Somo extiende su playa de arena blanca, de dunas salvajes, olas y pinares a mar abierto, desde el Puntal hasta Loredo, describiendo una extensa lengua de arena conocida como Las Quebrantas. Zona de corrientes en tiempos temida por todos aquellos barcos que enfilaban entre una densa niebla hacia el faro de la isla de Mouro, para atracar en los muelles de Santander. Todavía, cuando baja la marea, sobresalen las huellas herrumbrosas del último mercante hundido en sus costas. La fuerza de ese mar, sus mareas y sus olas son hoy aprovechadas por cientos de surfistas para bailar sobre las tablas de tres quillas. Un ambiente cool domina todo el pueblo. Es uno de los puntos calientes del universo surfero del norte.