Origami: el arte de plegar papel

Vanitatis.com  /  Agencias 29/10/2007

Una rana de papel. Le presionas el alerón trasero y ¡plop!, salta. ¡Qué magnífico invento! Pero este tipo de manualidades va más allá y cobra dimensiones inimaginables. Sin ir más lejos, la Asociación Española de Papiroflexia engloba a más de mil doscientos socios, de los cuales José Antonio González forma parte. Él representa sólo la punta del iceberg de un mundo que se desconoce, pero el cual viene evolucionando de hace siglos atrás. Aunque es difícil concretar sus inicios, algunas teorías lo relacionan con el siglo VIII y la invasión árabe cuando, durante el traslado de los prisioneros chinos, Occidente se impregnó de sus enseñanzas sobre el arte de doblar el papel en las formas más sencillas: en animales.

La tradición papirofléxica tiene su origen en la escuela japonesa conocida como Origami, una palabra compuesta por oru, que significa plegar, y kami, papel. Sin embargo, el paso del tiempo y sus consecuentes hechos sociales y culturales como fue la apertura de los puertos japoneses en 1854, acotó las reglas de este arte aumentando el grado de dificultad, pero, a la vez, su pureza. Las tijeras, el pegamento y la pintura, característicos del Origami ('Orikata') clásico, se convirtieron así en tabú para las manos aficionadas. Y de ahí su complejidad. José Antonio González es creador de más de cuatro mil figuras de papel y conoce el reto que estas restricciones suponen. “El mayor enigma de la papiroflexia es encontrar el papel idóneo, que tenga el color, la textura y el grosor adecuados para que el resultado sea lo más real posible.”

Animales como una cobra o un tucán, insectos como la letal viuda negra, vida humana en forma de una pareja al ritmo de un baile de salón, o personajes míticos como el conejito de Warner, Bugs Bunny e, incluso, Yoda de La Guerra de las Galaxias, son tantas de las representaciones que este apasionado de la papiroflexia hace con la hora diaria que le dedica y la paciencia necesaria que ejercita. Éstas fueron algunas de las figuras que conformaron la exposición de trescientas de sus más selectas piezas en el centro comercial Gran Vía de Hortaleza de la capital madrileña este verano. Sus obras, que comenzaron a desmantelarse el ocho de septiembre, atrajo el ojo curioso de gente de todas las edades, desde niños hasta mayores.

Unamuno y la papiroflexia

José Antonio González vive en Gerona y es celador de profesión, pero los fines de semana aparta el uniforme y se viste de sombrero de copa y traje. Realiza espectáculos como mago, y es de esta vertiente de donde surgió su afición. Ya van doce años desde que sus virtuosas manos comenzaron a trabajar el papel y magia, mucha magia rodea el mundo de la papiroflexia. O más bien ciencia. En España, uno de los mayores impulsores de esta tradición fue el hombre de ciencia, Don Miguel de Unamuno, quien se carteaba con Ortega y Gasset sobre el arte de hacer pajaritas de papel y que incluyó en su ensayo Amor y Pedagogia un apéndice sobre el plegado de este material.

Y una de matemáticas. Como los pliegues no son más que cálculos de simetría que pueden ser estudiados en términos geométricos, algunos aficionados utilizan este plegado para demostrar teoremas de esta índole o para aprender de una manera más palpable la forma de resolver ecuaciones de tercer grado, lo cual es de gran ayuda para preuniversitarios. Pero la falta de conocimientos matemáticos no es un problema a la hora de crear y modelar el papel. Al menos, para José Antonio esto no supone un problema. A él los que se le resisten son los insectos, cosa poco obvia al observar alguno de sus trabajos basados en estos bichos que, en su resultado final, impacta su realismo. Y el motivo de esta dificultad reside en el empleo de hojas de papel muy finas.

Una historia secreta

Tantas veces han cruzado las aulas escolares los avioncitos y, tantas veces, zarpado los barquitos de papel el charco o río, y aún ignoramos la historia y el fanatismo que rodea el mundo del plegado. 1737 era el año en que se citaba por primera vez en Occidente, después de tantos siglos de evolución y experimentos, cómo crear cometas, barcos, navíos y pájaros mediante esta técnica. Esto en una carta fechada en Cádiz. Pero estas manualidades verían su cauce en 1878 en la exposición universal de la capital parisina donde, por vez primera en Europa, se exhibirían figuras del Origami japonés.

Para concluir, un último incentivo para aquellos poco convencidos de la utilidad de la papiroflexia. Se ha comprobado que esta técnica, al requerir mucha concentración, estimula los procesos mentales por lo que es muy beneficiario para el individuo que sufre problemas psíquicos o psicológicos, o, simplemente, estrés. Y hay más. Algunas universidades israelíes han estudiado los comportamientos de estudiantes con déficit de atención y han descubierto los beneficios del plegado de papel sobre este campo.

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