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Los nietos de Franco más discretos

Miriam Rubio 23/07/2008

Los nietos de Franco más discretos
 Jose Toledo, esposa de Cristóbal Martínez-Bordiu (Efe)

Quizá a lo largo de su vida se haya hablado en pocas ocasiones de cuatro de los hermanos de Francis, de Jaime y de Carmen Martínez Bordiu. Ellos son Mariola, Merry, Arantxa y José Cristóbal, los hermanos discretos de una familia que últimamente ha dado mucho que hablar, tras la confesión del menor de ser adicto a algunas substancias.

Mariola, la hermana tímida

Si hay un miembro de la familia que haya intentado permanecer en la sobra, esa es María de la O Martínez-Bordiú, la segunda hija de Carmen Franco Polo. Mariola, como acostumbran a llamarla quienes la conocen, nació en 1952 y pasó su infancia a la zaga de Camen, la hermana mayor, que había nacido tan sólo un año antes y que ya había tenido tiempo para convertirse en la reina de la casa. Pero dicen quienes la han tratado de forma asidua, que lejos de importarle estar en un segundo plano, esto le sirvió para sentirse más cómoda ya que era mucho más tímida que Carmen.

Con el paso de los años la cosa no ha cambiado. En 1974, habiendo finalizado la carrera de arquitectura –aunque nunca llegaría a ejercer- se casó con Rafael Ardid, con el que continúa su matrimonio y con el que tiene tres hijos, Borja, Jaime y Javier. Pese a su carácter menos dado a la exposición mediática, Mariola se enfrentó a su padre, el marqués de Villaverde para casarse con Rafael. Hasta tres veces aplazaron la boda, y a la cuarta se casaron en la capilla de El Pardo con toda la pompa y el boato de que disponía la familia en estos últimos días del dictador. La boda de Mariola fue la última de un nieto a la que asistió el dictador.

El yerno de Franco no veía con buenos ojos al joven, que era hijo de un coronel republicano y que, además, había sido condenado a trabajos forzados. Claro que esto a Mariola no parecía importarle. Ella no se había quedado quieta durante sus años de universidad. Según cuenta Paloma Barrientos en Carmen Martínez Bordiú, a mi manera, María de la O corrió delante de los grises durante su época universitaria y su hermano Francis, en un intento de enfadarla, la llamaba ‘la roja’.

Sea como fuere, nunca le gustó la prensa. Desde su infancia, sus apariciones públicas son muy escasas y pasa la mayor parte del tiempo en su casa de las afueras de Madrid, donde tienen establecido el domicilio familiar que ha estado ocupado por sus hijos hasta el matrimonio de los dos mayores, que abandonaron el nido tras pasar por la vicaría. Precisamente fue en la boda de Jaime, el mayor de sus hijos, hace ahora cuatro años, cuando su discreción estuvo a punto de irse al traste porque su niño había vendido la exclusiva de la boda a una revista. Llegó a tiempo, y finalmente la cosa quedó en la intimidad del Pazo de Meirás.

El bautizo de su primer nieto, aunque igual de discreto, levantó la polémica, o más bien, fue Jaime, el benjamín de los nietos de Franco, el que emitió una crítica al negarle la invitación al evento familiar a su novia, Ruth Martínez.

Merry, la bohemia y viajera hija de Carmen Franco

Es la cuarta nieta. Nació en 1956 y, a pesar de ser la nieta rebelde, fue siempre la preferida del abuelo, de la misma forma que Carmen lo fue de su abuela. A los 25 años escribió su propia biografía para la revista Diez Minutos contando intimidades como sus escapadas, que volvían locos a los escoltas encargados de su seguridad, o sus amores de juventud. Parte de ese carácter rebelde se vio reflejado en su decisión a casarse con Jimmy Giménez-Arnau, un periodista y escritor que al igual que Ardid no era bien visto por el que luego sería su suegro. Aún con esas, la boda se celebró en el pazo de Meirás, el lugar elegido, precisamente para la boda de Leticia, la única hija de la expareja para celebrar su boda el próximo mes de agosto, siempre y cuando grupos y asociaciones que están en contra de que el recinto continúe siendo propiedad privada, se lo permitan, porque amenazan con recibir a los invitados con pancartas y cerrando el paso. Decía Jiménez-Arnau a Vanitatis.com en mayo que no entendía esa insistencia de la madre por “volver al lugar del crimen”, en referencia al famoso pazo. “Si ella se casó conmigo en el pazo y salió como salió, para qué repetir la historia” comentaba el periodista.

