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Jueves, 9 de julio de 2009

El capitán Nemo se había alejado de tierra firme y vivía en las profundidades del mar, viendo al despertarse la armoniosa danza bajo el agua de los bancos de peces. Una vez más, la fantasía de Julio Verne podría verse convertida en realidad de aquí a poco tiempo, aunque transformada ahora en una opción para el turismo de lujo. En las profundidades del estrecho del Bósforo se está levantando, con menos expectación de la que cabría prever, un hotel que siguiendo la estela del Burj al Arab de Dubai y del Town House Galleria de Milán, aspira a colocar siete refulgentes estrellas (aunque sean de mar) en su fachada.

Los datos sobre el proyecto son por el momento escasos, aunque se sabe que su promotor, el holding Tanriverdi, planea edificar siete plantas en las ruinas de una antigua fábrica de tabaco de los años 30 en las que, además de hotel, habrá espacio para restaurantes y salas de exposiciones. Todas las habitaciones contarán con vistas directas al mar. Los propietarios han solicitado un crédito que se calcula multimillonario para costear las obras.

Será en 2010 cuando la principal urbe turca reciba de la ciudad austriaca de Linz la capitalidad europea de la cultura. Para esa misma fecha está prevista la inauguración del hotel, al cual los críticos le pronostican un dudoso éxito, habida cuenta de la escasa visibilidad en el más que transitado estrecho del Bósforo.

No se trata del primer proyecto de edificación bajo el mar. El proyecto Hydropolis, en Dubai, planea abrir 220 suites en un espacio de 260 hectáreas, lo que lo convertiría en uno de los mayores proyectos constructivos de los últimos tiempos: se le calcula un tamaño mayor al del Hyde Park londinense. Su fecha de inauguración estaba prevista para finales del año pasado, pero a día de hoy nada se sabe de su posible apertura, y en la página web en vez de clientes se busca inversores que aporten los 300 millones de libras necesarios.

Poseidon Resorts planea abrir en Fiji en 2009. Hasta allí se trasladarán las instalaciones, construidas en un 70% con cristal acrílico en Oregón, y serán sumergidas junto a un arrecife de coral. El plan de viaje incluye pasar dos noches en el hotel submarino y otras cuatro en una habitación ‘tradicional’, y el pack costará en total unos 20.000 dólares por pareja (la mitad para los viajeros solitarios). Para las empresas que busquen viajes de incentivos ofrecen un paquete para 72 ejecutivos y sus esposas por la ‘módica’ cantidad de dos millones de euros.

China tampoco piensa quedarse atrás en esta carrera. El gigante asiático levanta en Shanghai el Shimao Wonderland, perteneciente a la compañía homónima, un cinco estrellas que constará de 300 habitaciones situadas en la superficie y algunas bajo el mar. Eso sí, cuántos de estos proyectos verán finalmente la luz (aunque sea tamizada por el agua del mar) sigue siendo un misterio.

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