La de este sábado no fue una jornada de pompa y boato para la reina Máxima de Holanda (Buenos Aires, 1971) y su marido, el rey Guillermo Alejandro. Aunque la fecha -se han celebrado los 200 años de reinado de la dinastía Orange Nassau- resultó clave para reunir a gran parte de los miembros de la familia real holandesa. Los soberanos neerlandeses acudieron a un concierto al aire libre en el Teatro Real Carré donde pudieron disfrutar de una serie de 'performances' a cargo de bandas y cantantes neerlandeses.

Para el paseíllo oficial, la soberana escogió un vestido de seda en color maquillaje con apliques en forma de mariposas negras de la temporada otoño-invierno 2015 de Edouard Vermeulen para la firma Natan. Con este conjunto de uno de sus diseñadores de cabecera, quiso remarcar su recién estrenada (y estilizada) silueta, y lo combinó con unos pendientes negros, un 'clutch' y un par de 'peep toes' del mismo color. El rey Guillermo Alejandro, en un alarde propio del matrimonio Beckham, decidió escoger una corbata con un tono muy similar al del vestido de su esposa.

Tras ellos, sobre la alfombra roja desfilaron la princesa Beatriz, la princesa Mabel, viuda del príncipe Friso, el príncipe Constantino y su esposa, la princesa Laurentien. A pesar de lo relevante de la fecha, las hijas de los soberanos holandeses no acudieron al acto. Eso sí, durante toda la celebración, los gestos de complicidad entre los reyes han vuelto a hacer que la prensa del país reafirme su tesis: la de que Máxima, con su simpatía, ha vuelto a meterse en el bolsillo a sus súbditos. 

Fotos: Gtres.