Tras su matrimonio con Jimmy, residió durante un tiempo en España, hasta que se enamoró de Greg Tamler -con quien acabaría pasando de nuevo por la vicaría y de quien posteriormente se divorciaría- y se mudó a Estados Unidos. Según cuenta Barrientos, durante aquella época sólo regresaba a España para solucionar las complicaciones que iban surgiendo, una para desmentir el bulo que afirmaba que mantenía una relación con Felipe González, y las demás para aclarar las cosas con Giménez-Arnau, que dice afirmaba que no le permitía acercarse a Leticia.

Actualmente reside de forma esporádica en una casa de Carmen Polo, aunque antes pasó por Canarias, las islas vírgenes amén de la Florida norteamericana. A pesar de su opción de no darse a la vida pública, a buen seguro la volveremos a ver en la boda de su hija.

José Cristóbal, el militar que decidió dejar de serlo

El quinto de los hermanos Martínez-Bordiu Franco se inició en la carrera militar pasando por el cuartel general del ejército en Zaragoza. Y llegó a ser teniente, aunque dejó las fuerzas armadas, de haberse mantenido hubiese sido el segundo general más joven de la historia, sólo precedido por su propio abuelo. Y dejó el ejército, según sus propias palabras "porque el uniforme me hacía cara de gilipollas". Durante su estancia en Canarias, llevando aún el uniforme, la desgracia se cebó con él. La mala suerte hizo que Cristóbal atropellara a un peatón que cruzó por un lugar indebido la calzada. El hombre fallecería a las pocas semanas del accidente.

Algún tiempo después de este incidente, se casó con la presentadora y modelo Jose Toledo, que a pesar de su popularidad, ha mantenido un estricto control de su intimidad, es por ello que la pareja y sus dos hijos no son dados a las grandes fotos y cuando hay algún photocall al que deban asistir es la presentadora la que se expone ante los focos y Cristóbal se mantiene en un segundo plano. La pareja, que continúa con su unión hasta el día de hoy, contrajo matrimonio por lo civil en Nueva York, algo que causó las iras del Marqués de Villaverde una vez más por parecerle poco decoroso que un nieto del dictador se casara sólo por lo civil.

En la actualidad, el joven al que llamaron la “nueva salvación de España” cuando ingresó en el ejército lleva una vida tranquila alejada de la vida pública con su mujer y sus dos hijos en su domicilio madrileño.

Arantxa, un amor de juventud y una vida tranquila

La última de las chicas de las hijas del marqués de Villaverde ha seguido el ejemplo de sus hermanos mayores y se ha mantenido al margen de los círculos mediáticos. Su carácter introvertido quizá tenga que ver con su posición ante la vida pública. Tal y como reproduce Barrientos en su obra, le contaba una de las monjas teresianas que la conoció durante sus años escolares que Arantxa “era muy retraída, poco habladora” y que cuando le preguntaban su nombre respondía que era “Arantxa Martínez, obviando el resto”.

Finalizada esa época y tras pasar por las manos del doctor Benito Vilar-Sancho para hacerse algún que otro ‘retoque’ en la nariz, los pómulos y la barbilla, se convirtió en pareja de Alfredo de Ungría, hasta que descubrió sus sentimientos hacia su primo, Alejo Martínez-Bordiu, que hasta entonces había sido su hombro para llorar.

A pesar de lo que costó que las familias dieran su visto bueno por ser primos carnales, tras un largo noviazgo, por aquellas vueltas del destino, algún tiempo después la pareja se separó. Arantxa rehizo su vida y se enamoró del abogado Claudio Quiroga, con quien contrajo matrimonio en 1996. Pero el capítulo del primo le costó más de un disgusto a su padre. Lo mismos quebraderos de cabeza que tendría con el pequeño de la familia, Jaime, pero de él hablaremos más adelante.

Capítulo 1. Los Franco, ¿Una familia rota?

Capítulo 2. El otro Francisco Franco

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