La teoría "Homo solver" que está arrasando en psicología: la clave de la felicidad no depende de lo que te pasa, sino de cómo lo afrontas

La vida no es una autopista hacia la felicidad, sino un sendero lleno de curvas, baches y cruces difíciles de sortear. Esta es la idea que impulsa Homo solver (Kitaeru, 2025), el nuevo libro de los reconocidos autores Àlex Rovira y Francesc Miralles, que está ganando cada vez más atención en el mundo de la psicología. Su propuesta es clara: la evolución humana necesita dar un nuevo salto, pasando del Homo sapiens —el que sabe— al Homo solver —el que resuelve.

Para Rovira y Miralles, la felicidad no es un destino que se alcanza, sino un efecto secundario de saber afrontar los desafíos que la vida lanza sin previo aviso. Desde una enfermedad inesperada hasta una traición o una pérdida, el sufrimiento forma parte del paquete vital. Lo revolucionario del enfoque de Homo solver es que no intenta negar ese dolor, sino enseñarnos a gestionarlo con inteligencia emocional, resiliencia y sentido de propósito. Lo hacen a través de 5 categorías -descubrimiento personal, relaciones y equilibrio personal, gestión personal, resiliencia y aceptación y sabiduría y trascendencia-, con las que tratan de resolver 15 cuestiones que entienden que "en algún momento todo ser humano deberá afrontar".

"Nos han enseñado a acumular conocimientos, pero no a resolver los problemas reales que nos afectan día a día", advierte Rovira. Por eso, el libro estructura quince desafíos clave distribuidos en cinco grandes bloques, que abarcan desde la gestión personal hasta la aceptación de lo inevitable. Se trata de un mapa práctico que guía al lector en temas como las relaciones, la templanza, la serenidad y la capacidad de encontrar luz incluso en los momentos más oscuros.

Aceptar no es resignarse, subrayan los autores. La resignación paraliza, genera frustración y alimenta el drama. En cambio, la aceptación, al estilo estoico, da espacio a la calma y al crecimiento: cambiar lo que se puede cambiar, y vivir con dignidad aquello que no. Para Rovira, aceptar la vejez, por ejemplo, sin caer en obsesiones estéticas, es un acto de madurez emocional.

El libro también defiende una visión práctica y ética del vivir cotidiano: no molestar, devolver lo que se presta, cerrar lo que se abre. Según los autores, ser un Homo solver es, en el fondo, hacer la vida más fácil, para uno mismo y para los demás. Frente al caos, una actitud resolutiva y compasiva puede marcar toda la diferencia.

Y si algún día parece que todo se desmorona, siempre queda un recurso simple pero poderoso: ayudar a los demás. Porque como recuerda un cuento de Anthony de Mello citado en el libro, animar al otro puede ser la forma más directa de sanar las propias heridas.