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De Amal Clooney a Rihanna, las peor y mejor vestidas de la gala del MET 2018

¿Ángeles o demonios? De las criaturas celestiales que dan nombre a la exposición del Metropolitan de Nueva York este año a lo que vimos sobre la

Los coanfitriones de la gala dieron ejemplo y Amal no desmereció al resto: también iba hecha un cuadro con este vestido de flores con cola y pantalón negro, del británico Richard Quinn, que la verdad es que ni venía a cuento ni estaba a la altura.

Una Papisa interpretada por Maison Margiela, ahí es nada, con mitra firmada por Stephen Jones. Madre mía, por qué nos haces esto. Pues eso. 

Llegó de las últimas, pero arrasó con este maravilloso vestido de Versace que tenía una cola digna de un paso de Semana Santa. Lo mejor de la noche.

De blanco impoluto y un poco a su aire, es cierto, pero guapa sí que estaba, y mucho, con este look con escote palabra de honor, guantes de gasa y pantalones anchos de Off White.

Pues eso, Katy. ¿Ángel caído, demonio, ambos? Vestida de Versace y con las alas pintadas a mano por los mismos que perpetraron el vestido, el resultado es que Katy sigue a lo suyo. ¿Alguien esperaba otra cosa? 

Con estos trapillos de Versace se presentó la supertop brasileña. Dime el tema, que yo me pongo lo que me dé la gana.

Un maravilloso vestido de inspiración virginal para una Selena empeñada en dar lecciones de moda a cada paso. Y nosotras que se lo agradecemos. De Coach.

Otra que se apuntó al baile de disfraces con este look imposible de Balmain. La cola era de plumas, eso sí. ¿Cruzado o ángel caído?

Desde aquel momento estelar con su kilt sobre la alfombra roja del MET a lo de hoy, ha llovido mucho, demasiado, y no darse cuenta de ello es una desgracia como cualquier otra. Con un paso de Semana Santa en la cabeza y este vestido firmado por Dolce & Gabbana, poco más queda que añadir. 

 

De rojo y con fajín y minivestido de inspiración papal, que Dios nos pille confesados, la verdad. 

Recatada, sencilla, esta es la visión de la top rusa sobre el tema. Poco más que decir. 

Tan ella, tan minimalista y tan elegante, de azul y negro con este conjunto perfecto de Marc Jacobs.

Cortito por delante y larguero por detrás, Debió pensar que la temática era Versalles, aunque el velo tampoco cuadra. ¿O pensó que era una arquivolta del Vaticano? O quizá es que no pensó, porque el vestido de Prabal Gurung tampoco lo entendemos.

La verdad, el vestido rojo de Carolina Herrera no es lo peor, ni mucho menos, pero el conjunto resulta imposible, incluida la manicura dorada... ¿Por qué, Amber? ¿Qué hemos hecho para merecernos esto? 

En algún momento entre los Oscar y la gala del MET se trastornó –hablamos de estilo, claro– y este es el resultado. Indescriptible y ¿celestial?

Le perdonamos hasta el tocado de espinas, porque este maravilloso vestido abullonado de Valentino lo vale, y mucho. 

De madre abadesa con este vestido negro con mangas blancas firmado por The Row. La pillaron yendo a maitines, claro. 

Muchas debieron hacer un repaso de iconografía católica antes de vestirse, y Olivia es una de ellas, con este vestido dorado de red firmado por H&M.

Alguien le debió de decir que iba a rodar 'Lady Bird', porque aunque esta capa de plumas dorada es una auténtica joya, no en vano es de Altuzarra, un ángel no parece. 

Como propia, iba muy propia, con este vestido recto con capelina y guantes largos, que para ser sinceros le sentaba como un tiro.

De Gucci y con esta pinta. Lo sabemos, debería estar penado por la ley, pero ahí están, sobre la alfombra roja. 

Se equivocó de templo, está claro, con este vestido de terciopelo y la capelina dorada. 

Para lo que hemos quedado, debió de pensar Jennifer, y el resultado es la elección de este vestido imposible firmado por Louis Vuitton, eso sí. 

La verdad es que es difícil acertar con un tema así, pero lo de Lena no tiene nombre. Y si lo tuviera, se asemeja mucho a IMPOSIBLE.

La mujer etérea y un poco asustada, la actriz daba un poco de pena con este vestido en azul celestial firmado por Givenchy. Aisss. 

¿Qué hacía aquí? Y sobre todo, ¿a quién le importa? El caso es que ahí estaba, con su vestido púrpura y su diadema.

El vestido es de Prada, es cierto, pero a veces la firma no es suficiente, y esta ocasión es una de ellas, qué le vamos a hacer. Entre los guantes, el tocado y el bolsito retro amarillo, no sabemos con qué quedarnos.

Si esta es la visión de la diseñadora sobre las criaturas celestiales, hay poco más que decir. Donatella, vestida de sí misma por ella misma. Y esto es el resultado.

Con capucha y cordón, un vestido firmado por Zac Posen, pero ya se sabe que el hábito no hace al monje.

La relación con la temática de la noche quizá no le quede del todo clara, pero, eso sí, los tonos azules celestes y los accesorios dorados eran muy adecuados; el resultado, discutible, a la vista está.

