Fue testigo de una España taurina en blanco y negro, aquella España en la que los toreros eran los grandes ídolos del momento; los Leo Messi y Cristiano Ronaldo de hoy. Ahí estaban Manuel Benítez, el Cordobés; Palomo Linares, Paco Camino, Diego Puerta -apodado Diego Valor- o Santiago Martín, el Viti, a quien le llamaban Su Majestad el Viti, al anunciarse en los carteles con su iniciales S. M.

Diego Rodríguez Vallejo, padre del popular y televisivo Pepe Rodríguez -de 'MasterChef'-, quiso ser torero; lo intentó, pero como tantos otros solo alcanzó el escalafón novilleril. Cuando nació Pepe y sus dos hermanos, Diego y Teresa, él ya había colgado el traje de luces, pero no había perdido un ápice de su afición por los toros. Por ello, y aunque su familia ya vivía de los fogones -el hoy célebre restaurante El Bohío de Illescas (Toledo)-, él se mantuvo ligado a los toros como fotógrafo taurino y, concretamente, como fotógrafo oficial de Santiago Martín, el Viti, de quien se convirtió en hombre de confianza.

"Era un hombre entrañable, muy especial, que se hacía querer por su entorno. Tenía mucha sensibilidad y la plasmaba en sus fotografías. Me acompañó durante años, tanto a la plaza como al campo. Nos conocimos cuando ya había dejado de torear; no era vanidoso, jamás quiso intentarlo de nuevo. Eso sí, fue siempre un bohemio, un romántico del toreo. Lamentablemente, murió joven, sin esperárnoslo nadie", comenta para Vanitatis el maestro de Vitigudino y compadre de Diego Rodríguez, al ser él el padrino de bautismo de la hija de Diego, Teresa.

Un detalle curioso que pasa desapercibido para la mayoría de los comensales que a diario van a comer al restaurante familiar, El Bohío, en la localidad toledana de Illescas, es que el color y tipografía del rótulo que luce a la entrada del establecimiento están inspirados, porque así lo quiso Diego Rodríguez, en la cabecera de un viejo semanario taurino llamado 'El Ruedo', primer medio en el que pudo publicar una fotografía. Significó tanto para él aquella oportunidad que quiso agradecerlo de esa peculiar manera.

Estos días, la plaza de toros de Toledo, que conmemora su 150 aniversario, acoge en homenaje a él y por iniciativa de sus hijos una bella muestra con fotos suyas: una exposición que reúne 40 imágenes captadas por su cámara en las que se pueden ver desde actrices como Shirley MacLaine, directores de cine como Orson Welles, cantantes como Miguel Bosé siendo un crío o instantáneas costumbristas con las que retrató el perfil pícaro y valiente de los que se colaban en las plazas. También imágenes de momentos claves en la historia de aquella España en la que Manuel Benítez, el Cordobés, paralizaba el país cuando la televisión retransmitía una corrida en la que él torease. Son fotos llenas de curiosidades alejadas en su mayoría del muletazo o capotazo al uso, imágenes que trascienden lo que es propiamente la lidia para instalarse en el ambiente que se vive antes, durante y después de cada festejo, o en ambientes más allá de los ruedos cuando es el campo el escenario.

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