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Jueves, 9 de julio de 2009

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París se rinde al embrujo de Chanel y Lacroix

Lola Loscos - 23/01/2008

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París se rinde al embrujo de Chanel y Lacroix
 Propuesta de Lacroix (pinche sobre la foto para ver el vídeo).

Christian Lacroix viaja hasta el siglo XVIII. Una colección en la que el colorido suntuoso de los trajes domina la silueta femenina se ha podido ver en la pasarela parisina. Un angel pasa, título del desfile, evoca la preferencia del diseñador por un vestuario poético con una fuerte carga espectacular en la que las faldas redondas y vaporosas vienen pintadas con múltiples rayas, manchas o bordadas con lunares gigantes, y en la que también hay lugar para cortos vestidos globo.

Mujeres como pájaros, envueltas levemente en pequeños y exquisitos vestidos de elegancia suprema, en colores muy suaves, salmón, beige y rosa, dieron el tono Chanel a la segunda jornada de colecciones de alta costura de París para la próxima temporada estival.

Del etéreo minivolante al drapeado flor hubo un paso que Karl Lagerfeld dio con suma gracia, para crear pequeñas faldas corola de rosas blancas, una de ellas conformando todo el delantero de la prenda, corta, combinada con una chaqueta de tweed negro, entallada y sujeta con tres botones. El futuro verano Chanel será corto, bastante corto, con efectos drapeados y cortina para cerrar de manera circular faldas y vestidos cortos, que permitirán exhibir más en detalle uno de los muslos.

De noche, los vestidos de gala, con abundantes drapeados y volantes y efectos de gasa, se abrirán sobre una pierna o serán parcialmente transparentes, en tules vaporosos, cuando no estén enteramente bordados de lentejuelas oro o plata. Fundamental, Karl Lagerfeld prescindió de todo tacón, a beneficio de las bailarinas, doradas o plateadas, negras, bicolores, sujetas en el empeine; enteramente bordadas de lentejuelas o ribeteadas con un pequeño volante de tul, casi siempre a juego con el vestido.

O en contraste con él, para ser, por ejemplo, de plata con la puntera en negro, pero acompañar un vestido corto de volantes de un dorado muy leve, casi platino, bordado con lentejuelas plateadas redondas y alargadas. Ocasión suprema para que Chanel mostrase una vez más su supremacía, ilustrada en esta ocasión por los delicados colores elegidos y su saber hacer al volante, trabajado a la española, drapeado, mini, múltiple, o suficientemente grande como para construir un vestido de lentejuelas y escote palabra de honor en sólo tres o cuatro volantes, alguno de ellos ligeramente acampanado.

Otro detalle esencial, para lucir como es debido estos modelos el verano próximo, el cabello será rubio de preferencia y recogido sobre la frente como una pequeña ola, con o sin diadema en su apoyo. Generalmente sobre un maquillaje de colores también muy suaves que, tendencia estival, prolongará la sombra de los ojos más allá de las cejas y, por supuesto, brillará.

Lagerfeld no sólo rindió homenaje a la fundadora de la firma, la mítica "Mademoiselle Coco", con el omnipresente recurso al calzado plano. El decorado instalado bajo una de las cúpulas del Gran Palais donde se celebró el desfile era ya un homenaje a la Señorita Coco y, sobre todo, a una de las prendas básicas que inventó, la tradicional chaqueta de twedd Chanel, con sus botones dorados y su ribeteado clásico.

Chaqueta que había sido reproducida en el centro de una plataforma giratoria hasta conformar una enorme montaña blanquecina, de cuya apertura delantera salían y entraban las maniquíes.No en balde, como recordó a Efe una de las mejores clientas españolas de Chanel, doña Ana María, Karld Lagerfeld "es el rey de la moda", "el que 'marca patrón' cada temporada", precisó su hija, Ana María Senior, visiblemente encantadas ambas tras contemplar sus bellas propuestas para el verano de 2008.

No muy lejos del gran desfile del día, en el Palacio de Tokio, espacio dedicado a la creación contemporánea, el modisto libanés Georges Chakra hizo gala igualmente de una rara y exquisita sabiduría en el arte de la alta costura. Mujeres no menos aladas, envueltas en pequeños vestidos y abundantes volantes de todos los tamaños, drapeados y plisados, vieron aquí también la luz, esta vez vestidas con colores muy vivos, inspirados en la naturaleza e, inevitablemente, en las "Mil y una Noches".

La firma Dupré Santabarbara se fue a México, con cóctel "urbano maya rock" incluido, para enviar a la mujer del verano próximo en busca del oro de los Incas, vestida de cuero, plumas y materias preciosas, sobre negro confrontado a toques de color y motivos piel de serpiente o de cocodrilo. Todo ello dentro de una compleja historia de delirio y alucinación con la que Dupré Santabarbara resucitó al dios Quetzacoatl y explorar, según contó en un texto entregado a la prensa, el adagio "matar es amar".

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