Decore su casa con muebles de los zares rusos

Decore su casa con muebles de los zares rusos

@Vanitatis.com  22/01/2008

Vivir como un príncipe es complicado, pero si la decoración ayuda podemos sentirnos un poco más cerca de la elegancia y el glamour de las viejas monarquías europeas, algunas ya extintas. Gracias a la firma Gran Casa ya es posible decorar la vivienda con piezas de inspiración palaciega cuyos originales habitan en dos grandes museos rusos: el Hermitage y el Pavlovsk. La empresa española comandada por Paulino Alonso repite de este modo la fórmula que ya puso en práctica con la colección Althorp, inspirada en muebles del palacete de la familia Spencer (la de Lady Di). Ahora apuestan por Theodore Alexander, que fue presentada recientemente en la Embajada rusa en Madrid con la presencia del primer representante diplomático del país en España.

Mesas, arcones, cómodas o escritorios inspirados en los que pertenecieron a los zares forman parte de la colección, para cuyo diseño han tenido acceso a las zonas privadas de los palacios. Todas las piezas tienen un tremendo esfuerzo artesanal tras su elaboración, y para construirlas no se ha escatimado en materiales y calidades: así, el lapislázuli, las maderas nobles o la madreperla conforman una sobria línea de muebles, que harán a buen seguro las delicias de los aficionados a la decoración más clásica.

¿Cuál es el origen de tan sofisticado mobiliario? El Hermitage tiene una historia vinculada invariablemente a la de los zares de Rusia. En 1764 la emperatriz Catalina la Grande adquirió 225 pinturas de los maestros flamencos para un museo real en lo que entonces era su nueva residencia de San Petersburgo. Hoy, casi 250 años después, las 350 estancias del palacio del Hermitage cuentan con tres millones de objetos que abarcan todo tipo de civilizaciones y culturas desde la edad de piedra hasta la época moderna.

El otro lugar donde los creadores de Gran Casa se han inspirado para desarrollar la colección es el palacio Pavlovsk, iniciado en 1777 por Pablo I como una residencia campestre. De forma circular, fue decorado siguiendo las influencias europeas a las que tan aficionados eran el zar y su esposa, la princesa María Sofia Dorotea de Würtemberg. Ahora sus muebles, al igual que los del Hermitage, pueden formar parte de la decoración de cualquier casa. Porque para sentirse como auténticos reyes no hace falta tener ningún apellido concreto.

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