedo a superar en altura al príncipe Carlos. Presumió de tonificadas piernas sin las medias que el dress code real impone (fue al llevar a sus hijos al colegio en 1989 la primera vez que fue fotografiada sin ellas), apostó por faldas cada vez más cortas y dejó que su calzado contara su historia demostrando que, como decía Balzac, “el que en la moda solo ve moda es un necio”.