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  1. Gastronomía

nueva apertura

Así es Zela, un nuevo restaurante en Ibiza que suena a rapsodia japomediterránea

Oriente y Occidente, dos acordes gastro para un mismo director de orquesta: Ricardo Sanz, de Grupo Kabuki. Aquí, los ecos de una melodía gourmet procedente de la isla pitiusa. Que se abra el telón

Zela, un restaurante con nombre de mariposa de Indochina y alma japomediterránea. (Foto: Cortesía)

Sashimi, sushi, maki, nigiri, tataki... En el repertorio del restaurante Zela, novísimo rincón culinario en Ibiza, existen tantas declinaciones japonesas como especies vegetales caben en ese jardín-mural que circunda este local situado en una de las exclusivas zonas de la isla pitiusa. El número 29 de la avenida 8 de Agosto –próximo a los puertos deportivos de Marina Botafoch y Marina Nueva, y cercano a las discotecas Pachá y Lío– alberga la que se ha convertido en la última aventura empresarial de Abel Matutes Prats y Manuel Campos Guallar​, quienes, junto a otros tres socios –el tenista Rafa Nadal, el baloncestista Pau Gasol y el cantante Enrique Iglesias–, inauguraron hace poco más de un mes un local con visos de convertirse en la nueva meca gastronómica del lugar.

La mano que mece los fogones no es otra que la del cuatriestrellado Ricardo Sanz, chef del Grupo Kabuki, quien ha urdido una carta basada en productos orientales complementada con otros frescos de temporada y proximidad. Una propuesta donde no faltan algunos de los platos estrella que se sirven en otros restaurantes del citado conglomerado gastronómico, como son su tartar de atún o sus nigiris de pez mantequilla con trufa. Una propuesta que se transforma en rapsodia japomediterránea cuya batuta porta Víctor Planas, jefe de cocina de este flamante restaurante.

Nigiris de pez mantequilla con trufa. (Foto: Cortesía)

Su propuesta, muy en la línea de lo que Sanz ha desarrollado a lo largo de los años, pone en valor las influencias de diferentes países. Con un objetivo: que todas converjan en ese aroma internacional que respira Zela. “Queremos seguir trabajando en la línea que iniciamos en Kabuki sin dejar de lado el espíritu globalizador de este nuevo proyecto que arranca con la cena y que termina con música y cócteles hasta las seis de la madrugada”, explica el chef.

Afrodisiaco frenesí

“Por aquí pasarán aquellos que conocen nuestro trabajo, así como clientes internacionales en busca de nuevas experiencias”, apunta Sanz. Toda una liturgia que queda excepcionalmente resuelta en todos y cada uno de los bocados delicatessen de su propuesta gastro. Zela cuenta con un menú (145 euros) que es todo un frenesí, incluso para los más duchos en alta cocina japonesa. Aunque requieren especial mención esas (cuasi) afrodisiacas vieiras con sal de chorizo o esos huevos rotos con atún picante. Un plato capaz de provocar un placentero hormigueo que se desplaza de la mandíbula a la sien sin solución de continuidad desde el primer bocado.

Una experiencia sensorial que se hace extensible a sus fideos de apionabo con japogazpacho –una suerte de ‘destilado’ de este plato tradicional–, a su ramen de caldera de bogavante o a su wagyu con teriyaki y yuca cocinado a baja temperatura durante días, que lo convierten en el penúltimo bocado gourmet para los paladares menos bregados en las lides de la cocina con estrella (Michelin).

Wagyu con teriyaki y yuca cocinado a baja temperatura. (Foto: Cortesía)

Fusión decorativa

En Zela, cuyo nombre atiende al de una subespecie de mariposa autóctona de la región de Indochina, caben aún más matices. En concreto, los que tienen que ver con su decoración. Entrar en este restaurante es como teletransportarse a un zaguán de aires coloniales. De los de muebles de caoba, pinturas murales convertidas en trampantojos o suelos trazados a base de un sinfín de teselas con juegos geométricos, entre otros.

La delicadeza deco también se desliza entre sus butacones de caña o esos espejos convexos que se distribuyen a modo de biombo por un jardín tropical cuyo solado está trazado con listones de madera de teca dispuestos en espiga. Un marcado carácter de inspiración asiática que tiene el sello del laureado diseñador Diego Gronda, de Studio Gronda.

En los jardines de Zela se mezclan la delicadeza colonial con el exotismo tropical. (Foto: Cortesía)

Azules turquesa o verdes oscuros son dos de los colores de los que se sirve el interiorista para dar con la quintaesencia deco de las culturas japonesa y mediterránea que persiguen desde la cocina de Sanz. Y Gronda da en la tecla gracias al uso de una cuidada iluminación, de exuberantes plantas, flores o un olivo centenario para la zona del jardín hasta llegar a la repetición de diferentes elementos decorativos como son las plumas de cerámica esmaltada a mano que revisten los frontales de la barra de sushi y la de cócteles. Todo un guiño al estilo de vida relajado que propicia la isla pitiusa.

Unos recursos decorativos que configuran un local con capacidad para 180 personas distribuido en varios espacios: tres comedores privados, una barra de sushi, una coctelería, dos terrazas, un jardín secreto y una cabina de música. Para bailar. Y hacerlo hasta el amanecer gracias a su cuidadísima programación musical. Porque todo lo bueno que pasa en Ibiza ha de quedarse en Ibiza. Y las noches de verano ahora arrancan y terminan en este singular y exclusivo rincón de la zona de Talamanca. ¿Alguien da más?

Paredes revestidas con cerámica esmaltada, madera y teselas con motivos geométricos forman parte de los detalles deco de Zela. (Foto: Cortesía)

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