A ver, aprobada porque tal como va la noche, alguna hay que salvar, pero lo que se dice trabajar el look, lo justito, la verdad.

Ella es la auténtica culpable de todo esto, pero su look era de lo más correcto, hay que reconocerlo. De Chanel.

Volvemos a lo mismo, visto lo visto, no parece ni tan mal su vestido cardenalicio tricolor firmado por Marni.

Como una doncella ¿virginal? con este vestido en azul cielo con abertura lateral, cola y un escote escultural a la altura de la modelo. 

Quizá era la noche de los esperpentos, pero Emma optó por este elegante vestido de Louis Vuitton, que aunque no viniera a cuento, al menos no ofende a la vista. 

Como una cota de malla contra la vulgaridad, así era el vestido de la actriz firmado por Louis Vuitton. 

Satén negro, escote profundo en uve y líneas minimal, se agradece un descanso después de tanto exceso con este vestido de Stella McCartney. Vamos, que no parece ni Miley.

Con capelina y cola, este vestido dorado de Michael Kors que parecía una casulla papal ya nos parece hasta bien.

La hija de Michael Jackson eligió este vestido drapeado y asimétrico de Stella McCartney que, como no venía al caso, completó con una tiara, que la verdad es que tampoco cuadraba.

La actriz, vestida de Prada y de amarillo, acertó con este vestido de corte asimétrico que estaba entre lo mejorcito de la noche con su aire renacentista. 

Porque yo lo valgo, de corto y con dos alas negras. Esa es nuestra Kate. 

Como una novia, con un sencillísimo vestido blanco con cola y mucha cruz en los accesorios. Correcta, sin más. 

La noche también iba de novias y doncellas virginales, y Kate eligió ese papel. Como una virgen renacentista, así apareció la actriz con este vestido maravilloso de Oscar de la Renta con velo incluido de propina, qué remedio.

Prabal Gurung firma este vestido blanco con cola y abertura lateral, sencillo no es, pero descansa la vista después de tanto adefesio. Del resto, no hablamos. Mejor. 

Virginal, angelical y, sobre todo, sencillita. ¿Tan difícil era? Según Prada, que firma este vestido, no.

Dorado y sin grandes complicaciones, Ralph Lauren firma este vestido que, visto lo visto, nos parece hasta sencillito. 

El vestido con capa de Ralph Lauren nos gusta, el resto de aperos, menos, pero la aprobamos con nota, porque vestidazos como estos no se ven todas las noches. 

Ella venía a hablar de su libro y el tema le daba lo mismo, ¿no? Pero el vestido de Ralph Lauren como bonito es bonito, y eso es lo que importa, ¿no?

De camino al patíbulo, así iba la actriz francesa sobre la alfombra roja con este vestido de lamé dorado que no le sentaba nada bien. ¿Y a quién sí? 

Deberia ser obligatorio mirarse en el espejo antes de salir de casa y quizá la actriz se habría dado cuenta de que este vestido de soldado medieval le sienta como un tiro. 

Convertir en esto la obra del Jardín del Edén del Bosco tiene que ser como mínimo pecado, aunque lo firme Altuzarra. 

Me pongo una cruz y voy de mí misma, ¿a que nadie se da cuenta? Pues sí, Kim. Vestirse de Versace tiene estas cosas, a veces.

 

Será ella o no, pero la verdad es que da igual, podríamos habérnoslo ahorrado. Se ve que teníamos que hacer penitencia. De Dior.

Como Juana de Arco, con cota de malla y armadura, ya se sabe que en Versace son capaces de lo mejor y de lo peor, y a la cantante le tocó esto. Eso sí, pocas vimos de esta guisa esta noche, así que original era muy original. 

Pues vale, un vestido dorado de Marc Jacobs y una alfombra roja, pero un poquito más podrías haberlo pensado. 

Quizá Dolce & Gabbana sea la opción perfecta para una noche así, pero es que le sienta fatal. 

Entre ave del paraíso y ángel negro, el vestido es espectacular, pero uf. Y tampoco venía a cuento

Me hago un vestido con una casulla de cardenal y me quedo tan a gusto, así es este vestido difícil difícil de Michael Kors.

Quizá tenga su relación con la temática de la noche, o no, pero ya no nos importa y el vestido de Marchesa, aunque no le pega en absoluto, es bonito. Y mucho. 

La actriz decidió que se iba a disfrazar lo justo y solo por eso se merece un aprobado. Guapa y sencilla, no se puede pedir más. 

 

¿Ángeles o demonios? De las criaturas celestiales que dan nombre a la exposición del Metropolitan de Nueva York este año a lo que vimos sobre la alfombra roja de la gala del MET, hay un abismo. El que contemplamos a la entrada del museo en una procesión formada por Amal Clooney, una de las anfitrionas del evento junto a Rihanna y Donatella Versace, que capitaneaban el aquelarre de la noche.

[Casullas, estolas y sotanas: la noche en que el evento más chic subió al cielo]

Una auténtica galería de esperpentos que han convertido la gala de este 2018 en otro desfile para olvidar. La celebración pretende iluminarnos con la estrecha relación entre el catolicismo y la moda, pero lo cierto es que se queda en chiste, o más bien en un baile de máscaras. Si ese era el objetivo, conseguido un año más. 

[Santas, vírgenes y mártires: los mejores looks de belleza de la gala]

 

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