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LAS NUEVAS NORMAS DE ESTILO

La maleta olímpica de Jill Biden es muy sporty y poco presidencial

Así está cambiando la primera dama los códigos de la moda en estas Olimpiadas y en el mundo de la política en general. Aquí te lo contamos

Jill Biden, con el uniforme olímpico. (EFE)

Si nos pidieran que imagináramos el look con el que Melania Trump podría aparecer en los Juegos Olímpicos, de algo estamos seguros: el chándal no estaría entre las opciones estilísticas que tendríamos en mente. A la hora de imaginar su maleta de viaje, sin lugar a dudas incluiríamos en ella diseños recién salidos de la pasarela, zapatos de tacón vertiginoso y unos cuantos bolsos Birkin. Jill Biden ha decidido que su primer viaje oficial a solas, por el contrario, cuente con un sinfín de looks repetidos… Con una notable excepción: la primera dama ha lucido, para ver los juegos de natación y baloncesto el pasado sábado, el uniforme olímpico creado por Ralph Lauren para los atletas americanos, consistente en chaqueta navy y pantalones de chándal blancos con USA en grande y la pertinente bandera americana, que por supuesto forma parte también de su mascarilla. Mientras se sentaba en las grandes, el equipo de Estados Unidos fue inmortalizado coreando “Dra. Jill Biden”.

Jill Biden. (EFE)

Por supuesto, este no ha sido su único gesto de apoyo a América, sino que, como nos tiene acostumbrados, ha apoyado a su vez a los diseños del país yendo más allá, pues no solo ha hecho de las firmas americanas el core de su maleta, sino que en su equipaje solo ha incluido (con la notable excepción del uniforme olímpico) looks repetidos. Este gesto supone una oda a la sostenibilidad que Melania Trump comenzó a incluir en su agenda de forma más recurrente al final del mandato de su marido, cuando la crisis fue acusándose y el gasto ostentoso estaba peor visto que nunca. Ver cómo Jill repite looks, sin embargo, era noticia hace muchos meses, pero ahora nos hemos acostumbrado, y es algo especialmente llamativo durante su primer viaje oficial a solas, pues es durante estos días cuando la atención se va a volcar en ella de forma aún más acusada.

Jill Biden, a su llegada a la base aérea de Yokota. (Reuters)

La primera dama es consciente del análisis al que son sometidos sus looks, pero esta (angustiosa) realidad no la ha empujado a comprar nuevos diseños, sino que ha preferido darles un segundo uso a algunos de sus outfits más fotografiados. Para aterrizar en Tokio apostó por un vestido rojo con capa de Narciso Rodriguez que ya llevó al viajar junto al doctor Anthony Fauci a Florida. Para cenar junto al primer ministro de Japón Yoshihide Suga y su mujer Mariko, escogió el conjunto floral que lució en el G7.

Jill Biden. (Reuters)

Su conocido vestido de lunares de Brandon Maxwell, incluso el vestido blanco de Michael Kors que llevó en Tokio debajo de su chaqueta del equipo americano, también han sido ya fotografiados y vistos por la prensa de todo el mundo y son parte de su maleta olímpica. Jill parece empeñada en que la moda no sea el hilo conductor de sus apariciones, pero cuando quiere que sus diseños manden mensajes, no duda en hacerlo. Desde la comentadísima chaqueta de Zadig & Voltaire que reza ‘Love’, que destaca en especial frente a la malograda parka de Zara de Melania Trump con la que presumía de apatía, hasta su apoyo por las marcas locales, su armario no es un espectáculo con el que rendir homenaje a la pasarela, sino con el que celebrar la moda americana sin dejar nunca de lado la empatía y la sostenibilidad.

Jill Biden y su chaqueta que reza 'Love'. (Reuters)

Aunque entre sus looks encontramos diseños de precios prohibitivos, la causa por la que rara vez se la critica radica en que, al ponérselos en diferentes ocasiones, manda el mensaje de que merece la pena invertir en diseños de calidad si estos están destinados a convertirse en parte del fondo de armario. Al cambiar las normas de estilo de las primeras damas, no solo ha transformado sus máximas, sino también las de quienes la rodean.

Jill Biden y Rania de Jordania. (Instagram)

Cuando Rania de Jordania ha acudido a la Casa Blanca para conocer en persona y por primera a Joe y Jill Biden, la reina jordana dejó de lado sus atuendos más sobrios y entallados para sacar a relucir una faceta estilística que no nos dejó ver en sus encuentros con Melania Trump. Rania escogía un diseño rojo de Bazaza, una marca de Beirut que da forma a un vestido camisero holgado que da una imagen mucho más cercana y funcional que los tradicionales vestidos lápiz.

Comodidad, cercanía, apoyo a las firmas locales y sostenibilidad son algunos de los mensajes que la maleta olímpica de Jill Biden manda, y parece que con ellos está consiguiendo que el resto de personajes royal y políticos tomen nota de sus nuevas doctrinas de estilo.

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